Final de semestre

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Ya era mayo, el mes en el que empezaban los exámenes finales y extraordinarios y los alumnos regulares podían decir "Sayonara", por desgracia, yo no entraba en esa categoría, por fortuna, el club tampoco.

Me levanté en la mañana y salí medio dormido de mi casa puesto que la noche anterior no había dormido muy bien que digamos, apenas iba a entrar al andén del metro cuando mi teléfono empezó a sonar

— ¿Bueno? — pregunto algo adormilado recargándome en el barandal

— ¿Quieres raite? — pregunta la voz por el auricular, pero al levantar la vista veo la camioneta de Edvard frente a mi y a él asomado desde la ventanilla

— Hola — saludo quitando mi teléfono de mi oreja y guardándolo en la bolsa de mi chamarra 

— Hola — saluda él — Te ves mal amigo

— Tengo mucho sueño — respondo frotando mis ojos

— Sube — responde Edvard y abre la puerta trasera de su camioneta

— Gracias — respondo cuando subo a esta — Buen día Juno

— Buen día Aramis — saluda ella girando hacia mi — Duérmete un rato si quieres

— No creo poder, pero gracias — respondo y recargo mi cabeza contra la ventana mientras Edvard arranca

Edvard

Arranco la camioneta y me dirijo hacia donde normalmente recojo a Auguste y Khaled, apenas entramos a la autopista se empiezan a escuchar unos silbidos algo extraños, Juno y yo nos volteamos a ver confundidos un momento, yo regreso la vista a la carretera y Juno mira alrededor

— ¿Llevaste la camioneta a arreglar? — pregunta Juno

— Sí, el fin de semana — respondo con una mueca, ese ruido me está estresando

Juno sigue buscando y dirige la vista hacia donde está Aramis que no ha dicho una palabra en todo este rato y suelta una risita

— No es nada grave — avisa y yo la miro — Así es como Aramis ronca 

Dirijo la vista hacia él y noto que efectivamente, está dormido con la boca medio abierta y eso es lo que genera los silbidos, suelto una pequeña risa y sigo conduciendo, Juno me hace una seña para que guarde silencio y yo asiento mientras contengo la risa.

Tomo una desviación y llegamos a la calle donde Auguste y Khaled nos esperan, cuando Khaled está por abrir la puerta donde está Aramis, Juno lo detiene.

— Espera, por el otro lado — avisa y ambos la miran confundidos

— ¿Por qué? — preguntan pero empiezan a darle la vuelta a la camioneta

— Hay alguien ahí — respondo, cuando Auguste abre la puerta lo entiende, Juno y yo le hacemos una seña de que guarde silencio.

Khaled es el primero que sube, luego sube Auguste y este cierra la puerta, Aramis sigue durmiendo como si no hubieran hecho nada de ruido y sin poder evitarlo todos soltamos una pequeña risa, ese ruido parece que si lo escucha porque empieza a moverse, se encoge en su lugar y despierta

— Buenos días bello durmiente — bromeo y él me mira con una mueca

— No molestes — responde — Buen día chicos

— Buenos días Aramis — responde Auguste y Khaled solo saluda con su mano

— Vámonos — digo y arranco la camioneta — ¿Te vas a volver a dormir Aramis?

— No creo, ¿por qué? — responde aún adormilado

— Es costumbre que cuando estamos todos ponemos algo de música — responde Auguste

La chica de los librosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora