Prólogo

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Oh, ah… ¡Sí!

Un gemido salió de su boca.

No podía pensar en nada, porque su cuerpo temblaba y su cerebro vibraba. Shotaro instintivamente levantó sus piernas y las envolvió alrededor de la cintura del hombre. Cuando reunió la fuerza suficiente, apretó el pene en su interior.

—Huh…

El hombre escupió un gemido con la respiración agitada.

Aquel sujeto lo sostuvo con sus brazos ejerciendo presión sobre su cuerpo e inmediatamente colocó sus manos debajo de sus rodillas. Shotaro se encontraba doblado por la mitad mientras que el hombre impactaba sus genitales contra su trasero.

—Oh…

Un largo grito salió profundamente de su garganta.

El hombre, nunca fue considerado ni cariñoso. Colocó su grueso cuerpo sobre el cuerpo de Shotaro y volvió a empujar su miembro dentro de él. Shotaro tenía los genitales calientes e hinchados, pero se encontraba siendo aplastado por el colchón y el hombre encima de él.

No sintió dolor.

Esto era solo apareamiento.

Ni él, ni Shotaro tenían uso de razón en ese momento, así que no pasaba de ser solo un encuentro carnal. Todo lo que puede saber, es que el pesado pene del hombre entra y sale de su orificio y que al mismo tiempo este lo absorbe hacia adentro.

—Oh, uh, uh, uh…

Shotaro estaba llorando, y pensando de manera inconsciente:

Más profundo, más profundo, hazlo más duro. Oh, llena todo mi interior.

Finalmente, el hombre hinchó el pene y lo empujó hasta el final, mientras que el interior de Shotaro lo recibió, apretándolo con fuerza.

Caliente.

—Hmm…

La cantidad de eyaculación fue inmensa. Una gran cantidad de líquido recorrió y llenó toda la cavidad de Shotaro. Su dulce aroma se desbordó hasta la punta de su nariz, mientras que el esperma se extendió por todo su cuerpo. Shotaro se empezó adormecer por las feromonas y su cuerpo cayó agotado. Cuando la visión se nubló con una vaga conciencia, el hombre mordió su oreja repentinamente.

—¡Ah!

El espeluznante sonido de la mordida llegó a su oído. En el momento en que estalló el grito, la conciencia que se había vuelto distante por un momento, regresó. Su voz fluyó al oído de Shotaro, agitado por el dolor y la conmoción.

—Tú eres todo mío.

Los susurros estremecieron a Shotaro, instintivamente el hombre volvió a morder su oreja.

—Oh, ah…

Un gemido escapó de la boca de Shotaro.

Después de morder, chupar y lamer la oreja ensangrentada de Shotaro durante mucho tiempo, el hombre exhaló. Ambos se durmieron.

Shotaro se enteró después, que el hombre había dejado una marca en él.

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Irreplaceable light bulb - Sungtaro [Adaptación] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora