Capítulo 7

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- ¡¿Qué carajos?! - Grité fuera de sitio al ver como Tahiel estaba recostado junto a mi en mi cama abrazándome por la cintura.

Él se sentó inmediatamente en la cama muy asustado.
- ¡¡¿Qué pasó?!!
- "¿Qué pasó?" ¿Cómo qué "Qué pasó"? ¡¿En serio lo preguntas?!

Sus mejillas se tiñeron de un carmesí intenso y bajo la vista hasta sus manos.
- Yo... perdón...- Susurró bajo - Yo... me sentí culpable por... por no darme cuenta de que no estabas y... - arrastró todas sus palabras para luego quedarse completamente en silencio.
- ¿Y? - Cuestione irritada - ¿Y luego qué?.
- Las noticias... hay un... han habido muchas desapariciones... día, noche... todas las víctimas desaparecen en un momento en el que están solos... no se dejan rastros...
- ¿En serio crees qué te voy a creer eso?- Cuestione irónica alejándome de él pero sin salir de la cama.
Yo tenía todo mi pijama puesto, y él el suyo.
- Devie lo digo en serio
Devie...
- ¿Sabes...? Velo por ti misma - Dijo justo antes de levantar su teléfono que yacía en el suelo junto a la cama.
Me mostró las noticias donde indicaban lo que él anteriormente había mencionado.
- El pasado viernes, se reporto la desaparición de una joven, se trataba de Lara Lopez, quien con apenas diecinueve años de edad, desapareció sin dejar Rastro. "Ella había salido a comprar, la tienda no quedaba a más de tres cuadras de la casa, pasaron como diecisiete minutos y la llamé para saber como estaba y por qué se tardaba, aunque ella no contesto, así que fui a la tienda para asegurarme de que estuviera bien, pero cuando llegué ella no estaba, pregunté a los dueños del local y dieron que ella se había ido hace ya varios minutos" Declaró la hermana mayor de la víctima. Ella denunció la desaparición, lo que dio pie para que más personas reportarán las desapariciones de sus seres queridos.
Se dice que las desapariciones no siguen un patrón, ya que la gente sólo sale de sus hogares para realizar algún tipo de actividad cotidiana y no vuelven.
Las desapariciones se centran principalmente en la ciudad de Ámstia, Autoridades recomiendan tener extremo cuidado al salir y piden por cualquier información que se pueda obtener - El hombre terminó de hablar y yo le di el teléfono a Tahiel, pude notar que estaba temblando un poco y el miedo era evidente.
- Yo... luego de ver las noticias me pregunté si es que estabas en clase, vi tu horario y ayer no tenías clases nocturnas, te llame muchas veces pero no me contestaste... así que me asusté, fui a la universidad y me dijeron que los de tu clase habían ido a los hospitales, fui a todos y pregunté por ti hasta que te encontré... - La voz se le quebraba en varias ocasiones, lo cual me parecía raro, nunca me había mostrado esa parte tan protectora de él.
No pude hacer algo más si no abrazarlo con fuerza, él correspondió al abraza y soltó un pequeño sollozo.
- La idea de que te pudo haber pasador algo... es horrible... tengo miedo... miedo de que algo te pase Deva...
No pude decir nada, me quedé en silencio procesando las palabras del chico.
- Gracias... - Dije en un susurró casi inaudible.
- ¿Sabes?... se que... bueno... no se si es porque me gustas y estoy increíblemente perdido por ti o por como me trataste desde que nos mudamos juntos... pero nunca me había preocupado tanto por alguien... - Soltó una risa nerviosa, pude sentir como mis mejillas se calentaban.
- ¿Por eso dormiste conmigo? - cuestione divertida.
- Antes de dormirte, dijiste que tenías mucho frío, así que te tapé, me fui de tu cuarto, me duche y cuando volví para asegurarme de que no necesitabas, ya estabas dormida, yo igual tenía mucho sueño y tú te veías hermosa, y pensé "¿Estará bien si me acerco para verla mejor?" Una parte de mi dijo que si y la otra dijo que no. Terminé acercándome a ti para luego ir a mi cuarto, pero no se en que momento terminé acostado a tu lado, solo recuerdo que estaba muy nervioso y luego quedarme dormido contigo - Esto último lo confesó en un balbuceo, se me hacía tan tierno, quería besarle ahí mismo, pero sabía que no era apropiado, así que me contuve.
Volví a recostarme en la cama donde nos encontramos, no mencioné nada, estaba mirando el techo con mis manos sobre mi abdomen tratando de retener una estúpida sonrisa.
Tahiel se acercó un poco a mi, lo miré dándole a entender que podía acostarse.
No dijo nada por un largo tiempo hasta que preguntó algo que me dio escalofríos del miedo.
- ¿Hoy no tienes clases?
¡Carajo! Lo había olvidado, en pánico me levanté, revise mi calendario y para mi alivio no tenía clases hasta las diez de la tarde. Volví a la cama y me recosté junto al pelinegro que yacía a mi lado.
- ¿Dónde querías llevarme anoche? - cuestione recordando lo sucedido en la madrugada.
- Eso... no es importante
- Vamos ¡Dime!
Suspiró y luego acario mi mano - ¿Tienes algo que hacer hoy?
- Nop, absolutamente nada
- Bien, entonces iremos a un lugar
- Emmm... claro - Respondí para luego regalarle una sonrisa amable.
Nos sentamos y él me quedó mirando un poco, lo miré y así nos quedamos unos segundos hasta que se pusó de pie y salió de la habitación.
Me quedé ahí, sentada en mi cama, sola, con el chico que me gustaba al otro lado del pasillo cuando minutos antes me había confesado su enamoramiento.
Tomé unos jeans, un top negro y un vestido para luego dirigirme a la habitación del chico. Golpeé la puerta y él me abrió.
- ¿Cuál es más apropiado? - Consulté con el conocedor del sitio al que iríamos.
- Este - Respondió Tahiel señalando el jeans y el top - y te aconsejo llevar algo para que te abrigues, por las tardes comienza a hacer frío y dudo que el top sea suficiente.
- De acuerdo, gracias - Dije para luego salir de la habitación e ir a la mía para cambiarme.
Unos quince minutos después, me encontraba en la cocina preparando el desayuno, Tahiel comenzó a poner la mesa y a llevar la comida, pero, en lugar de sentarnos y comer, nos quedamos parados frente a frente sin motivo alguno, en un momento pusó su mano derecha sobre mi mejilla y con la izquierda agarrarme de la cintura, así dejándome a escasos centímetro de él. Puse mis manos en su nuca, dejando nuestras bocas a milímetros, creí que me besaría, pero no lo hizo, solo quise quedó mirándome y haciendo una ocasional presión en mi cintura para luego soltarme. Yo no quería pero igualmente lo hice.
Nos sentamos y comimos en silencio, pero noté que no despegaba su vista de mí, creí que era por la ropa, él pareció darse cuenta de lo que creía y comenzó a mirar su plato.

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