El terror—: “En esos segundos de decisión, se crean futuros enteros”.
Evangeline Daxton.
Rodeo la casa, tratando de que nadie me vea, y cuando estoy segura de que cumplí mi misión, corro calle abajo. El frío del metal de la navaja choca contra mi vientre, haciendo que sea consciente de lo que estoy apunto de hacer. La dirección que Thomas me dió está a tan solo un par de calles, por lo que comienzo a ver la entrada a la avenida. Estoy asustada, mi corazón no deja de latir a una fuerza extraordinaria, pero hago esto por la pequeña niña que se ha convertido en la luz de mis ojos, mi nueva estrella. Su padre está tan asustado, tiene miedo de perderla, y no puedo permitir que el sienta lo que es perder a un hijo, no puedo permitirlo. Sé lo que me espera al entrar en el juego de Thomas, pero ya no hay vuelta atrás, y tampoco voy a retroceder porque no puedo dejarla sola.
No importa lo que me suceda a mí, prefiero verme destruida antes que ha ella.
Sé que dentro de unos quince minutos notarán mi ausencia, por lo que dejé una nota en mi cuarto. Van a volverse locos cuando sepan lo que hice, pero ya es muy tarde para lamentarme.
“Sé quién tiene a Elise, acaban de llamarme para decirme. Fui a buscarla, no me esperen para cenar, no voy a llegar. Lamento que todo acabara así, nunca quise volver a él, pero tiene a la niña y no voy a permitir que le haga daño. Es ella o yo, y prefiero ser yo la afectada a que la niña sufra. No sé cuando regrese, si quiera si lograré hacerlo, pero les apunto la dirección en donde me pidió recoger a Elise, por si les da alguna pista. Los quiero un montón, no me odien por esto.
Elliot, espero que Elise llegue sana y salva, dile que la amo muchísimo y que su Evie no permitirá que le vuelva a pasar nada.
Familia, son lo más hermoso que me ha pasado, pero no puedo permitir que ustedes salgan heridos gracias a ese maniático. Los amo demasiado.
Ojalá y esto no sea una despedida, espero volver a salvo. ”
Las lágrimas amenazan con salir, pero las freno al ver el auto negro que en espera estacionado en la esquina. Trago grueso, sé que ahí está mi pasaje al infierno. La puerta se abre, y por ella sale un hombre enmascarado, quien saca del auto a la pequeña niña. Ella se suelta del agarre de su captor y corre hacia mí, enrollando sus temblorosos brazos a mi alrededor. Está llorando, tiembla del miedo, y mi corazón se encoge porque ella no tenía que pasar un susto así.
—¡Evie! —chilla.
—Usted debe venir conmigo —ordena el hombre, dejándome ver el arma que hay enganchada a su pantalón.
Sé que no hay oportunidad de escapar, pero aun así tenía la esperanza de poder salir ilesa de aquí. Abrazo a la niña, y discretamente guardo otra nota en el interior de su suéter, una para Elliot.
“Te quiero mucho; gracias por ser una nueva estrella, por iluminarme aun cuando ya me estaba quedando sin luz. Thomas tenía a Elise; hicimos un trueque, me daría a la niña si yo iba hacia él. Va a llevarme a un sitio que tenga una habitación subterránea, lo conozco, intentará terminar todo como aquella vez. Me alegra haberte conocido, espero volver a verte.”
—Ten —le entrego mi celular a la niña—. Llama a tu padre, ¿Sí? Le he mandado la dirección para que venga a buscarte. Dile que estas bien, para que no se preocupe. ¿Entendido?
—Sí —susurra—. ¿A donde vas, Evie?
—Vendré dentro de poco —fuerzo una sonrisa—. Ve con tu padre, los encontraré luego.
Me sonríe y me lanza un beso. Los niños son tan inocentes.
Con una última mirada, el hombre me empuja dentro del auto y siento un fuerte golpe caer en mi nuca, haciendo que pierda en conocimiento.
—•—•—•—
Elliot Silver.
—¿Papi? —la voz al otro lado de la línea hace que mi corazón se detenga.
—¡Elise! Soy yo, papá —contesto desesperado—. ¿Donde estás?
Evan me mira, esperando una explicación. Detiene el auto para prestarle atención a la conversación. A lo mejor Elise estaba deambulando y ya llegó a casa, y por eso tiene el celular de Evangeline. Veo que Evan recibe una llamada, por lo que me percato en mi pequeña.
—Evie me dijo que revisaras un mensaje —susurra—. Ahí estoy yo.
Hace rato me llegó una dirección desde su número, pero no tenía idea de que significaba.
—¿Estás con Evangeline? —pregunto, suponiendo que es así.
—No —su voz tiembla—. Los tipos malos que me llevaron se la llevaron a ella también, porque ella vino a buscarme.
—¿¡Que Evangeline está desaparecida!? —escucho la exclamación de Evan, y es ahí cuando siento que voy a morir de un infarto.
—Conduce —le ordeno a Evan. Está estático, por lo que grito de nuevo—. ¡Ya!
Eso lo hace reaccionar, y le doy la dirección que me envío su hermana. Estoy asustado, mi nenita está llorando al otro lado de la línea y la tarde comienza a nublarse, por lo que creo que va a llover. No entiendo lo que está sucediendo, Elise no quiere decirme más nada y a Evan solo le dijeron que no está en la casa y no hay rastro de ella. Encontramos a mi pequeña sentada en la acera cerca de una avenida, abrazando el celular de Evangeline mientras llora.
—¡Elise! —exclamo corriendo hacia ella.
—¡Papi! —me abraza.
Dios mio, el alma volvió a mi cuerpo al ver a mi hija. Fue la hora y media más terrorífica que he pasado en mi existencia, no quiero volver a alejarme de ella. Siento algo extraño en uno de sus bolsillos, y saco de él un trozo de papel. Con mis manos temblorosas, lo desdoblo y siento como las lágrimas caen de mis ojos al leer el contenido de la nota. Sin decir nada, se la tiendo a su hermano, que palidece y aprieta sus puños, arrugandola en el proceso.
—¡No es posible! —chilla—¡Mi hermanita no!
Ella se sacrificó por mi hija, se entregó a la persona que la quiere ver muerta para que mi hija estuviera libre.
No puedo respirar.
Abrazo a mi hija con fuerza, el dolor que recorre mi pecho es indescriptible, inconmensurable. Va a asesinarla, en el mejor de los casos; va a acabar con ella.
—¡No! —sollozo.
—Debemos llamar a la policía —murmura Evan—. Pero debemos ir a darle la noticia a mi familia.
Está destrozado. Camina con la espalda encorvada hacia el auto, y tiembla de vez en cuando. Pero yo no estoy mejor, trato de no soltar a mi hija porque siento que en cualquier momento van a llevársela de nuevo.
Evangeline es el ser humano más valiente, fuerte y desinteresado que existe; es demasiado buena, y le ocurren tantas cosa malas que me pregunto de que está hecho el mundo, porqué este tipo de cosas le pasan a ella. Tengo miedo, porque no será fácil encontrarla, va a hacer todo lo posible porque no la aparten de su lado, y yo voy a hacer todo lo que pueda por sacarla de ese infierno.
Solo aguanta, estrella, aguanta un poco más, no voy a dejarte sola.
Y gracias, gracias por dar tu vida por mi pequeña, ahora yo voy a luchar por tí.
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La Chica de la ventana hacia las estrellas
Roman d'amourCuando menos te lo esperas, llegan sorpresas a tu vida. Elliot Silver, un joven empresario, es la personificación de todo lo que Evangeline Daxton no quiere en su vida, pero que sin saberlo, necesita. Sus vidas se enlazan gracias a una estrella, y u...