Enamorado

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Estoy sentado en una de las jardineras de la escuela leyendo el libro que la chica de los libros traía ayer, lo que no entiendo es qué carajos le causó tanta risa, este libro ni siquiera es gracioso.

—¿Qué pasa Aramis? — pregunta Edvard sentándose a mi derecha, Auguste y Khaled hacen lo mismo a mi izquierda —¿Por qué esa cara?

—Hazme el favor de decirme — dije molesto —¡¿Qué tiene de gracioso el Retrato de Dorian Gray?! — grito y cierro el libro para lanzarlo lejos

—Nada — responden los tres

—¡Exacto! — grito molesto y escondo mi cabeza entre mis rodillas

—¿Por qué? — pregunta Edvard confundido —No me digas que lo pidió la profa de literatura porque si sí ahora sí la mato

—No, la señora nos está poniendo a analizar las similitudes de las obras de Alexandre Dumas — digo, Auguste me tiende el libro y yo lo tomo —Gracias

—¿Tiene otra aparte de Los Tres Mosqueteros? — pregunta Edvard

—El Conde de Montecristo — respondo obvio y Edvard asiente

—Cierto — comenta chupando sus labios

—Bueno, y si no es tarea... ¿por qué estás buscándole la parte cómica? — pregunta Khaled

—Nada importante — respondo abrazando mis rodillas

—Debe ser importante si te tiene así — dice Edvard

—No es nada — digo de nuevo, entonces Edvard y Khaled empiezan a picarme las costillas —¡No, no, no! ¡Chicos basta! — grito entre risas, mientras ambos me hacen cosquillas

—Paramos cuando nos digas — dice Edvard riendo, empiezo a patear, pero Auguste me toma por los pies

—¡Chicos, ya basta por favor! — grito riendo

—Chicos — habla alguien y milagrosamente todos recuperamos la compostura

—Juno, no molestes — dice Edvard y vuelve a hacerme cosquillas

—¡NO! - grito riendo y pataleando — ¡Edvard, ya para! — pido y Juno le lanza una mochila a la cabeza

—¡Juno! — grita Edvard molesto

—Ya déjalo en paz — replica ella — ¿No ves que apenas y respira? — dice, y efectivamente, y estoy peleando por jalar aire después de ser cruelmente atacado por mis amigos

—Gracias Juno — digo jalando aire

—De nada — responde sonriendo —¿Por qué torturan al pobre de Aramis? Todavía que gracias a él Julián y el otro par no los molestan

—Es que está enojado y no nos quiere decir porqué — responde Edvard — Y así si no nos dice por lo menos sonríe

—¿Qué tienes Aramis? — me pregunta Juno y yo la miro a los ojos

—Na-da — respondo —No tengo nada — murmuro y bajo mi vista al libro que aún tengo entre mis manos

—Mírame a los ojos — pide/ordena Juno, alzo la vista confundido y ella me analiza —¡Está enamorado! — grita risueña y yo exhalo un grito mientras escondo mi cabeza entre mis rodillas

—¡¿En serio?! — preguntan los chicos

—Sí — respondo con la cabeza entre las rodillas —Sí, estoy enamorado, ya, lo dije — digo exhalando fuerte y recargando mi cabeza en el árbol

—Uuuuuuuuu — entonan todos y yo ruedo los ojos mientras vuelvo a meter la cabeza entre mis rodillas

—Ya amigo, calma — dice Edvard —¿Quién es la damisela? — pregunta acariciando mi espalda

—No lo sé — digo y todos me miran confundidos

—¿Es una personaje literaria? — pregunta Auguste

—No, solo, no sé como se llama — explico

—¿De dónde la conoces? — pregunta Khaled

—Del tren, tomamos el mismo tren para venir a la escuela — respondo pensando en ella y sonriendo como idiota —Es tan hermosa — digo exhalando un suspiro

—Sí, está enamorado — dice Auguste —¿Sabes algo de ella?

—Le gusta mucho leer — respondo —Y estudia para ramas de la salud, he visto que trae tomos de libros de anatomía en su mochila

—¿Algún detalle físico? — pregunta Khaled

—Cabello castaño, piel semi-morena, lentes morados y unos brillantes ojos miel — respondo pensando

—Tal vez podamos buscarla — dice Edvard y yo niego con la cabeza

—No, no, no, no — digo asustado — Sí algún día la ven no le hablen de mí - sentencio

—¿Por qué? — pregunta Juno

—Porque voy a entrar en pánico si pasa — respondo finalmente

La chica de los librosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora