Capítulo 28 // Buckbeak

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Al despertarse a la mañana siguiente Abril había encontrado el dormitorio vacío, ni siquiera Hermione se encontraba durmiendo como de costumbre. La cajita de música de su madre estaba en el buró de al lado ya sin tocar ninguna melodía.

Recordó que le tendría que agradecer a Hermione más tarde la idea, esa noche las pesadillas se habían detenido y pudo dormir finalmente, ella guardó la cajita nuevamente en su baúl, se levantó, peinó y vistió para bajar las escaleras de caracol hasta la sala común.

Harry al lado contrario hacia lo mismo, ambos niños encontraron sus miradas unos segundos y, asintieron en forma de saludo y complicidad.

En la sala común solo se encontraba Ron, que comía un sapo de menta mientras miraba una foto y se frotaba el estómago, y Hermione que había extendido sus trabajos de la última semana por tres mesas distintas.


—¿Dónde está todo el mundo? —preguntó Harry.

—¡Se han ido! Hoy empiezan las vacaciones, ¿no te acuerdas? —preguntó Ron, mirando a Harry detenidamente.

Abril abrió los ojos con sorpresa, por todo lo que había pasado se le había olvidado por completo comprar algún regalo para navidad.

—Es ya casi la hora de comer —le recordó Hermione a Abril —Aún te estás recuperando, debes comer bien, ¿Sabes?

—Gracias... —Abril caminó hasta el sofá más cercano y se arrojó aun lado de Ron —Aunque para un estómago magullado no sé si sea una buena idea darle mucho de comer.

—¡Hey! La comida siempre ayuda... ¡Siempre! —recalcó Ron.

Harry suspiró sentándose en la silla que estaba al lado del fuego. Sus ojos se veían cansados y justo abajo, unas ojeras se podían ver claramente.

Al otro lado de las ventanas, la nieve no paraba de caer. Crookshanks había decidido que Abril sería su cama por la siguiente hora, así que extendió todo su felpudo ser sobre sus piernas para buscar el mayor calor posible.

—No tienes buen aspecto —dijo Hermione, mirándole la cara a Harry con preocupación.

—Estoy bien —dijo Harry.

—Pero...

—Hermione —le llamó Abril mientras trataba de acariciar a Crookshanks —Dejale tranquilo, ya hablamos hace un rato. No hará ninguna tontería.

—Abril, tu tampoco estás mucho mejor que él —contestó ella con cautela mirando los ojos cansados de su amiga —Hablabas dormida en tu cama cuando me desperté para ayudar a Lavender.

Hubo un silencio en el que Crookshanks se estiró voluptuosamente, sacando las garras. Abril retuvo un quejido y el bolsillo de Ron se estremeció.


—Miren —dijo Ron, tratando de cambiar de tema y guardando la foto en su bolsillo —, ¡estamos en vacaciones! ¡Casi es Navidad! Vamos a ver a Hagrid. No le hemos visitado desde hace un montón de tiempo.

—¡No! —dijo Hermione rápidamente notablemente preocupada —Ninguno de los dos debería de abandonar el castillo, Ron. Puede ser peligroso.

—Sí, vamos —dijo Harry incorporándose de un salto —¡Y le preguntaré por qué no mencionó nunca a Black al hablarme de mis padres!

Abril entornó los ojos por un segundo mirando a su amigo. El plan era esperar y estar preparados hasta que Sirius Black se revelara, pero Harry volvía a ser controlado por sus impulsos.

—No planeo discutir con Hagrid, Harry —miró a su amigo —Y tampoco me esconderé dentro del castillo, Hermione —dijo mirandola con firmeza.

—Podríamos echar una partida de ajedrez —dijo apresuradamente Ron, que no quería seguir discutiendo sobre Black —O de gobstones. Percy dejó un juego.

—No. Vamos a ver a Hagrid —dijo Harry finalmente.

Abril En Hogwarts: El Prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora