5. No Me Dejes

343 86 151
                                    

CAPITULO 5

Regresé al lugar donde me volqué. Mi auto estaba donde mismo lo dejé y como era de esperarse nada de policías, ni patrullas, no había una sola alma por todo aquello, solo contaba conmigo misma.

La suerte estuvo de mi lado —las huellas aún están frescas— digo mientras toco la tierra. El día anterior había llovido lo suficiente como para dejar intactas las impresiones de las llantas en el suelo aún húmedo. Decidí ir a pie para no perder el rastro; aunque sigilosa, debía caminar rápido para aprovechar la luz del día.

Caminé par de kilómetros. Mi cabeza daba mil vueltas, mis pensamientos por más que lo intentaba no eran positivos, la calma nunca fue mi fuerte.

Una gota cae sobre mi tabique, la toco con la punta de mis dedos —¡No! — exclamo, mirando al cielo; miles de gotas más comenzaron a caer sobre mi llevándose el único rastro y esperanza de encontrar a Noah —¡No, noooooo— - grito mientras corro tratando de seguir la mayor parte del terreno marcado.

Fue en vano. En ese momento culpé a Dios por estar castigándome; ya era demasiado la mala suerte. Corro a toda velocidad. Resbalándome en el suelo enfangado, caigo sobre mis rodillas, tapo mi boca para impedir el ruido de mi llanto y las ganas de gritar, me quedé quieta dejando la lluvia empapar mi cuerpo por algunos minutos.

Justo cuando creí que todo estaba perdido, un sonido hizo que mis ojos comenzaran a mirar hacia todas partes, y mi cabeza inclinada hacia un lado trataba de escuchar con más atención. Enseguida lo reconocí. Solía tener uno en casa de mis padres, era un motor de esos antiguos que debes jalar de un cable para que produzca electricidad —Hay personas por aquí, tal vez alguien escuchó algo— pensé.

Me levanté del suelo y silenciosamente me fui acercando al lugar del ruido. Mientras los árboles me cubren, diviso una cabaña, de la que sale un hombre moreno, alto de ojos rasgados, que enciende un cigarro mientras mira los alrededores.

Lo pude reconocer; era uno de los malditos que formaron parte del secuestro de Noah. Imaginé que debieron buscar refugio esperando nuevas órdenes o tal vez era donde radicaban. Por un momento estuve feliz; sabía que él estaba dentro, solo era cuestión de estrategia el poder entrar y sacarlo. De nuevo comencé a creer en Dios, a tener esperanza...

Con mucha rapidez alguien se abalanza detrás mío, coloca algo afilado en la parte baja de mi espalda, abro mis ojos asustada —Estás en el terreno equivocado muñequita— me dice al oído, sentí tanto asco... me toma de la muñeca derecha mientras continúa clavando la punta del cuchillo cerca de mi espina dorsal.

Girándome con fuerza me lanza contra el árbol que antes me servía para vigilar y su rostro repugnante quedó frente al mío, solo podía ver la enorme cicatriz que le cubría casi toda la cara.

Ahora el cuchillo estaba en mi cuello, a solo un poco de fuerza de cortar mi yugular. Cuando tragaba podía sentir la presión de la afilada hoja, mi corazón palpitaba a mil y abriendo un poco los labios intento calmar mi respiración. Kevin me había preparado un millón de veces para esta situación; cerré mis ojos y actué.

Aprovechando su descuido al llamar a su compañero para alertarle de mi llegada, usé todas mis fuerzas para darle una patada directo en su entrepierna que le hizo caer al suelo.
Seguido le di un puñetazo con mi puño derecho, y escapé a toda velocidad, mirando hacia atrás.

Corría torpemente entre los arboles con la idea de despistar a los dos que me seguían, que comenzaron a disparar sin medida hacia todos lados. Una bala impacta mi hombro, me hizo detenerme a mirar. Un golpe en la nuca y caigo en el suelo una vez más, inconsciente.

Abro los ojos a duras penas, abro y cierro, abro y cierro, Noah estaba ahí...y a la derecha estaba otro Noah - ¿estaré delirando? -pensé confusa, uno gritaba llorando-. El otro con cabello largo y barba, vestido de traje, fumaba tranquilo sonriente.

Cierro los ojos, los vuelvo a abrir y veo como se lo están llevando. Traté de moverme y correr hacia él, pero mi cuerpo no reaccionaba ante tal pedido.

El hombre con el rostro de mi amado se me acerca —Mantente fuerte mi amor, todo acabará pronto— me dice al oído y sus labios tocan los míos dándome el mejor beso de mi vida, debía estar soñando o había perdido la cabeza, pero se sintió tan real, cada hebra de cabello se erizo ante aquel acto apasionado.

Mis ojos se cierran una vez más, con la diferencia de que esta vez ya no se abrieron.

¿Este es el final? ¿Así termina mi vida? Una lágrima recorre mi mejilla, mi respiración comienza a ser cortante, la sangre del disparo se esparcía por el suelo, podía sentir mi ropa empapándose en ella. Ahí quedé yo, sola... tendida en el frío suelo, dejada a mi suerte... a morir.

Lina(Andreolid)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Lina(Andreolid)

Nota de la autora: ¿Qué les pareció este capítulo? ¿Qué pasará con Lina? ¿Tienes dudas de todo? Pues regresa el próximo sábado para juntos seguir Bailando con el diablo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Nota de la autora: ¿Qué les pareció este capítulo? ¿Qué pasará con Lina? ¿Tienes dudas de todo? Pues regresa el próximo sábado para juntos seguir Bailando con el diablo.

Bailando con el Diablo  © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora