3. Breaking Down

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CAPITULO 3

Todos nos miraban, algunos con afecto y otros con rostro disgustado por armar tal escena en público. Nada de eso me importaba, solo éramos él y yo, pegados cuerpo a cuerpo, sus labios y los míos.

Estaba viviendo un momento que recreé en mi mente, en mis sueños... más de 100 veces; no fue para nada lo que imaginé, fue mucho mejor, era el cielo en la tierra. Es cierto que el amor puede con todo.

Solía ser de esas personas que pensaba o estúpidamente creía que el amor es una pérdida de tiempo, algo que les sucede a personas débiles que buscan refugiarse en alguien más; que equivocada estaba, ese amor era más, era salvación... era luz.

Para no hacerles muy larga la historia, Noah y yo rápidamente entablamos nuestra relación, éramos personas muy ocupada, aún así, siempre encontrábamos un momento para nosotros dos cada día. Al mes me pidió que nos mudáramos juntos a su departamento, pensaba que jamás lo pediría, obviamente me hice de rogar si bien no por mucho. Éramos Destino, Noah y yo, una familia feliz. Cuando Noah llegaba tarde del trabajo, en el minuto que sentía la puerta abrirse me lanzaba fuera de la cama para correr a su encuentro, entraba cansado, desganado, y al verme feliz por verlo llegar me abrazaba satisfecho -Mi princesa- me dicía al oído. Solíamos quedarnos uno pocos minutos tan solo abrazados sintiendo nuestro calor.

Kevin llega un día a verme muy molesto porque dedicaba tanto tiempo a mi trabajo, a mi novio, (si mi novio Noah, aún no me lo creo que lo pueda llamar así) y a Destino que no dejaba espacio para entrenar; la verdad es que ni ganas tenía.

-Lina, llevas 3 semanas sin entrenar, vámonos ahora mismo- dice Kevin frunciendo la mirada

-Lo sé, lo sé mi hermano, soy buena luchando lo sabes ¿Por qué tengo que seguirlo haciendo?

- ¡Sí, es cierto! Pero si dejas de hacerlo pierdes fuerza, agilidad - dice mientras me va sacando por la puerta del depa- tienes que estar preparada para todo, la vida puede llegar a ser muy jodida Lina, espero que nunca tengas que hacer uso de tus conocimientos en la lucha, pero si llega tienes que estar preparada, tienes que sobrevivir, ¿entiendes? - dice mirándome a los ojos

-Sí, sí tienes razón- asiento- vámonos

Fuimos camino al gimnasio mientras que en el trayecto comencé a entender su obsesión. Crecimos en un barrio muy malo, mis padres siempre se juntaban con personas "inadecuadas" contándolos a ellos, al punto que una vez me apostaron ¡Mis propios padres!

Aún recuerdo como Kevin llegó a la casa donde me tenían; estaba lleno de sangre, desesperado por sacarme de allí -perdóname- me dice a la vez que me abraza, esas fueron sus palabras. Tomó sus ahorros y nos fuimos antes de que nos pudieran encontrar. Quería prepararme para todo, y lo hizo para que nunca más fuera una chica indefensa.

Al terminar el entrenamiento llego a la casa sudada, cansada de tantos golpes y patadas (Kevin me hacía boxear hasta que sacara el 95% de mi energía) para encontrarme todo a oscuras -¿Noah? - lo llamo con temor.

Al caminar hacia el cuarto encuentro todo lleno de velas, cae una pancarta ante mis ojos que decía "¿Quieres casarte conmigo?" me tocan por la espalda, me giro y estaba él, se arrodilla ante mí, abre una pequeña cajita con un anillo dentro

- ¿Qué me dices? - pregunta Noah nervioso

- ¿Estás seguro? - pregunto desconcertada

- Sé que es pronto, pero cada día que pasa me doy cuenta de que eres la mujer de mi vida, cada instante a tu lado es un regalo divino, si esto llega a ser una equivocación entonces quiero equivocarme hasta el fin de mis días, ¿Qué me dices? No te demores mucho que esta posición no es muy cómoda Jeje

Bailando con el Diablo  © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora