El aeropuerto

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La noche anterior a mi vuelo no pude dormir, me la pasé dando vueltas en mi cama por lo menos hasta las tres de la mañana, que fue cuando finalmente pude conciliar el sueño. 

Siento como alguien me sacude suavemente por el hombro y me alejo, aún tengo sueño, vuelven a acercarse a mi y esta vez siento una presión en el colchón y escucho la voz de mi hermana

— Aramis, hermanito despierta — habla suavemente

— Cinco minutos más — pido dando media vuelta

— Aramis, son las 3 de la tarde — dice mi hermana y me incorporo de golpe en la cama

— ¡¿QUÉ?! — grito y me levanto como si de la nada a mi cama le hubieran salido clavos, mi vuelo salía a las 6

Me doy un baño rápido y me pongo algo de ropa, salgo corriendo del baño después de arreglarme y llego al comedor donde mi mamá me espera con algo para almorzar; me siento rápidamente en la silla y empiezo a comer.

— ¿Por qué no me despertaron? — reclamo comiendo

— No comas tan rápido, te va a hacer daño — dice mi mamá acercándose para quitarme el plato

— ¡Oye! — reclamo 

— Aramis, se escuchó toda la noche como te quejabas, era obvio que no habías dormido nada — responde Nadia — Te quedaste dormido a las 7 de la mañana

— Okey, se agradece el cuidado — respondo — Pero saben como me estresa llegar tarde

— ¿Ya tienes tus maletas? — pregunta mi papá saliendo de la cocina

— Ajá — respondo

— ¿Papeles, pasaporte, credencial, medicinas? — repite y yo asiento a todo — Okey, ahorita son por mucho hora y media hasta el aeropuerto y con lo apurado que estás vas a terminar en cinco minutos, lo cual nos da diez minutos más de la hora que debemos llegar antes

Sonrío con tranquilidad mientras mi papá se acerca a alborotarme el cabello y mi mamá me regresa el plato, empiezo a comer algo más tranquilo y mi padre se sienta a mi lado

— Ya no te preocupes campeón — dice abrazándome

Termino de desayunar y me apuro para salir de casa, mi papá sube mi maleta al auto y todos salimos camino al aeropuerto. Parece ser que la suerte está de mi lado ya que llegamos en tiempo récord.

Pasamos por todo el orden y papeleo de las maletas y los boletos, es un vuelo de 13 horas camino al aeropuerto de Santander, afortunadamente la casa que mis padres me rentaron está muy cerca del aeropuerto así que podré disfrutar de la playa y el clima por un ratito.

Todo está listo antes de que sea mi hora de abordar, así que mi familia y yo nos sentamos en la sala de espera; los nervios me carcomen por dentro y miro insistentemente hacia la puerta, esperando a mis amigos y a Stella, quiero creer que vendrán a despedirse; cuando veo que mis nervios no se calman trato de encogerme en mi lugar y me pego a Nadia recargando mi cabeza en su hombro, ella suelta una risa y me abraza.

— ¿Cómo estás hermanito? — pregunta con una sonrisa

—Tengo miedo — respondo abrazándola — Empiezo a arrepentirme de haber hecho esto

— ¿Cuál es la frase de la villana de tu libro favorito? — pregunta acariciando mi cabello y calmándome

— "No volveré a dejar que el miedo me paralice" — respondo y ella asiente

— No es malo tener miedo hermanito, solo no dejes que te controle — dice mirándome

— Gracias Nadia — respondo, entonces se escuchan pasos apresurados y giro la vista hacia atrás, Auguste, Khaled y Edvard se acercan corriendo — ¡Sí vinieron! — grito emocionado y me levanto para saludarlos.

La chica de los librosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora