XXIV. Momentos

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Los ecos en el silencio de su infinita mente podían percibirse con claridad. Múltiples voces de sí mismo recordándole lo que era: un rechazado, un huérfano, un paria. Con cada hora que pasaba, las voces dentro de sí crecían con más fuerza, decían algo que él ya había comenzado a creer.

Vas a fracasar.

Debía dejar de mentirse. Es más que obvio que no podría encontrar una solución al problema en unos cuantos días; había una clara razón por la cual nunca habían existido los híbridos entre especies sobrenaturales que poseían magias distintas. No se podía.

Los licántropos tenían una forma híbrida entre la transformación, donde podían aprovechar lo mejor de sus dos formas, sin embargo, la magia natural fluía perfectamente entre ellos, así como la magia oscura lo hacía con los vampiros.

Christopher era un híbrido de ambas especies, magia natural y magia oscura luchaban en su interior por la supervivencia siendo tóxicas una con otra, el brujo no se creía capaz de poder hacer algo al respecto.

«Mamá, si estuvieses aquí, pensarías en una solución» decía la mente del brujo.

El manto de la noche había caído hace horas, todo estaba completamente sereno gracias a la oscuridad y un hechizo de iluminación era lo que daba luz a la casa. Prefería ahorrar las velas por si llegaba a encontrar alguna solución. Sus ojos leían otro grimorio, buscando algo que le sirviera, sin ningún éxito.

Cubrió su rostro con sus manos y las apoyó en sus rodillas, se sentía muy incapaz, estaba exhausto, sus esperanzas se iban desvaneciendo cada vez más.

Una sensación cálida alcanzó su nariz y un olor dulzón y agradable le hizo levantar la cabeza un poco; ahí encontró una mano extendiéndole una taza de té. Subió la vista y pudo notar la expresión de Christopher.

El brujo estiró lentamente sus manos y sujetó la taza que le era ofrecida, sintiendo una leve descarga al rozar su piel con la del contrario.

—Muchas gracias —Susurró, buscando no hacer algún ruido que pudiera despertar a Jason. El híbrido tomó asiento junto a él y miró la luz proveniente del hechizo.

Gust acercó la taza a sus labios y probó el líquido. El dulce sabor bajó por su garganta y suspiró con gusto.

—Está muy bueno, gracias —Volvió a agradecer mirando al mayor a los ojos.

—No tienes que agradecer, tú eres quien está haciendo todo —Soltó suavemente con una sonrisa—. Creo que a Elizabeth le gusta poder volver a dormir, aun cuando no lo necesita, es bueno simplemente dejarse ir.

—Me alegra que, pese a todo, ella sí pueda hacerlo, Daggiah debe estar contenta de que se le uniera alguien —Musitó el castaño de ojos verdes cerrando sus ojos unos instantes.

—¿Te sucede algo? —Quiso saber el lobo, girando su cuerpo completamente hacia el brujo.

—Pues... Desde que tengo memoria, he tenido un sueño muy recurrente —Chris frunció el entrecejo deseando saber más—. Siempre que dormía, me hallaba en un hermoso bosque, la luna estaba en lo alto y la vegetación era hermosa, sin embargo, en cada uno de estos sueños llegaba al mismo sitio, y allí se encontraba alguien misterioso. Por lo que vi, crecía en la misma medida en que yo lo hacía...

»Hace ya un buen rato que no sueño con él...

—Yo tuve exactamente los mismos sueños, August.

—¿Qué? —Susurró asombrado, recibiendo un asentimiento, ambos se pusieron a recordar algo que les pudiese dar una pista en sus sueños que les dijera si lo que estaban pensando era real— ¿Puedo?

August: Heredero © |Libro 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora