Capítulo II

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Leo se acomodó en la butaca del avión intentando alejar esos pensamientos de su cabeza, todo estaba en su mente tan fresco como si sólo hubiera pasado un día.
Miró su teléfono celular y descubrió un mensaje de su adorado amigo:
“ ¡Buen viaje!¡ Estudia mucho!”
Su ánimo cambió inmediatamente, de pronto se encontraba demasiado enojado, ¿Cómo una persona con la que había pasado tantas cosas, podía enviarle ese mensaje predeterminado?, ofuscado solo contestó con un stiker.
No pudo evitar recordar ese primer beso que se dieron, hace casi un año atrás. Después de que Leo sintiera los labios de su amigo sobre los suyos, una sensación diferente había invadido por completo su cuerpo. Primero porque nunca se había imaginado compartir un beso con él y segundo porque este no fue lujurioso ni pasional, sino dulce y sentido como si quisieran nunca dejar de hacerlo, como si hubiera esperado mucho tiempo para poder cumplir ese objetivo. Duró más o menos un minuto y cuando se alejaron, los ojos de ambos se encontraron. Los de Max brillaban innegablemente y los de Leo aún estaban sorprendidos.
-Perdón, pero no pude evitarlo- dijo el mayor.
Y se acercó nuevamente a su compañero. El beso que siguió, no fue tan dulce cómo el primero, estaba cargado pasión, Max mordió el labio inferior de Leo lo que provocó que este abriera su boca permitiendo la intromisión de la lengua de su amigo, ambos disfrutaron el contacto de una forma inimaginable. Se separaron momentáneamente para recuperar el aire y se unieron nuevamente, esta vez fue la lengua de Leo la que inició la proeza, no solo sus labios eran los que estaban juntos, sus cuerpos se tocaban, se acariciaban, se sentían, tanto que ambos tenían una erección.
El calor de sus cuerpos, los llevó a besarse cada vez más y más, hasta que la mano del pelinegro se coló por abajo de la remera del otro chico, que abrió sus ojos repentinamente y alejó un poco a su amigo, quien con su mirada parecía pedirle permiso para seguir con su trabajo. Aunque Leo lo había dudado, asintió suavemente a su compañero dándole la aprobación que le falta. Ya habían llegado hasta ese punto, era demasiado difícil abstenerse.

Simplemente amor BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora