Capítulo VI

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El jet-lag le había servido de excusa para dormir casi por dos días seguidos, pero la verdad era de que por fin descansaba tranquilo, sabía que no tenía que fingir con su amiga, y esperaba que este cambio sea lo que necesitaba para curar su corazón.
Mía para obligarlo un poco a levantarse, pidió pizza y compró varias botellas de cerveza, se debían una buena borrachera. En pijama y en la sala, se sacaron una selfie para Instagram y la subieron a sus historias. Cuando recién empezaban a sorber el segundo vaso de la bebida, los ojos de Leo se tiñeron de rojo y sus lágrimas empezaron a brotar. Se abrazaron fuertemente y la muchacha empezó a acariciar su espalda de forma dulce y constante.
-Sabes- dijo su amiga- en esta casa, a mi lado es territorio seguro, puedes contarme lo que quieras o no contarme nada, yo jamás me enojaría contigo.
El joven miró a Mía, ella era increíble, abrió su boca para decir:
-Me rompieron el corazón, ese estúpido me engaño, nunca tuve una relación seria con alguien por miedo a que me traicionaran y con la única persona que lo hice, se burlo de mí- una lágrima amarga rodó por la mejilla de Leo, y prosiguió hablando – En la reunión para presentar el proyecto se presentó con novia y todo. Es un malnacido, no puedo entender, la noche anterior estaba durmiendo en mi cama y la habíamos pasado genial. No entiendo nada.- Terminó de desahogarse.
Leo le contó todo a su amiga, como con Max habían pasado unos meses espectaculares juntos, habían salido a citas, cocinaban, compartían ropa, se preocupaban el uno por el otro, se mandaban mensajes diciendo ¡Buenas noches! Y ¡Buenos días!, las pocas veces que no amanecían uno al lado del otro.
Mía le preguntó si lo había notado raro, o si tuvieron una pelea en algún momento. Entonces el joven le contó que solo habían discutido una vez, y que se había solucionado muy pronto.
Estaban abrazados en la cama, tenían poco tiempo antes de empezar a  prepararse para ir al trabajo, cuando Leo tomó la iniciativa y empezó a acariciar los muslos de Max, pasó su mano por su pene que empezaba a reaccionar, y siguió pasando sus dedos por la longitud completa, dando pequeños y suaves toques en la punta del miembro, un leve sonido se escapó de la boca del mayor. Con su dedo índice esparció el liquido que brotaba tímidamente, y bajó por la cabeza rodeándola por completo, siguió por el tronco, mientras notó una pequeña convulsión en su compañero, lo que le pintó una sonrisa en sus labios.
Siguió dando toquecitos en cada uno de sus testículos y frotó apretando suavemente el perineo del joven, siguiendo movimientos ascendentes y descendientes, se acercó un poco al rostro de su amigo y le lamió los labios, se besaron, probándose por completo. Cuando el beso se tornó más pasional, un dedo bajó a la entrada de Max, y comenzó a acariciarla, como los jadeos se intensificaron, Leo su dispuso a introducir su índice en aquel lugar, apretó para ingresar y su amigo lo detuvo, le quitó la mano con fuerza, se levantó de la cama.
– Se nos hace tarde, debemos ir al trabajo.

Simplemente amor BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora