Capítulo 18

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Deva

Ya era veintisiete de mayo, acababa de cumplir los veinticinco, la edad que tenía Tahiel cuando nos conocimos.

Él estaba dormido a mi lado, en unas horas debía salir hacia Utrecht pero más importante, en tres horas vería a mi bebé por primera vez, con cuatro semanas y media.

Cuando desperté, Tahiel estaba dormido a mi lado, tenía la piel fría, así que lo tapé un poco antes de levantarme con cuidado. Fui a su cuarto a cambiarme de ropa, cuando terminé, él estaba despierto, cuando volteó a verme no dijo nada, solo me abrazó, hice lo mismo y acaricié su cabeza, la cual estaba apoyada en mi hombro; no había tenido una buena, a decir verdad, ninguno de los dos había tenido una buena noche, estábamos ansiosos por ir al médico, intentamos dormir, pero no lo conseguimos completamente, Tahiel se despertó muchas veces en la noche, paseó por todo el departamento en silencio, pensé que quebraría otros vaso pero no fue así. Yo no estaba mejor, me había sentido mal casi toda la noche, estaba mareada, me dolía mucho la cabeza, Tahiel insistió en que fuéramos al médico, pero yo le decía que no era necesario, ya que no me sentía tan mal y de igual forma iríamos en la mañana. Estaba muy preocupada, desperté varias veces llorando y estando sola.

Tahiel dejó de abrazarme y me besó en la frente, sonreí y fue a vestirse, en silencio.

Comencé a buscar unos papeles médicos para ir al hospital y también tomé mis maletas para dejarlas en el living para tenerlas a mano cuando tuviera que salir.

Fui a preparar el desayuno, cuando mi esposo terminó de vestirse se acercó a mí y me ayudó a cocinar.

Desayunamos mayoritariamente en silencio, hasta que Tahiel notó que yo no estaba comiendo.

—Dev, ¿Estás bien? ¿Qué pasa? —Dejó su plato un poco hacia el lado y tomó mi mano, la cual se encontraba sobre la mesa.

Asentí, me sentía algo mareada.

—No tengo hambre, es todo.

Tahiel me miro, se veía incrédulo, él sabe que no me siento bien.

Al rato se puso de pie y retiro los platos, me levanté a ayudarlo, pero él dijo que mejor me asegurara de que todo estuviera listo para el vuelo.

Estaba nublado, parecía que estaba por llover, lo cual era anormal teniendo en cuenta de que estábamos en primavera.

Verifiqué que todo estuviera en su lugar.

No sé porqué me sentía algo sola, no tenía ánimos de nada, quería acostarme y no levantarme en todo el día.

Fui a mi cuarto y me senté en la cama, me quedé mirando la ventana por un largo rato hasta que Tahiel llegó y se sentó a mi lado. Estaba callado, creo que el sentimiento de soledad era mutuo. Mis manos estaban frías, él lo noto.

—¿Qué pasa? — Me rodeó con el brazo y puso su mano sobre las mías.

—Estoy cansada, es todo. — dije con la mirada perdida.

—Deva, te conozco ¿Qué pasa?

Mire su mano y pensé en su pregunta.

—¿Puedes ir a Utrecht conmigo?

Tahi no dijo nada, sólo me abrazó y me dio un beso en la cabeza.

Las lágrimas simplemente surgieron, me sentía agotada, los malestares por el embarazo me agotaban, me sentía enferma todo el tiempo, no podía concentrarme en clases y sin Lily, quién había estado faltando por sus problemas personales, se me hacían eternas, el trabajo me tenía harta y en las prácticas me cambiaron de grupo por los problemas y retrasos que tenía, ni siquiera pude conocer a mi grupo. Estudiar en casa no era mejor porque tenía que estar al pendiente de Aston y hacer el resto de cosas para que el departamento no se volviera un chiquero. Tahiel me ayudaba mucho, se lo agradezco, me hubiera vuelto loca de no ser por su apoyo y comprensión, pero aun así el cansancio me superaba.

Más Que La EnfermedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora