Capítulo 20

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Deva

Desperté con Tahiel a mi lado y todas las sábanas en el suelo.

Me dolía un poco la cabeza pero era soportable.

Me acosté de espaldas y puse las manos en mi vientre; fantaseaba con el momento en el que, al hacer esto, sentiría pataditas y movimientos de mi bebé.

Tenía mucha hambre y pocas ganas de despertar al chico a mi lado y bajar, así que llamé a servicio al cuarto para que nos llevaran el desayuno.

Hacía demasiado calor por lo que ate mi cabello un bollo y fui a lavarme la cara. Mientras me secaba, miré al espejo y comencé a recordar todo lo que había pasado la noche anterior, toda la discusión con Héctor, él siempre parecía querer tener el control de las vidas de los demás, incluso en los temas más sencillos.

Volví a la habitación y el chico seguía durmiendo, me senté en silencio a su lado, simplemente contempladolo y preguntándome si nuestro hijo se parecería a él.

Unos diez minutos después de llamar, llegó un chico con los dos desayunos.

Pasó, dejó las cosas y tuvimos una pequeña plática agradable y luego se fue. Le eché un vistazo al desayuno y se me hizo agua la boca; eran unos panqueques con muy buen aspecto, dos platos con distintas frutas y una taza con café y otra con un batido de frutos rojos.

Fuí a la habitación y me acosté junto al chico.

-Hey... Amor. -susurré pasando mi mano por su cabeza.

Comencé a darle pequeños besos por la línea de la mandíbula.

-Tahi... -susurré.

Lo escuché reír de forma suave.

-Buenos días, preciosa. - se volteó hacia donde me encontraba. Noté como le brillaban los ojos.

Comenzó a repartir besos por mi cara hasta que llegó a los labios, me tomó por las caderas y me subió a su cuerpo. Sentí como acariciaba mis muslos con sus pulgares. A los segundos me despegue de su boca, nos miramos a los ojos por unos cuantos segundos y volvimos a besarnos.

-No podemos. -dije contra sus labios.

-¿Por qué? -nos separó y miro curioso.

-Ayer, la doctora dijo que el embarazo es de alto riesgo ¿Recuerdas? No podemos. -noté algo de tristeza en su rostro.

-¿Podemos al menos seguir en lo que estábamos y no pasar de ahí? -sus manos seguían firmes en mis piernas, aunque su tacto se sentía suave y amoroso. No dije nada, me límite a poner mis manos en su cabeza y besarlo.

Seguimos así por algunos minutos, después él seguía sentado en la cama, yo seguía ahí pero esta vez tenía la cabeza apoyada en su pecho, solo conversamos.

-Hace un rato trajeron el desayuno, ¿Vamos? Debe estar enfriandose.

-¿De verdad? Pensé que este era el desayuno. -dijo pasando sus dedos por mis labios. No pude evitar sonreír.

Estábamos en la mesa comiendo cuando me llegó un mensaje de Dian.

Diantha (⁠◕⁠દ⁠◕⁠)


Hola Dev, cómo estás?


Hola, bien y tú? Qué es este milagro
que despertaste temprano, jajaja.


Ruud me obligó la verdad, de ser por mí seguiría durmiendo :(

Más Que La EnfermedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora