Leo Valdez

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Odiaba ser el centro de atención del campamento, sobre todo cuando todos te ven como un bicho raro por ser la nueva.

Y cuando tu padre o madre, se digna a reconocerte al fin, solo tienes una sensación, miradas, la mayoría fijas y puestas en ti, como si fueras una gran novedad, otras, como la de Nico, concentradas en su comida como si fuera lo más interesante de este mundo.

Cuando levanté la mirada para ver la figura sobre mi cabeza lo único que pude notar fue una especie de búho... Creo.

Estaba tan centrada en mi mundo, que olvidé por completo a las personas a mi alrededor, sus miradas, mis nervios, y observé cómo el búho iba desapareciendo, hasta desvanecerse por completo, dejando el comedor en completo silencio.

Llevándome un gran susto cuando de la nada un castaño, me agarró de los hombros y me empezó a sacudir como si su vida dependiera de ello.

—!______, eres hija de Atenea! — Gritó Leo cómo si yo no lo hubiese notado desde antes.

— ¿En serio? Y yo que pensaba que mi madre era Deméter. — le respondí, con cierto tono de sarcasmo.

— Que graciosa, — dijo entre cerrando sus lindos ojos castaños — vamos a hacer tus maletas, tienes que pasarte a tu cabaña hoy mismo, sin oposiciones.

—Bien, andando.

Empezamos a caminar hacia la cabaña de Hermes, cuando fuimos interceptados por unos hijos de Atenea, dándome la bienvenida a su familia, y ofreciendo su ayuda, para cambiarme de cabaña, a lo que Leo se negó y dijo el lo haría por mi.

Y justo cuando ellos se fueron y pensamos que podríamos ir por mis cosas aparecieron los Stoll's, diciendo que me extrañarian.

Les di un fuerte abrazo, y seguí el camino con Leo, al llegar a la cabaña de Hermes, Leo me ayudo a buscar la maleta en donde guardaría mis cosas para trasladarlas a mi nueva cabaña.

Al terminar me acompaño hasta la cabaña de Atenea, me entrego mis cosas y estuve a punto de irlas a acomodar en la que iba a ser mi nueva cama, escuché a Valdez hablar.

— Maldición ______, despídete bien.

Cuando volví a verlo, estaba a sentimientos de mi cara. Fue muy notorio mi repentino nerviosismo, causándole una sonrisa ladina al latino.

— ¿Nerviosa, fueguito? — dijo burlón a mi sonrojo.

Y justo cuando le iba a responder, solo sentí unos delicados labios junto a los míos, eran suaves, dulces, y fácilmente se podrían volver una completa adicción.

Movió sus labios de una forma lenta, delicada y amorosa. Instintivamente lleve mis manos a sus hombros, para luego rodear su cuello con mis brazos, demostrando que no quería que se alejara, cuando sentí sus manos sobre mi cintura, abrasandome delicadamente.

Hasta que escuchamos una falsa tos, que nos hizo separarnos, para volver a ver de quién se trataba, me causo gracia la cara de falso enojo de Annie, y la de asombro de Percy.

— No más muestras de cariño en mi cabaña. — dijo Annie sería.

— Bueno, entonces, adiós Leo, — dije dándole un beso corto, y alejándome lentamente de el. — y adiós Percy.

— ¿Y yo porque? — Me pregunto haciendo un puchero.

—Bueno, pues Annie no quiere más muestras de afecto en su cabaña, así que vete a la tuya. — le dije con una pequeña sonrisa de victoria en mi rostro.


























Los quiero ✨
— By Alex y Brooke ❣️✨🍷

One Shots De Percy Jackson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora