Capítulo 5

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Tahiel

- ¿Conseguiste dónde vivir Tahiel?
- Si, un estudiante me ofreció un lugar
- ¿Quién?
- ¿Tienes novia?
- Ya cálmense
- Pero dinos - Dijeron Dilan y John al unísono.
- Tengo que preguntarle si puedo hablar sobre ella, no quie...
- ¡Te lo dije! ¡Vives con una chica!
- ¿Puedes dejarme hablar?.

Estaban llevándome al límite, hacían preguntas sobre con quien me había mudado y yo no les quería decir que con Deva, ya que ella me pidió que respetará su privacidad, y que por el problema con Cardly no quería que esto se expandiera más.

- Ella no quiere que les cuente por un problema que tuvimos con un maestro
- Ajá - Soltó Dilan en tono escéptico.
- No te creemos, se me hace que son pareja - anunció John.
- ¿Saben qué? Piensen lo que quieran, yo me largo - Y eso hice, tomé mis cosas y fui a deambular por la universidad ya que no tenía nada que hacer hasta dentro de una hora y media.

Subí al ascensor, al quinto piso y luego me dirigí a los laboratorios, buscando a la chocolata; en la mañana la noté algo extraña, supuse que era por lo de noche anterior. Unos seis minutos después la vi sentada al borde de su cama jadeando, así que me preocupé y me comentó que le dolía mucho el pecho; insistí en que no fuera a la universidad ese día pero no logré convencerla, así que quería asegurarme de que se sintiera bien.
- ¡Chocolata!
- No me digas así - bufó
- Jeje ¿Cómo te sientes?
- Solo una presión
- ¿Segura?
- Si pejelagarto - Soltó una pequeña risa. Me encantaba oírla reír o hablar.
- ¡¿Tahiel?! - Gritó Dilan
- ¿Eh? - Deva se asustó un poco y por inercia o instinto pusó sus manos en su pecho izquierdo.
- ¿Estás bien? - Dije preocupado por Deva, sabía que cualquier cosa que la alterará podría causarle mucho daño, o inclusive, al hospital.
- Si si... tranquilo... - Jadeo un poco.
Sin pensarlo dos veces, la abracé.
- ¡¿Tahiel qué diablos haces?! ¡¿Acaso no sabes quien es ella?!
- Si lo sé - murmuré, para que luego Deva enterrarse su cabeza entre mi cuello y hombro.
Habían pasado tan solo cuatro días desde que nos conocimos, ya teníamos confianza, por el hecho de que la llevé a hasta su cama en la noche y un pequeño momento que compartimos en la mañana.
- Gracias... - Dijo Deva en un tono suave y calmado.
John me agarró del brazo y trató de alejarme de Deva, cedí únicamente para no hacerle daño o provocar que se tropezara.
- ¡Te veo después Chocolata! - Dije alzando mi mano mientras John y Dilan me tiraban lejos.
- Claro pejelagarto - Soltó una risita y sonrío causando que se le notarán unos pequeños hoyuelos, creo que se me iluminaron los ojos y que los chicos lo notaron porque Dilan me dio un golpe en el abdomen.

Nos subimos al ascensor mientras ellos me daban un sermón más extenso que la biblia multiplicada por sesenta.

- ¡TARADO!
- ¿Te das cuenta de lo que haces? Si a Deva no le gusta algo de tu conducta y decide irse de la universidad, TODOS ACÁ NOS QUEDAMOS SIN UN LUGAR DONDE ESTUDIAR.
- ¿Por? - Cuestione, no entendía el por qué de sus quejas.
- Al rededor del ochenta y cinco porciento de la reputación de esta universidad depende de ella.
- Sigo sin entender...
- Es la alumna más inteligente de la universidad - aclaró John - Es por ella que esta universidad es considerada prestigiosa; hace un año ella quiso cambiarse de universidad, pero le dijeron que le darían medio millón de dólares si no se iba, así que se quedó.

Bueno, estoy agradecido con que ellos le ofrecieran ese medio millón, ya que si no fuera por eso, posiblemente nunca la hubiera conocido.

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Me levanté de mi cama y fui hasta la habitación de Deva, toqué la puerta y esperé a que me abriera. Una vez dentro, me acerqué a ella y la abracé.
- ¿Por qué llorabas anoche?
- ¿Cuándo?
- Cuando te fui a acostar, a los minutos te escuché despertar y llorar
- Bueno... tu habitación...
- ¿Hum?
- Yo... yo la tenía "reservada" para mis futuros hijos... - hizo unas comillas con sus manos.
- Oh...

Me sentía increíblemente mal por eso, llevábamos casi nada de conocernos, pero ya era capaz de entender lo importante que es para ella formar una familia y el tremendo dolor que le causaba saber que era casi imposible, solo quería ayudarla a conseguir una familia, pero no éramos un matrimonio, y aunque lo fuéramos, su enfermedad no cambiaría ni le tendría piedad.

Es horrible verla sufrir, es horrible verla de ese modo y no poder hacer absolutamente nada para poder ayudarla, es horrible la impotencia que siento, es horrible...

Más Que La EnfermedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora