¡Debes vivir!

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Hiromi dejó el móvil sobre la mesa, preocupada. El doctor Hara le había dicho que para cuando él y el doctor Morimoto llegaron al hospital, la doctora Daimon ya había terminado su cirugía y se había marchado. Resultaba obvio que ya se habría dado con la sorpresa de que Kaji ya no estaba en su departamento y seguramente lo estaría buscando como la loca que era.

Miró a Kaji, que estaba completamente dormido en su cama, con las heridas curadas y vendadas, vistiendo una bata de hospital. Le había inyectado un calmante y remedios para bajarle la fiebre, así que ahora simplemente estaba durmiendo, pero se notaba en su rostro el dolor que estaba sintiendo, tanto física como mental y hasta tal vez emocional.

Hiromi no podía creer todo lo que aquella loca le había hecho. Cuando lo bañó en la tina con agua tibia para quitarle toda la suciedad y la sangre, puedo ver todo el daño que le había hecho a su cuerpo ya deteriorado.

Volvió a tomar el móvil, lo guardó el el bolsillo del pantalón y caminó hacia él y se sentó en la silla que tenía al lado de la cama, y pasó suavemente sus dedos por el cabello de su compañero de trabajo.

"¿Cómo pudiste haber soportado todo eso sin decírselo a nadie? Eres tan tonto, doctor Hideki Kaji...". Se limpió las lágrimas del rostro y volvió a tomar el móvil del bolsillo para comunicarse de nuevo con Hara. "Doctor Hara, deberemos llevar al doctor Kaji al hospital esta misma noche, será muy peligroso tenerlo aquí en mi departamento, estoy segura que esa loca tarde o temprano lo buscará en este lugar y no sabemos de lo que es capaz de hacer... Busque una habitación que no se haya usado en mucho tiempo y acondiciónela, por favor, que nadie se entere. Tenemos la suerte de que Daimon renunció y no tiene por qué entrar a las instalaciones del hospital. Si. En cuanto todo esté listo lo trasladaremos en secreto hasta allí. Cualquier novedad, avíseme".

Volvió a guardar el móvil en el bolsillo y suspiró, observando a Kaji. Luego le colocó la mano en la frente para ver si la fiebre había vuelto y se alivió que no fuera así.

La noche llegó sin novedades y en cuanto todo estuvo listo, Morimoto y Hara fueron en una furgoneta a buscar a Hiromi y a Kaji al edificio de departamentos en donde ella vivía. Se fijaron bien que no hubiera nadie espiándolos y luego subieron a Kaji por la parte de atrás en una silla de ruedas, completamente dormido. Se pusieron en marcha y llegaron al hospital, en donde ingresaron a su compañero por una puerta lateral que casi no se usaba y lo condujeron hacia su nuevo escondite. Una vez que lo acomodaron en la cama, los tres doctores se reunieron para saber qué hacer a continuación.

"Lo primero es esperar a que Kaji se recupere y entre los 4 sabremos qué hacer a continuación. Lo principal ahora es ocultarlo hasta que esté bien, así que nos turnaremos para cuidarlo. ¿Si? Bien. Hasta que Kaji despierte, cerraremos la puerta con llave para que no intente escapar si ninguno de nosotros está aquí. ¿Entendido?".

"¿Crees que él quiera escapar?". Se asombró Hara.

"No sabemos en qué estado de confusión podría estar su mente, así que deberemos estar atentos a cualquier cosa, ¿entendieron?".

"¡Si!". Asintieron sus dos compañeros, ya más tranquilos y confiados. La fortaleza de Hiromi les daba mucha confianza.

Y así, los días pasaron, Kaji no despertó completamente durante una semana, sólo tenía lapsos de conciencia de vez en cuando y volvía a quedar dormido, preocupando mucho a sus amigos.

"Es como que quisiera quedarse dormido para siempre...". Opinó Morimoto, mirándolo dormir junto a Hara.

"Aún debe estar muy choqueado, hay que darle tiempo para que se recupere mentalmente, su cuerpo ya está casi completamente recuperado, pero parece que su mente aún no...". comentó Hara, muy preocupado.

Aquella noche, Kaji despertó y comenzó a llorar desconsoladamente al recordar todo lo que le había pasado, sintiéndose muy afligido y asustado, llamando la atención de Hiromi, que estaba haciendo su turno para cuidarlo.

"¡Oh, Kaji, Kaji!". Se levantó del sillón y fue a abrazarlo fuertemente contra su pecho.

En un principio él se asustó, pero en cuanto se dio cuenta que ella no era Michiko, soltó un llanto doloroso, aferrándose fuertemente con ambos brazos a la cintura de la anestesióloga hasta que volvió a quedarse dormido, agotando de tanto llorar. Conmovida, Hiromi volvió a acostarlo y lo tapó para que descansara.

"Pronto estarás bien, ya lo verás...". Le susurró, sonriendo cariñosamente.

Más tarde, Hiromi volvió a entrar al cuarto con una bandeja de comida y se sorprendió al no encontrar a Kaji en la habitación. ¡Se había confiado en que no iba a volver a despertarse tan pronto y no había cerrado con llave la puerta! Desesperada comenzó a buscarlo por todos lados hasta que se le ocurrió buscarlo en la azotea, en donde lo encontró mirando hacia el cielo, con las manos aferradas a la balaustrada. La brisa fresca ondeaba su cabello oscuro un poco crecido y su pijama sobre su esbelto cuerpo, dándole un aspecto casi fantasmal. Estaba muy pálido y ojeroso.

"Kaji...". Se acercó lentamente a él, aliviada. "Ya puedes caminar...".

"¿Por qué no puedo saltar?".

"¡Eh?". Hiromi se detuvo de golpe, sorprendida. Él la miró, desesperado.

"¿Por qué sigo amándola?". Las lágrimas comenzaron a brotar una tras otra. "Hay algo mal en mi... Me siento feliz de ser libre al fin, pero... ¿por qué sigo amándola? No lo entiendo...". Volvió a mirar hacia el vacío. "Hay algo mal conmigo... No es normal, no es normal...Es una tortura amarla, lo sé, ¿pero por qué sigo amándola cuando no siento más que odio por todo lo que ella me hizo? Debo acabar con este sufrimiento de una vez... Paz... Paz... Si. Sólo necesito eso...". Alzó la pierna para pasarla sobre el pasamanos, pero Hiromi gritó y corrió hacia él, abrazándolo fuertemente por la cintura, desesperada por detenerlo.

"¡No, Kaji! ¡No lo hagas, por favor!".

"¡No! ¡Suéltame! ¡Quiero morir! ¡Quiero que todo esto termine de una vez! ¡Sólo quiero vivir en paz!". Gritó, resistiéndose, pero ahora ella era más fuerte que él y lo empujó hacia atrás con la ayuda de su propio pie contra la reja, cayendo los dos pesadamente sobre el suelo, quedándose allí, tendidos y respirando dificultosamente, con él llorando desconsoladamente, haciéndose un ovillo.

Hiromi se levantó poniéndose de rodillas a su lado, tomándolo por el brazo y sacudiéndolo con desesperación.

"¿Escuchaste lo que dijiste al final, tonto? ¿Escuchaste? ¡Realmente quieres vivir en paz, no morir, así que no intentes matarte de nuevo! ¿entiendes, Kaji? ¡Hara, Morimoto y yo nos arriesgamos para salvarte! ¡Por algo me diste la contraseña del departamento de Daimon antes de renunciar! ¡Lo hiciste para que te ayudara porque aún querías seguir viviendo y sabías en tu interior que ella no iba a cambiar! ¡Vive, Kaji! ¡Vive! ¡No te rindas! ¡Te lo suplico! ¡Se fuerte como siempre los has sido!". Se tiró sobre él y comenzó a llorar inconsolablemente, ocultando la cabeza entre sus brazos, sobre Kaji.

Kaji, al escucharla llorar por su culpa, se contuvo y volvió a la realidad, así que se sentó como pudo y abrazó a su compañera con todas sus fuerzas, acariciando su cabello con mucho cariño para consolarla mientras ella seguía llorando contra su pecho, abrazada a él.

"Lo siento, Jonuichi... Prometo que seré fuerte, lo prometo...". Lloró con más tranquilidad, sintiéndose más liberado, con un el propósito de volver a encontrarle sentido a su vida.

Y sin que ellos dos lo supieran, Michiko estaba de pie en medio de la sala a oscuras en el departamento de Hiromi, pensando, con un rostro sin expresión.

"Maldita perra". Dijo.

Más allá, estaba el conserje tirado sobre el suelo, quien era el que le había abierto la puerta...

¡Puede que el próximo capitulo sea el último! O.O

DOCTORA XXX MICHIKO DAIMON  La Acosadora Sexual (Doctor-X/Doctor-Y)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora