+Capítulo 20+

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Holas a todas.
Aquí les dejo otro capítulo

-Lenna-

Llegué a la pequeña casa en la que estaba quedándome y me arrojé a las pieles. No daba crédito a lo cruel que había sido, no entendía en por qué herirme de esa manera. Yo estuve ahí, me sentí y vi como él se entregó a mí de la misma forma en la que yo lo hice.

La mañana llegó y con ella el amargo sabor de la derrota y el desasosiego.

Yo te necesitaba y lo intenté por ambos, pues desde lejos podía ver que te encontrabas bajo el manto de la oscuridad y ahora sé que no quieres salir de él.

No eres un alma que quiera ser sanada y en este instante mí alma ha sido lastimada por el resto de mi vida.

He caído en cuenta que tú eres el final del camino y resulta que no quieres navegar junto a mí. ¿Podría esto ser peor?. le digo al aire y me desmorono de nuevo, tanto es así que no me percato que tengo compañía. «Ivar»

—Lenna cariño ¿Qué pasó?. ¿Fue Haakon? —ni siquiera ha intentado fingir que no sabe quién me tiene en este estado. No lo pude soportar más y me arrojé a sus brazos buscando el consuelo que me daría mí madre.

Resultó reconfortante pues él me tomó y acariciaba mi espalda y cabello, mientras me decía palabras amables y de esperanza. Cuando por fin me pude calmar le confirmé lo que Ivar ya sospechaba.

Le dije que me había entregado a Haakon, porque creía que él era mi destino, la persona indicada y que todo había salido mal. Pues, después del primer minuto de haber tomado mi virginidad me había corrido de su lecho. Por supuesto que se enojó e intentó levantarse con la intención de ir a buscarlo. ¿Pero, eso me devolvería el trago amargo que había vivido? Por supuesto que no.

Fue tan tierno después de que se calmó, me prometió que él haría lo imposible para que no me pasara nada.

—Lenna, sé que esto no lo hemos hablado como debería, pero con los acontecimientos que han pasado. Soy más consciente de que desde que te vi nació en mí la necesidad de cuidarte y amarte. Si me lo permites, yo podría ser ese hombre que te de un hogar, una familia, que ame tu sonrisa y tus miradas...

—No...

—No Lenna. Deja que termine. No te exigiría nada Lenna, sé que puedo lograr que poco a poco me quieras. Uno puede llegar a amar a quienes nos tratan bien y yo voy a hacer eso. Lo prometo—. Decir que estaba sin palabras era poco.

Por más bonitas que fueran sus palabras no podría dejar que el cargue conmigo y mis malas decisiones. Debería ser yo quién se ocupe de mí misma.

—Además —titubeó y se alejó de mí. Eso ya no me gustó, creo que algo no anda bien,

—Mi padre sabe lo que pasa en el bosque, ha descubierto su secreto de las viajeras a través del tiempo y está seguro que tú eres una de ellas —.

—¿Cómo? —.

—Tiene sus métodos y lo peor de todo es que viene a por ti. Yo era el fin para un medio, solo que en cuanto te vi no he podido evitar poner mis ojos en ti. Y ahora no quiero casarme contigo porque tenga que hacerlo y poder tener cierto poder sobre su secreto, sino todo lo contrario, quiero unirme a ti por todo esto que siento y porque así lo deseo —.

—No sé si sea lo correcto —le contesté angustiada. Y es que por supuesto que sabía que no era lo correcto. Ivar se veía genuinamente comprometido con sus palabras.

—Tal vez no lo sea, pero no permitiré que seas señalada como mujerzuela si yo puedo evitarlo. Y menos dejaré que mi padre ponga sus sucias manos en ti. Venía a hablar contigo para un compromiso corto y que una vez casados huyeramos de mi padre y eso sigue en pie. Además... —

No dejé que continuara, necesitaba aclarar mis ideas porque no estaba segura de poder contestarle positivamente, lo bueno es que Eyra llegó en el momento más oportuno y le pidió a Ivar que se fuera, ya que nos teníamos que arreglar para una gran cena que se daría en la casa principal.

Eyra estaba inusualmente intranquila, hablaba y hasta podría decir que estaba enojada, cosa muy rara en ella, porque desde que la conozco nunca la he visto en este estado. Me limité a limpiarme y ponerme lo que ella me tendía. Ella por su parte me peinó con unas trenzas por ambos lados terminando en el centro y el resto del cabello suelto.

La casa se encontraba muy iluminada y rodeada de caballos y bastante gente a su alrededor, hablando y otros cuantos con bebidas en sus manos.

No sé por qué sentía que mi collar pesaba el doble y hasta empezaba a molestarme, sin querer lo toqué y estaba tibio, no sé si fueron imaginaciones mías pero la tibieza me pareció fuera de lo normal. No pude quitármelo porque no tenía donde ponerlo y a como estaban las circunstancias no podía darme el lujo de perderlo. Esta era mi única llave para salir de este maldito infierno. Ya había tomado mí decisión y ese era el de partir de aquí y regresar a mí época en cuanto tenga la oportunidad. No quería saber nada de Haakon, Ivar, su padre y ni de Eyra. Nada me atrapa aquí y no me quedaría a ver cómo me patean el culo.

Miré a Ivar que venía hacía mí a toda velocidad y con cara de pocos amigos.

—Lenna, juro que no sabía lo de hoy, pensé que habría más tiempo. Además no quería que sufrieras más y menos ser yo la causa de las malas noticias—

—Pero de qué...

—Muchas gracias a todos por estar aquí reunidos...

No escuché más, Haakon entró y todo dejó de existir. No se veía bien, parecía ebrio y con mala cara. Su vista azul eléctrica no era tan vibrante como antes, ahora parecía opaca y sin vida.

La mano de Ivar tomó mi cintura y desvié la vista hacia él.

Se acercó a mi oído y me susurro. —Estoy aquí para ti Lenna. No te soltaré. Solo pídelo y te sacaré de aquí. ¿Lo entiendes? —decía y de verdad no le hallaba sentido a sus palabras.

—¿Mmm? —

—Queremos que todos levanten en alto sus vasos y demos un en hora buena a la unión entre Haakon y Helmi, quienes están prometidos y unirán nuestras aldeas —.

Dejé de respirar, los oídos se me taparon y las piernas me fallaron, menos mal que Ivar me sostenía entre sus brazos. Los vítores no se hicieron esperar, pero yo no me quedé ahí para felicitar a la feliz pareja. Me alejé con Ivar pisándome los talones.

—¿Lo sabías?, ¿Lo supiste todo este tiempo y no me lo dijiste en todo el día?— No me lo pensé y lo abofeteé con todas mis fuerzas.

Ivar me tomó de las muñecas y me apretó contra su pecho. —No soy yo quien debió recibir esa bofetada Lenna, pero sé por lo que estás pasando y lo entiendo. Llora, grita, patalea, haz lo que quieras, solo no me alejes de ti por favor —.

—Lo acepto — le contesté.

—Bien —.

—No entiendes. Acepto ser tu esposa en un compromiso corto y que después nos vayamos lejos, lo más pronto posible. Llévame contigo, por favor —le rogué.

—¡Estás loca! —La voz de Haakon me hizo dar un respingo del susto. 

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Hasta Pronto.

XOXO Vashmy Edeza

XOXO Vashmy Edeza

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Un Amor De Otro Siglo. DESTINADOS I. (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora