Tahiel
La actitud de Deva se me hacía muy extraña, pero culpe al hecho de que acababa de dar a luz y no podía estar con su bebé.
Las visitas solo podían estar hasta las seis de la tarde, para ese momento ya eran las siete, tenía que quedarme para poder llevar a Anabella a casa. Mi trabajo me exigía ir a la oficina solo tres días a la semana, por lo que no tendría problemas en cuidar de ella hasta que dejaran a Dev salir del hospital.
Estaba fuera del cuarto esperando a que terminaran de hacerle unos exámenes. Unos minutos después los médicos salieron y me dejaron entrar.
—¿Todo bien? —pregunté.
—Estoy muy cansada, pero es todo, quiero irme —guardó silencio mirando sus manos —. Antes de irte con la pequeña, ¿puedes venir para despedirme? Prefiero que no venga los próximos días ya que se puede enfermar y cosas así. No quiero que se enferme.
—Te va a extrañar mucho, ocho meses contigo y de un momento a otro las separan.
Guardó silencio un par de segundos.
—Yo también la extraño. —respondió finalmente con la mirada perdida y las manos sobre su abdomen.
Debo admitir que había algo en su forma de comportarse que me seguía haciendo ruido, no paraba de pensar en eso, pero, de nuevo, lo atribuí a todo lo pasado.
—Me molesta no haber estado contigo cuando la bebé nació, me arrepentiré toda la vida por eso.
—No fue muy agradable, por así decirlo; sentía que me iba a morir, cuando nació se la llevaron y me desmayé casi automáticamente.
Pasó una hora y media cuando llegó una médica con la pequeña en brazos; dijo que ya estaba lista para irse, solo hacía falta firmar algunos documentos y estábamos libres. Mientras yo me encargaba de eso, Deva vistió a la pequeña con ropa abrigada y le dio pecho, antes de eso se había extraído leche para que la pequeña pudiera tomar por los cuatro días que estarían separadas. Cuando volví, la bebé se había quedado dormida acostada sobre el pecho de mi esposa, ella le daba pequeños besitos en la cabeza mientras acariciaba sus manitos.
—¿Hablaste con Lily?
—Intenté llamarla pero no contesta, dijo que se quería ir un par de días y que volvería un día antes del parto, o sea mañana. Le mandé una foto pero no le ha llegado. ¿Tus padres van a venir?
Esa pregunta me hizo sentir mal, no creía que tener a mis padres cerca, al menos los primeros días, fuera una buena idea.
—No vendrán hasta dentro de una semana. —no quería dar muchos detalles.
—¿Pasó algo? Estaban muy ansiosos por conocer a la pequeña.
Suspiré pensando en la mejor manera de explicarle lo que había pasado unos días antes.
—Yo... no creo que sea una buena idea que estén aquí mientras te sigas recuperando. Les dije que la bebé saldría del hospital en una semana, entonces que mejor vinieran ese día.
—¿Por qué no sería bueno que conocieran a su nieta?
—Hace unos días, los llamé, estábamos hablando, preguntaron por ti, por la bebé y después de un rato colgaron, o eso pensaron, yo no podía porque tenía las manos sucias, entonces les pedí que lo hicieran ellos, supuestamente lo hicieron pero los seguía escuchando. Dijeron que eras una gran mujer pero que no confiaban en tus habilidades para ser madre por como fuiste criada, que al no tener un ejemplo tendrías muchos errores y la bebé no estaba del todo bien contigo, mi padre dijo que cuando vinieran no te iban a dejar estar sola con la bebé por miedo a que hicieras algo que la lastimaras de algún modo —su mirada estaba perdida —. Si ya estás muy delicada por tu estado y aún tienes que acostumbrarte, no creo que sea una buena idea tener sus comentarios y actitudes cerca en los primeros días. También hablaron de mi, que soy demasiado sensible para criar y que no lo haría bien, eso me molesto, prefiero tenerlos lejos aunque sea la primera semana para que luego se acerquen.
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Más Que La Enfermedad
RomanceAVISO: Estos sólo son borradores, no es material terminado ni perfecto. Gracias por la comprensión :). Según la medicina, el corazón es un músculos con cuatro cavidades principales cuya función básica es bombear sangre al resto del cuerpo. Según la...