Aroma de pesadillas © [Pausada]

Capítulo 16

Llegamos al comedor. Por extraño que parezca, al entrar todos se callan y dirigen sus miradas hacia nosotros. Acto seguido empiezan los susurros. Miro a Jared interrogante. Hace un gesto con la mano como diciendo que no importa, y nos sentamos en una mesa vacía.

―Voy a por la cena ―me dice.

Asiento con la cabeza y observo como se aleja. Sigo mirándolo cuando de repente un fuerte manotazo en mi mesa hace que me vuelva. Una chica, de tez morena, ojos claros como el mar y pelirroja me está mirando fijamente.

―Jared es mío ―la oigo decir.

Asombrada pestañeo.

―¿Cómo?

―Ya lo has oído, novata; Jared. Es. Mío.

No sé como actuar. Mi cerebro procesa las cosas lentas. Así que me decido por la parte de chica dura.

―No sé que quieres decir con eso, pero a mi me dejas en paz, bonita ―digo ironizando la última palabra.

Con cierta satisfacción veo como su rostro va cogiendo un tono rojo y en mi cara se forma una pequeña sonrisita burlona. Hace el ademán de responderme, adivinando seguro con alguna que otra palabrota, cuando Jared aparece detrás de nosotras e interrumpe nuestra cómica escena.

―¿Qué ocurre? ―nos pregunta abriendo los ojos.

―Nada ―responde la chica automáticamente mientras que el color de su cara desaparece para dar lugar a una fingida sonrisa―. Simplemente me estaba presentando.

―Ah, entonces ya conoces a Melinda ¿no? ―me dice él sonriendo, creyendo obviamente, una cosa que no es.

―Sí ―respondo fría, y Jared me mira extrañado.

―Bueno, yo ya me iba ―dice Melinda sonriéndole a Jared mientras se enrosca un mechón de su pelo en el dedo. Típico. Se aleja, no sin antes dedicarme una mirada asesina la cual yo le devuelvo.

Cuando ya no nos puede oír, veo que Jared aprovecha la oportunidad para hablarme:

―¿Qué te pasa? ―me pregunta preocupado.

―Creo que a esa tal Melinda no le caigo demasiado bien. Dice que eres suyo ―le digo asqueada poniendo énfasis en las dos últimas palabras.

―Ya... no le hagas caso.

Cambio de tema.

―¿Y cuándo empezamos a hacer de infiltrados? ―pregunto.

―Pronto ―responde con una sonrisa enigmática.

A punto estaba de contestarle cuando la segunda interrupción en sólo esa noche me calla.

―¿De qué habláis? ―dice Will sentándose a mi lado y John al suyo.

―No es de vuestra incumbencia.

―Sí sí, claro ―replica John enojado.

―Bueno, ¿vosotros qué cargo habéis elegido? ―les pregunta Jared, no sin antes fijarse en mi cara de pocos amigos. Se ríe y centra su atención en los chicos.

―Adivina ―responde Will con voz abatida.

―Colaboradores ―se le adelanta John.

―Qué suerte ―les anima Jared con otra sonrisa.

(...)

Acabada la cena, nos despedimos de mis hermanos y nos dirigimos a nuestra cámara. Me tumbo en mi litera cuando ya estoy cambiada con la ropa para dormir y cierro los ojos. Oigo una voz susurrándome al oído.

―Buenas noches, Silvia.

Sonrío.

―Buenas noches, Jared.

Apaga la luz y nos sumimos en una profunda oscuridad.