La isla del doctor Moreau—: “Tengo esperanza o podría no vivir”.
Elliot Silver.
La llamada del hospital finaliza y todo el mundo en la casa se moviliza para ir hacia allá. No nos dijeron mucho, simplemente que habían encontrado a Evangeline y que estaba en estado crítico. Me subo a mi auto y Phineas se sube en el puesto de acompañante. Manejo a alta velocidad, necesitando saber más de lo que ocurrió.
Después de una semana sin noticias de Evangeline justo hoy nos llega una llamada afirmando que está en el hospital. Para mí es sorpresivo puesto que las autoridades ya la daban por muerta, cosa que nos dejó casi sin esperanza, pero sé que ella está libre gracias a su esfuerzo, no el de las autoridades.
Me siento tan culpable porque pensaba que Thomas Grayson era una persona decente, un hombre excelente para hacer negocios, pero sabe ocultar muy bien su sadismo bajo esa máscara de perfección y altruismo. Llegamos antes que los demás, y estaciono el auto de cualquier manera en el estacionamiento. La recepción nos recibe y pregunto inmediatamente por ella.
—La señorita Daxton se encuentra en cirugía —nos informa y siento que el alma se me sale del cuerpo, literalmente—. Vayan a la sala de espera de esa área.
Un poco cabisbajos, vamos hacia allá y nos sentamos en unos sillones a esperar. El resto de su familia llega, incluyendo a la bebé Elena, y aguardan con una expresión de preocupación en sus rostros. Las horas pasan y seguimos sin noticias de su estado de salud, es muy aterrador pensar que estamos tan cerca de ella y que podemos perderla.
—¿Familiares de Evangeline Daxton? —pregunta un hombre y todos mis ponemos de pie para saber las noticias.
—Sí, doctor —contesta Henrick.
—La paciente está estable. Tenía una hemorragia muy grande y un montón de heridas infectadas que necesitaban atención. Tuvimos que llamar a un cirujano plástico para que nos ayudara con el rostro, ya que tenía la nariz fracturada y varias heridas en él, creemos que está todo en orden. Por otro lado, la paciente tenía una herida causada por un objeto punzante en uno de sus costados, que por suerte, no perforó ningún órgano importante. Presentaba varias quemaduras de cigarrillo en su espalda y muslos, signos de violación y moretones, pero se pondrá bien.
Su madre rompe a llorar desconsoladamente y yo siento que voy a desmayarme porque su estado es peor del que pensábamos. No puedo creer que haya sido capaz de aguantar tanto; lo que vi en el vídeo me hizo admirarla y quererla matar por partes iguales.
Lo desafío, se burló de él, sin importar que luego le causara gritos de dolor. No pude terminar de verlo, las lágrimas no me dejaron, fue demasiado enfermo que grabara ese vídeo.
—Quiero decirles una última cosa. No sabemos como puede estar mentalmente después de eso. Les recomiendo llamar inmediatamente a su psiquiatra para que sepan como abordar la situación. Pueden pasar a verla de uno a uno —informa el médico, antes de irse.
Pasa primero su padre, por lo que vuelvo a acostarme en el sofá, sintiendo un peso gigante sobre mi espalda. Ella está así porque quiso proteger a una niña que no tiene ningún lazo sanguíneo con ella. Es admirable, y me hace quererla muchísimo. Su padre sale hecho un mar de lágrimas y deja que su esposa pase, aunque todos sabemos que la imagen que va a ver no va a ser agradable.
Henrick les explica a Clara, Hugo y Phineas que no van a poder pasar a ver a Evangeline porque no es justo que la vean en ese estado. Deben esperar a que ella se recupere o que dé el consentimiento.
—Elliot —dice la señora Daxton, saliendo de la habitación—, puedes pasar.
Los nervios me invaden, pero la preocupación me hace dar los pasos que necesito para llegar hacia su habitación. Doy una fuerte respiración cuando veo que su rostro está vendado casi por completo y que su precioso cabello rubio está corto hasta su barbilla. El resto de los daños mencionados no puedo observarlos gracias a que una sabana blanca la cubre hasta el pecho, pero si puedo contemplar las marcas moradas que dedos masculinos dejaron en sus brazos.
Esto no va a ser fácil de superar, lo presiento, sin embargo, pienso ayudarla en lo que más pueda.
—•—•—•—
10 de octubre del 2016.
—¡Mátame a mí! —escucho un grito—¡Déjalos en paz!
Me despierto asustado por el escándalo y me levanto del sofá para ver que sucede. Corro escaleras arriba, pensando que a Evangeline le ocurre algo, y su hermano me imita. Entramos a su habitación y vemos como en sueños llora y pelea con las sábanas que la cubren; comienza a arañarse los brazos y es ahí cuando decidimos intervenir.
Su hermano se acerca hacia ella y sin tocarla, la despierta entre palabras y suaves tarareos, dejándome a mi parado sin saber que hacer. Está en shock, las lágrimas no paran por lo que Evan la abraza, pero ella lo aparta de un manotazo y empieza a gritar de nuevo.
La situación es dolorosa y no sabemos como detenerla, no sabemos que le ocurre y queremos ayudarla. Sus padres terminan subiendo a ver que sucede, y entre los cuatro logramos hacer que caiga en un suelo tranquillo.
Nos miramos, y Evan menciona en un doloroso susurro—: Es el estrés postraumatico, le está causando alucinaciones.
—¿Y la medicación? —pregunta su madre.
—No se la tomó —responde viendo la pastilla en su mesita de noche junto con un vaso de agua.
—Estas son malas noticias —dice Henrick, ofuscado—. Tenemos que ayudarla.
—Encontraremos la forma.
—•—•—•—
12 de octubre del 2016.
Caminamos en silencio, alejados para no tener ningún tipo de contacto físico. No lo soporta, nadie la ha podido tocar; los médicos tenían que sedarla para poder curarle las heridas. En cierta forma entiendo que quiera resguardarse, está retraída, no habla con casi nadie y se la pasa con la mirada perdida hacia su ventana en el techo. Estoy asustado porque siento que perdió su brillo, esa luz que la hacía ser la estrella más brillante, perdió vitalidad. Aun es muy pronto para decirlo, quizás y todavía esté asimilando lo que sucedió, pero sigue siendo un impacto para mí ver el estado emocional en el que está.
Su madre cortó un poco más su cabello, y he de admitir que se ve muy bonita, pero sigo extrañando su cabellera rubia. La inflamación de su rostro bajó considerablemente, pero aún tiene un yeso en la nariz y un par de pequeñas vendas en un pómulo y en su barbilla. Su rostro es un carnaval de moretones.
Estamos haciendo su caminata matutina por el patio de su casa, ya que los médicos ordenaron que caminara un poco para ir tomando fuerzas.
—Te tengo un regalo —murmuro metiendo la mano en mi bolsillo.
—¿Es alguna fecha importante que yo no sepa? —pregunta poniendo su flequillo detrás de su oreja.
—No —le sonrio de forma cálida—. Solo quiero darte algo que tengo desde hace un tiempo. Sé que te va a encantar.
—No tienes porqué darme regalos —susurra.
—Solo tómalo —le entrego la pequeña cajita de color azul.
La abre, curiosa, y sus ojos se vuelven dos lagunas azules al observar lo que hay dentro.
La llave de la casa del lago.
Hace unas semanas, con exactitud el día que vimos a Thomas Grayson, contacté con la agencia inmobiliaria que había ayudado a los Daxton a vender la casa de sus abuelos. Tras investigaciones, conseguí dar con el comprador y le ofrecí una gran suma de dinero por ella. Al principio se negó, pero lo pensó mejor y cerramos el trato. Ahora se la entrego porque está a su nombre y le pertenece, y sé que la hará feliz tenerla en su posesión.
—¿Es lo que creo que es? —pregunta con la voz cortada.
—Sí, es la casa del lago.
—Gracias, Elliot —después de varios días, sus ojos vuelven a brillar.
Me siento realizado.
Vuelve a sonreír.
Y vuelvo a vivir.
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La Chica de la ventana hacia las estrellas
RomanceCuando menos te lo esperas, llegan sorpresas a tu vida. Elliot Silver, un joven empresario, es la personificación de todo lo que Evangeline Daxton no quiere en su vida, pero que sin saberlo, necesita. Sus vidas se enlazan gracias a una estrella, y u...