Capítulo 14: Basta

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Tadashi siempre había sido así: siempre había querido hacer lo mejor para otros. Si le preguntaran cual es su mayor debilidad, seria el hecho de no poder ser egoísta. Lo había intentado... maldición, de verdad que lo había intentado con todas sus fuerzas, pero siempre había algo que lo detenía: su capacidad de permanencia. 

Era algo que ya era parte de su personalidad. Cuando era pequeño, siempre permanecía al lado de su padre y cuando se convirtió e n el secretario del padre de Adam, había sido lo mismo. Y aunque en un principio había sido lo mismo con Adam, conforme pasó el tiempo, se dio cuenta que con él era diferente. Quería permanecer a su lado no solo porque su personalidad lo obligara a hacerlo, sino porque él de verdad quería estar junto a Adam. Y no era solo por el trabajo. No, claro que no. Quería permanecer al lado de Adam, porque...

-Casi llegamos- le informó Adam en una voz tan callada, que a Tadashi le fue difícil escuchar el mensaje a la primera.

Habían estado patinando en silencio desde hacía varios minutos y todo porque Tadashi no supo mantenerse detrás de Adam como lo había hecho toda su vida. Se recriminaba haber sido tan descuidado, su egoísmo no se presentaba casi nunca, y cuándo lo hacía, era tan incómodo que Tadashi decidía no hacerlo de nuevo. Y es que no tenía caso tener voluntad propia si eso te alejaba de alguien que te importa mucho. 

El dulce aroma de la noche los envolvía de nuevo, Adam se alejaba más y más de su lado y Tadashi quería alcanzarlo. Quería... dejarlo atrás. Ese era su deseo más egoísta y se odiaba por eso. Aunque no podía dejar de fantasear sobre competir en serio contra Adam. Mientras recorría con la vista los alrededores, se arrepentía de ser tan cobarde. 

Si fuera capaz de confrontarlo, ¿lo haría? 

Si tuviera la mitad de la disposición que tenía Langa, tan  dispuesto a darlo todo por Reki, ¿lo haría? ¿Sería capaz de darlo todo por Adam? Sabía que sí, pero solo si él se lo pedía. No porque no quisiera, sino porque le aterraba que si llegaba a contradecirlo, Adam prefiriera apartarse de él. Y eso era lo que le aterraba.

-Es aquí. -la voz rasposa de Adam interrumpiendo el silencio de la noche lo sobresalta, pero logra mantener la compostura... o al menos lo intenta.

Finalmente llegan al lugar que Adam quería mostrarle a Tadashi. Estuvieron patinando por al rededor de media hora y llegaron hasta una colina, la cual ya no les permitía avanzar con la patineta sino que tuvieron que caminar directamente hasta la cima. 

Ninguno de los dos se atreve a decir nada ante semejante vista. Puede que la noche esté demasiado oscura y las estrellas no brillen tanto como deberían, pero las luces de la ciudad que está debajo del hermoso cielo nocturno lo compensan todo. Los edificios se alzan poderosos delante de sus ojos iluminando todo a su alrededor con sus decenas de luces encendidas, aunque sea demasiado tarde. Tadashi no sabe como reaccionar al hecho de que Adam lo haya llevado a un lugar tan hermoso. ¿Cómo debería agradecérselo? ¿Con una reverencia? Nah, eso sería demasiado... aunque... podría ser...

-Tadashi- Adam lo llama por su nombre sin previo aviso y él ni siquiera se atreve a verlo a los ojos-.  Yo siempre quise mostrarte esta vista. 

-Ainosuke-sama...

-No digas nada o lo vas a arruinar. Solo... solo quiero... ten, toma esto- le dice Adam bruscamente al tiempo que le lanza una pequeña caja casi al rostro. Si no fuera por los buenos reflejos de Tadashi, definitivamente le habría lastimado un ojo. 

-Yo...

-Ya te dije que no hables, solo ábrelo- le apresura Adam  intentando ocultar su rostro levemente sonrojado. Demonios, ¿desde cuándo se sonrojaba como un idiota? 

Es Imposible OlvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora