El club de los nombres ridículos

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Llego a la Universidad, era un edificio muy grande de paredes melocotón, me quedé parado en el gran portón nervioso por entrar, inhalé profundo y entré.

No había dado todavía tres pasos cuando un balón impacta contra mi cara tirándome al suelo y rompiendo mis lentes en miles de pedacitos.

-¡Lo lamento! -grita alguien mientras llega corriendo, es un chico de piel blanca, cabello negro y ojos verdes -Perdón amigo, perdí el control del balón -se disculpa y me ayuda a levantarme

-No te preocupes, está bien -le digo y me agacho a recoger lo que queda de mis lentes.

-Te compraré unos nuevos -dice el chico -Porque no creo que los puedas arreglar, ¿o sí? - pregunta y yo los sacudo, haciendo que se rompan más.

-No, no lo creo -digo cuando se parten por la mitad.

-Lo lamento -vuelve a decir el chico.

-Está bien -le respondo simplemente.

-Soy Edvard -responde tendiéndome la mano y no puedo evitar soltar una pequeña risa, ante la cual me vuelve a estrellar el balón contra la cabeza.

-Auch -me quejo -Lo siento pero es gracioso que lleves el nombre de un pintor -le digo.

-Sí, Edvard Munch -me responde algo fastidiado.

-Me alegra saber que no soy el único con un nombre ridículo por aquí -le digo y él me mira confundido -Soy Aramis -explico devolviendole el saludo.

-¡Me hubieras dicho que estaba frente a un caballero! -dice alegre.

-¡No soy un caballero! -grito molesto -¡Soy un MOSQUETERO! No es lo mismo

-Okey amigo, lo siento -me responde riendo - Ven, bienvenido al club de los nombres ridículos -lo miro confundido mientras me jala hacia las canchas.

En el lugar veo a otros dos chicos platicando, uno tiene el cabello rubio, la piel blanca y ojos azules, o eso parece desde donde estoy, además de que usa unos lentes cuadrados grandes; el otro es moreno, de cabello tipo afro y ojos cafés, ambos voltean y se acercan a nosotros.

-Chicos, traigo un nuevo integrante - dice Edvard sacudiendome el hombro.

-¿Nombre? - pregunta el rubio.

-Aramis -le respondo -Para servirle a usted y a la reina - le digo haciendo una reverencia y los tres ríen.

-Se queda -dicen los dos chicos

-¡Bien! -celebra Edvard -Aramis, él es Auguste-Marie -dice señalando al rubio.

-Un Lumieré -le digo sonriendo y él asiente.

-Correcto -responde este -Soy antiguo -bromea acomodándose el saco que no trae y todos reímos.

-Y él es Khaled -dice señalando al moreno y me quedo pensando.

-¿Hosseini? -pregunto y él asiente.

-Correcto amigo -responde sonriendo, entonces se escucha un grito.

-¡Edvard! -una chica que bien podría ser la copia femenina de Edvard llega corriendo y lo abraza por la espalda casi tirándolo.

-Y ella es mi fastidiosa hermana gemela, Juno -dice Edvard presentando a la chica - También pertenece al club

-¿Una diosa romana? -pregunto y los dos asienten -Un gusto -digo tomándola de la mano y dejando un beso sobre esta.

-Que caballeroso -dice la chica - ¿Llevas el nombre de uno? -pregunta sonriendo.

-No -le respondo -Soy Aramis - digo presentándome.

-¡Ay! Un guerrero que bonito - dice la chica y me da un abrazo.

-Juno, déjalo -dice Edvard -Lo vas a matar

-Está bien Edvard, no te preocupes - le digo acomodando mi chamarra, entonces suena la campana de la escuela y todos miramos hacia el edificio.

-¿Área? -pregunta Edvard.

-4 -respondo.

-Khaled, te toca -dice Edvard mientras hecha a correr con Juno y Auguste, Khaled me toma de la mano y juntos corremos hasta nuestro edificio.

La chica de los librosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora