CAPÍTULO 15

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PARTE I

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PARTE I

Tipo de narrador: tercera persona.

El mundo gira alrededor del caos y la penumbra, donde la gente se traiciona, miente, peca y mata, algunos corren con la suerte de sobrevivir ante el castigo y a otros... solo les queda pagar con la desdicha del karma.

Y mientras Judah piensa en la caída de las nórdicas, se encamina junto a sus tropas para lo que será la cacería de muchos delincuentes, Hela disfruta del sabor del pecado con alguna extraña de una noche mientras planea lo que hará para destruir a sus enemigos que la asechan desde la oscuridad.

Ninguno de los dos sabe que su peor enemigo se puede encontrar durmiendo en la misma cama, compartiendo el mismo placer, que, a pesar de las advertencias, seguirá siendo un pecado prohibido del que disfrutarán siempre cada que colisionen como dos tornados en medio de una tormenta.

—El cupo de invitados alberga a más de setecientas personas, cercanas a las mil, quiero el plan trazado a la perfección, no notarán que estuvimos aquí—Judah les informa a sus reclutas que conforman la escuadra X-003, McCall, Risen, Hamilton (quién fue integrada a la misión por órdenes de arriba), entre otros más y al agente Watson, mando mayor y jefe de la escuadra Y-094.

—¿Qué tal me queda este atuendo? —Hela le pregunta a Nótt mientras se observa frente al espejo embelesada por su propia figura, saca su cuchillo mientras lo pasea lentamente por su cuello sin llegar a lastimarse, baja por su escote entre el valle de sus senos y termina en su ombligo adornado por otro de sus piercings recientes.

Y es que, en este mundo, no existe gente cuerda o sensata.

—Luces de infarto, nena—Alena le responde en lugar de la morena, pero, siendo sinceros, ¿Quién no estaría encantado con ella?

Todo le luce bien a Hela debido a sus grandes dotes de belleza y seducción, a pesar de que muchos piensen que su atractivo mayor son sus ojos, se equivocan, porque si la pones ante la luz entre tantos, ella sobresaldrá por el pelo color oro que brilla con intensidad, sedoso, ondulado, atrayente, que cualquiera envidiaría, como el de una princesa en un cuento de hadas, como el de una diosa en la mitología antigua.

—Es hora—anuncia Chiara entrando por el ascensor del pent-house.

Las nórdicas comparten una última mirada de código de mujeres antes de emprender camino al nuevo lugar que será cómplice de muchos acontecimientos en el futuro, un lugar entre tantos de la ciudad del pecado.

—Llegó el momento—Bess anuncia por su auricular mientras los demás reciben la orden.

Se encuentran en la edificación de al menos 60 metros de altura y amplia extensión que se abre ocupando toda la cuadra, una lujosa construcción con vistas inigualables, que parece más una fortaleza que un club nocturno del primero en su tipo, acceso de doble disponibilidad, división de bloques por niveles, detalles precisos, asombrosos, acabados finos que solo demuestran la cantidad de fortuna que poseen los legítimos dueños del lugar, solo por hablar del exterior.

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