Capítulo 13 // Clase extra.

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Abril se encontraba el las mazmorras de Hogwarts, mirando a ambos lados de un largo y oscuro corredor. El frío característico de las mazmorras le helaba los huesos y ella se preguntaba; ¿Como rayos los Slytherin podían vivir aquí abajo?

Abril entró al salón vacío que estaba a un lado del despacho de Snape.

—¿Profesor Snape? ¿Esta aquí?

Entre la oscuridad del aula se distinguió una silueta y Snape hizo una entrada digna de cualquier vampiro que se respete.

—Abril —dijo apenas despegando los labios —Toma asiento.

Abril intentó hacer caso pero no podía ver nada, dió un par de pasos y tropezó con un banco y cayó al suelo.

—Umm... ¿Profesor? No quisiera ser molesta ¿pero podría encender alguna vela o algo? —dijo mientras se paraba e intentado buscar al profesor en medio de la oscuridad.

Snape se limitó a suspirar y a encender una vela sobre su escritorio.

—Dime ¿Cuanto control tienes sobre tus habilidades? —preguntó mientras anotaba algo en un pergamino.

Abril se sentó sobre el banco con el que apenas había tropezado y pensó bien la respuesta.

—Tengo problemas con mi poder mágico, en ocasiones no puedo controlarlo, he notado que cuando tengo emociones fuertes se salen de control y todo sale por los aires —El asiente y toma nota de todo.

—Bien ¿y con respecto al hecho de poder usa magia sin varita?

—Creo que el director Dumbledore exageró un poco con eso, nunca antes me había pasado, creo que solo fue suerte...

—El director Dumbledore me contó que retuviste al basilisco con el hechizo Aresto Momentum sin la necesidad de una varita, eso no es suerte. Eso lleva mucha concentración y dominio de poder.

—O más bien mucha suerte —insistió Abril.

Snape le dió la espalda.

—Dime, Abril ¿Tu confías en mí? —dijo viéndola de reojo.

Ella no contestó, los ojos de Snape reflejaban cierta impaciencia por la respuesta.

—Por supuesto, confío en usted, profesor.

Tal vez los ojos de Abril la engañaron pero pudo ver una ligera sonrisa en el rostro de Snape.

La vela se apagó y ambos quedaron a oscuras, la voz de Snape retumbaba en las paredes de piedra y Abril pudo escuchar con claridad una gotera.

—¿Pro... profesor?

—Concentrate, Abril. Cierra los ojos.

Ella obedeció.

—La verdad no hay mucha diferencia...

—Escucha con atención, la magia recorre el cuerpo de cada bruja o mago, está en nuestra sangre, las varitas son un medio para que podamos liberarla, puedes pensar en ello como un grifo, la magia es el agua que sale gracias al grifo es decir la varita. ¿Entiendes?

—Algo —titubió.

—Bien, también es posible liberar la magia de maneras distintas, en ocasiones perdiendo el control, como una fuga y en otras con el cuerpo, pero en esta el grifo no existe y el agua sale sin control.

Snape comenzó a caminar por el despacho.

» Ahora, tu caso. En tu cuerpo hay una gran cantidad de magia esperando a salir, es por eso que tú varita vibra, cruje y en ocasiones puede hacer un hechizo sencillo más potente, las varitas no aguantan tanta magia, el grifo es muy pequeño. Ese problema se soluciona consiguiendo un grifo algo más grande, es decir tu báculo...

Abril En Hogwarts: El Prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora