DOCTORA XXX MICHIKO DAIMON La Acosadora Sexual (Doctor-X/Doctor-Y)

Hiromi Jonouichi

Kaji no fue a trabajar por toda una semana, Michiko se había hecho cargo de su única cirugía que le había encargado el doctor Torii, así que lo único que le quedó a Kaji fue seguir siendo primer asistente hasta que se le diera nuevamente la oportunidad de hacerse cargo de otra cirugía como cirujano principal.

Tanto Hara como Hiromi estaban muy preocupados por él, Kaji había regresado bastante delgado y demacrado. Su piel, antes morena, estaba casi pálida y su mirada algo apagada. No hablaba mucho con nadie y se notaba a la distancia que había padecido alguna enfermedad durante sus días de ausencia forzada.

Nadie sospechaba por lo que estaba pasando realmente.

"No me gusta, esto no me gusta para nada...". Murmuró Hara, observándolo de lejos en la cafetería, Kaji estaba almorzado junto a su esposa. Ninguno de los dos le hablaba al otro, sólo se dedicaban a comer, ella como un barril sin fondo y él como un pajarito. El rostro de Kaji demostraba toda su infelicidad y el de ella pura arrogancia.

"¿Usted sabe algo, doctor Hara?". Le preguntó Hiromi, deteniéndose a su lado, metiendo las manos a los bolsillos de la bata, sin quitar la vista de la pareja.

"Bueno, yo...". Bajó la cabeza, no sabía si contarle o no lo que había visto la semana pasada en el baño de hombres.

"Sé que ella lo maltrata, lo sé, puedo notarlo...". Dijo ella, sorprendiendo a su compañero. "Pero no puedo hacer nada si él no me lo dice por su propia voluntad".

Hara volvió a mirar hacia la pareja, y frunció la boca. Como amigo de Kaji, debía hacer algo.

Pronto la oportunidad se les presentó cuando Kaji se descompuso en medio de una cirugía y tuvo que abandonarla, dejando a Michiko furiosa porque saldría de su rango visual y la doctora Jonouichi no estaba en aquella cirugía. Sabía que la anestesióloga era muy inteligente y andaba investigando sobre su relación con Kaji.

Con su uniforme de cirugía, Kaji se apoyó contra el ventanal del pasillo privado y solitario, agarrándose del pasamanos y colocando la frente contra el vidrio para enfriarla. De pronto, sintió que alguien le colocaba la mano en la frente sobresaltándolo.

"¡Doctora Jonouichi!". Dio un respingo hacia atrás.

"Tiene algo de fiebre, doctor Kaji, ¿por qué vino a trabajar en ese estado? Es riesgoso para los pacientes". Puso los brazos en jarra, decepcionada.

Kaji le desvió la mirada.

"Realmente me sentía bien esta mañana, pero parece que no es así...".

"¿Cuándo vas a decirme qué es lo que te está haciendo esa mujer?".

"¿Eh?". Kaji la miró, sorprendidísimo. Como siempre, ella era muy directa y lógica, pero enseguida se repuso de la impresión. "¿Y qué quieres que te diga? No podrás hacer nada y te preocuparás en vano, así que mejor mantente alejada de mi y de Daimon, ¿entiendes? Sería lo mejor para usted y la pequeña Mai". Le dio la espalda dispuesto a marcharse, pero Hiromi lo tomó fuertemente de la muñeca y lo detuvo.

"¿Cómo me pides eso, Kaji? ¿Dices que debo ignorar cómo te vas desvaneciendo de a poco? ¡Tonto! ¡Te conozco hace mucho tiempo y ya no eres ni la sobra de ese hombre lleno de vida, mujeriego y presumido que eras antes! ¡Mira tus manos! ¡Míralas!". Sostuvo con firmeza la mano de su compañero entre las suyas, más pequeñas. "¡Tus manos ya no son lo que eran! ¡Eran grandes y fuertes! ¡Siempre sosteniendo con firmeza un bisturí! ¡Ahora están delgadas y débiles! ¡Inseguras! ¿Pero qué te está haciendo esa mujer? ¿Por qué te casaste con ella si no la quieres? ¡Dime, Hideki Kaji! ¡¿Qué te está haciendo esa bruja?!".

Desbordado, Kaji se volvió hacia ella, soltándose bruscamente de sus manos.

"¡Ella ha estado abusando de mi desde que entró a trabajar a este hospital! ¿Contenta? ¡Quise escapar de ella pero no funcionó! ¡Yo extrañaba tanto volver a este trabajo que ella me obligó a casarme con ella si quería volver a trabar! ¡Y lo acepté! ¡Y todas las noches abusa de mi y no me deja en paz! ¡Me golpea y me insulta pero también dice que me ama! ¡Está enferma de la cabeza y me está volviendo loco a mí! ¿Y qué mierda puedo hacer yo ahora? ¡Si la denuncio nadie va a creerme, todo el mundo de burlará de mí y mi carrera quedará arruinada! ¡Lo único que me queda es aguantar hasta que se canse de mí y me deje en paz...!". Se quedó mudo de repente, se llevó la mano a la cabeza y de desvaneció en los brazos de la sorprendida anestesióloga, que cayó sentada al suelo, quedándose como piedra por unos segundos, con la boca y los ojos bien abiertos, pero luego logró volver en sí y reponerse de la impresión, mirándolo con mucho cariño.

"Tranquilo, tranquilo... Veremos qué podemos hacer... Ya no estás solo, Kaji, ahora estoy contigo...". Y mientras sostenía fuertemente a su compañero entre sus brazos, ella lloró, la situación era peor de lo que esperaba y no tenía idea de lo que haría de ahora en adelante para poder ayudarlo.

Poco a poco Kaji se fue despertando, sorprendiéndose de encontrarse entre los brazos de aquella mujer que siempre lo había enfrentado. No sabía por qué, pero se sentía muy seguro con ella, mucho más tranquilo.

"¿Qué pasó...?". La miró a la cara débilmente.

"Te desmayaste...".

"Ah...". Kaji volvió a cerrar los ojos, sintiéndose en paz por primera vez después de tanto tiempo. Conmovida, Hiromi comenzó a acariciarle el cabello. ¡Se lo veía tan frágil!

"Kaji, si no te alejas de ella, te matará...". Le rogó.

Kaji abrió los ojos, pero esta vez miraba hacia la nada, derrotado.

"Ya lo intenté y no funcionó... Está obsesionada conmigo...".

"Entonces le diré que lo sé todo y que la denunciaré si sigue atacándote así".

"¡No! ¡No hagas eso!". Se sentó, apartándose de ella, preocupadísimo. "¡Seré el hazmerreir de todo el mundo y perderé mi trabajo!".

"¡Pero, Kaji, ella te está matando!".

"¡No te metas, Jonouchi, este no es tu asunto...! ¡¡¡¿¿¿???!!!". Ella lo silenció con un beso en la boca, agarrándolo por las mejillas, era un beso con mucha determinación y dulzura, Kaji se quedó con los ojos abiertos de par en par, asombradísimo. Segundos después, ella dejó de besarlo, un tanto avergonzada, esquivándole la mirada pero sin soltarlo.

"No sé por qué te besé, tal vez sea porque me duele verte así, tan desesperado y triste...". Lo miró directamente a los ojos, muy decidida. "¡Por eso no quiero que vuelvas con ella! ¡No quiero seguir viendo cómo se apaga tu vida, Kaji!".

"Jonouichi...". Parpadeó, sorprendido. Ahora le parecía que la anestesióloga era la mujer más maravillosa que había conocido en su vida. Pero enseguida se puso serio, no debía mezclarse con ella, no podía correr el riego de que le pasara algo malo a ella o a su hija por su culpa.

"Mire, doctora Jonouichi, olvídese de lo que le conté". Se puso de pie lo mejor que pudo mientras ella se quedaba sentada en el suelo, mirándolo muy confundía. "No se meta entre mi esposa y yo o me obligará a mudarme de aquí, ¿entiende?".

Y se fue, dejándola desesperada. Hiromi comenzó a llorar de nuevo, sintiéndose muy frustrada.

"¿Por qué haces esto, Kaji? ¿Por qué? ¿Lo haces porque tienes miedo de lo que Daimon pueda hacerme? ¿De que no me quedaré tranquila permitiendo esto? ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaagh!". Gritó, dando un golpe seco al suelo con los puños, quedándose así, agachada, furiosa. "¡Eres un tonto! ¿Te vas a sacrificar por mí? ¿Serás capaz de irte lejos para que no te vea sufrir? ¿Acaso eres de esos que se sacrifican por los demás? ¡No puedo creerlo! ¡Tú no eres así!". Alzó la mirada, una mirada firme y decidida. "Encontraré la forma de salvarte de ese infierno, Kaji, lo juro".

Aquella noche, cuando Michiko volvió a casa, Kaji la recibió con frialdad, como siempre.

"Quiero irme de Tokyo". Le dijo. "Mudémonos, Daimon".

Ella se sorprendió, pero enseguida sonrió maliciosamente.

"Está bien, pero deberás pagarme el favor con sexo. Desnúdate".

Y Kaji así lo hizo, entregándose nuevamente al brutal cariño de su esposa, por Hiromi y su pequeña hija, él jamás permitiría que se vieran mezcladas en toda esa locura.