Capítulo 11: Palabras

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-Ahora cruza a la derecha- le dice Adam con cautela sin recordar muy bien dónde esta el lugar que quería enseñarle a Tadashi. Sabe muy bien como llegar patinando, pero no es lo mismo si van manejando. La limosina es sin duda demasiado llamativa y no tiene acceso a muchos lugares a los que es fácil entrar normalmente. 

-Ainosuke-sama...

-Espera... gira en el siguiente cruce. 

-Pero Ainosuke-sama...

-Te dije que no me preguntes nada, reconocerás el lugar cuando lo veas, así que solo sigue de frente.

Tadashi llevaba varios intentos fallidos para entablar una conversación normal con él, pero Adam no estaba dispuesto a escucharlo por dos simples razones, o tal vez eran tres: 

1. Primero: no estaba dispuesto a perder la noción del camino al que se dirigían. Estaba tan preocupado porque ambos llegasen a perderse que todo lo demás era relegado a un segundo plano.

2. Segundo: iba a darle un regalo sorpresa a Tadashi y quería hacerlo cuanto antes, así que no aceptaba distracciones que pudieran atrasarlos lo más mínimo. 

3. Tercero: quería ser amable con él, pero no sabía muy bien cómo, así que se le ocurrió que haría su mejor esfuerzo dando el primer paso. Pero para eso, Tadashi tenía que colaborar quedándose callado. 

-Ainosuke-sama...

-Demonios, Tadashi, ¿Qué parte de que no quiero que hables hasta que lleguemos no entiendes?-Adam se mordió la lengua después de decir tan duras palabras. A este paso, sería más fácil volver a vivir toda su vida desde el principio antes de lograr decirle un par de palabras amistosas a Tadashi. ¿Acaso era muy pronto para rendirse y tirarse de un puente? La idea se le cruza vagamente por la cabeza... sería más fácil reencarnar que enfrentarse a la realidad ¿o no? 

Siguieron conduciendo unos metros más en un silencio sepulcral que hacía que Adam se sintiera más idiota que nunca. Quería decirle tantas cosas a Tadashi que no sabía ni por donde empezar, él chico lo ponía nervioso y eso lo molestaba. Se sentía vulnerable cuando estaba a su lado, y por eso prefería ser despreciable antes que dejar ver sus debilidades.  Veía de reojo a Tadashi tras el volante conduciendo con preocupación y queriendo abrir la boca cada tres segundos sin llegar a decir nada por miedo y respeto. Adam estaba exasperado consigo mismo por tratarlo de esa manera, pero también le estresaba ver que él no le decía nada cuando era obvio que algo lo estaba inquietando. 

En fin, sin pensar mucho en eso, Adam comenzó a hacer una rápida lista mental de cómo debería empezar una conversación amistosa con Tadashi cuando sin previo aviso, el auto se detuvo en medio de la nada, en un callejón abandonado a las afueras de la ciudad. 

-¿Y ahora por qué te detienes?- le pregunta Adam sin fuerza en la voz. Está deseoso de llegar a su destino y no quiere interrupciones estúpidas. 

-No es que yo quisiera detenerme, Ainosuke-sama. 

-¿De qué diablos estas hablando? Eres tú el que maneja esta cosa- le dice Adam con cara de pocos amigos. Hasta ese momento no se había dado cuenta que Tadashi estaba sonrojado y veía incómodamente hacía el suelo. 

-Bueno no es eso.... es que... nos... el auto se... el auto se quedó sin combustible. 

Ante los balbuceos ininteligibles de Tadashi, Adam se acerca sin perder ni un segundo hasta el tablero del auto  para comprobar el estado del tanque, dándose cuenta de que efectivamente, está vacío.

-¿Y por qué no lo dijiste antes? Podríamos haber pasado a una de las gasolineras cercanas de hace un rato- le reclama Adam con cierta molestia llevándose una mano a la frente con verdadero fastidio. 

Es Imposible OlvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora