Capitulo 6 // El Día de Abril.

840 93 28
                                    

Aquella noche la cena resulto muy agradable. Tom, el tabernero, juntó tres mesas del comedor; y los siete Weasley, Abril, Harry y Hermione tomaron los deliciosos platos de la cena.

Abril se sentó junto a George y Fred a un lado de Ron, Abril tuvo que juntar toda su fuerza de voluntad para no recostar su cabeza en el hombro de George.

—¿Cómo iremos a King’s Cross mañana, papá? —preguntó Fred en el momento en que Abril probaba un suculento flan de chocolate.

—El Ministerio pone a nuestra disposición un par de coches —respondió el señor Weasley.

Todos lo miraron.

—¿Por qué? —preguntó Percy con curiosidad.

—Por ti, Percy —dijo George muy serio—. Y pondrán banderitas en el capó, con las iniciales «P. A.» en ellas...

—Por «Presumido del Año» —dijo Fred.

Todos, salvo Percy y la señora Weasley, soltaron una carcajada.

—¿Por qué nos proporciona coches el Ministerio, padre? —preguntó Percy con voz de circunstancias.

—Bueno, como ya no tenemos coche, me hacen ese favor; dado que soy
funcionario.

Lo dijo sin darle importancia, pero Harry notó que las orejas se le habían
puesto coloradas, como las de Ron cuando mentía.

—Menos mal —dijo la señora Weasley con voz firme—. ¿Os dais cuenta de la cantidad de equipaje que lleváis entre unos y otros? Qué buena estampa haríais en el metro muggle... Lo tenéis ya todo listo, ¿verdad?

—Ron no ha metido aún las cosas nuevas en el baúl —dijo Percy con tono de resignación—. Las ha dejado todas encima de mi cama.

—Lo mejor es que vayas a preparar el equipaje, Ron, porque mañana por la mañana no tendremos mucho tiempo —le reprendió la señora Weasley.

Ron miró a Percy con cara de pocos amigos y se fue.

—Abril, ¿Me podrías pasar el pudín?

Abril miró a George y su cara estaba muy cerca de la suya... Ella muy pocas veces había visto tan de cerca los ojos marrones de George.

Al pasarle el pudín, sus manos se rozan, pero George notó algo fuera de lo común. El juntó su frente contra la de ella y Abril se sobre saltó un poco. Su cara estaba roja y su corazón latía como loco.

—Estas ardiendo —dijo preocupado George, la señora y el señor Weasley, voltearon a verlos —Tienes fiebre.

Abril sorprendida se palpó la frente y pudo notar que era verdad. Pero esa no era la primera vez esa semana.

—No te preocupes, me ha pasado un par de veces la última semana —dijo ella con un ademán para restarle importancia.

—¿Estas segura, querida? Tengo algo de medicina en mi bolso —dijo la señora Weasley que parecía más preocupada que George.

—Si señora Weasley, estaré bien, solo tomaré un baño y como nueva, si me disculpan iré a mi cuarto...

Abril se levantó sin hacer mucho esfuerzo y se preparó para meterse a bañar.

En la ducha un fuerte dolor de cabeza azotó a Abril, sintió que las fuerzas de sus piernas la abandonaban, con mucho esfuerzo se mantuvo de pie, salió y se puso una toalla. Un extraño dolor bajo por su cuerpo como semillas por un tobogán, y el agua de la regadera fluía aún. Abril sintió una extraña sensación y bajó la mirada.

Abril En Hogwarts: El Prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora