12| Blood

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—¿Qué hice? —Les pregunté, sentada mirando la pared. No quería verlos porque me iba a sentir más culpable.

Todo lo que hice lo recuerdo a la perfección, la sonrisa, su voz, sus toques por mi cuerpo. Me causó miedo en estos momentos, miedo al saber lo que puedo ser capaz, miedo al no poder controlarme.

—Rachel, debes de saber que lo hiciste fue tu naturaleza. —Payton excusó mis acciones. Negué mi cabeza como respuesta.

—Pero podía prevenirlo. —Contraataqué. Me volteé a verlos, con el dolor en mi inexistente corazón. Me veía un monstruo y me sentía avergonzada.

Me eché a la cama y me hice una bolita, mis rodillas en mi pecho, envolví mis piernas con mis brazos y escondí mi cabeza en ellas. Quería solo mirar un punto fijo y quedarme así.

—Rachel. —Josh se acercó más a mí, los tres faltantes solo se alejaron.

Él agarró mis dos manos y las besó para después depositar otro beso en mi cuello, un beso tierno. Seguía negando con mi cabeza, sus besos me calmaban, pero sentía que no merecía eso, no merecía paz, merecía desprecio y odio de todos. Me sentía y sé que soy culpable de todo.

—Josh, no. —Murmuré subiendo mis manos y delicadamente alejándolo de mí. Él agarró cada mejilla, con cada mano.

—Mírame. —Demandó. —No eres una asesina, Rachel, si fuera así entonces nosotros no debemos estar acá. Lo que hiciste fue por tu misma naturaleza, todos los vampiros lo hacen y muchos ocultan esa verdad.

—Lo siento, te juro que no pued- —Él interrumpió mi oración con sus labios encima de los míos, un beso tierno, un beso noble.

Terminé el beso, acercándolo más a mí, rodeé mis brazos en su cuello y nuestros pechos chocando. Su aroma era mi paz, la mirada de mis novios era mi religión. Ellos se acercaron a mí y solo dejaron un beso en cada parte de mi cuerpo, para así echarse a mi lado.

Josh me dejó echada en la cama y se echó a mi lado, nuestros dedos empezaron a jugar, sonreí.

—Te amamos y te vamos a proteger hasta la muerte. —Vinnie susurró en mi oreja, dejando una lamida en mi lóbulo, me estremecí y lo miré.

—Te amo.

...

Narrador Omnisciente

—¿Lista? —Preguntó Rebecca.

Rebecca se hizo vampira gracias a Zac (padre de los Hossler), ella murió por un choque de coche y un tren. Parecía que los pedales no funcionaban para su suerte y el tren no se detuvo. Un choque impactante y oculto por la empresa de coches. Nadie sabe lo que sucedió, solo Rebecca y el conductor del tren, Zac analizó el cuerpo lleno de sangre. Él decidió que ella iba a ser su compañera dentro de la miserable vida que lleva.

—Realmente, no estoy lista. —Confesó nerviosa, con su bikini rojo dentro de la túnica blanca que se cargaba. Rebecca le sonrió y le dio un beso en su mejilla.

—Todo va a salir bien, confía en mí. —Era difícil en confiar, ahora que sabe que ser vampira también es un castigo, ya que, gracias a su cazadora madre, ella tuvo que pagar sus pecados.

—Rachel. —Jaden la llamó, corrió hacia ella y la besó. Sus manos rodeando la cintura de ella, bajando hasta su cadera y un poco a sus nalgas. Ella sorprendida sin saber qué hacer, siguió el profundo beso lleno de amor, puso sus manos en la nuca de él y enredó sus dedos con los suaves cabellos azabache de su amor.

—¿Por qué el beso? —Preguntó perpleja y a la vez feliz por aquella demostración de amor.

—Es de suerte. —Contestó, aún los dos cercas, sus cuerpos tocándose.

—Me encanta. —Dijo sin más, para así besarlo otra vez. Un beso lleno de alegría y amor, nerviosismo por parte de ella, no quería la bendición del vampiro Chase, eso apesta.

Al escuchar su llamado tuvo que alejarse del pelinegro, por último, miró a sus lindos novios y le sonrió, dando una señal que iba a estar bien, pero no se lo creyó ni ella misma. Su nerviosidad se podía sentir desde lejos, su miedo al ser ahogada se gritaba, su inseguridad a asesinar se podía escuchar.

El castaño Chase, el rey de todo, el último en heredar aquella riqueza y poder que por su familia adquirió, estaba detrás del bote de cerámica hecho desde hace más de miles de años. El agua encima rebozando, con tres gotas de sangre de Chase.

El agua esta tranquilizaba el hambre del vampiro, un hambre de humanos, la controlaba, hasta que llega al punto de morir si quería el rey, de jugar con la vida.

Entonces, le sonrió a la vampira y con las palabras:

—Rachel Hossler Styles, mi sangre hecha por el mismo Dios Elías te ofrezco tres gotas de sangre. Bendecido por los vampiros guerreros, bendecido por mi padre, penúltimo rey de la riqueza vampira y por mis príncipes Nessa y Griffin, por mí único y ultimo heredero de la alianza formada por nosotros. Te ofrezco y rogo tomar mi sangre hasta la última gota.

Ella contestó:

—Acepto.

Y la sumergió, ella cerró los ojos y dejó llevarse por la sangre que empezó a entrar por su cuerpo. Cada parte.

¿Para qué ahogarse? Si el oxígeno desapareció en ella cuando vio la luz blanca llevarse su bendecida alma. 

DANGEROUS (V.H, P.M, J.R, J.H)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora