¿Qué me hicieron? Me sentía abandonada, sin amor de nadie, me sentía débil, me sentía incapaz de todo, me sentía culpable de todo. La culpa era grande, y sé que nunca podré olvidarlo.
El vestido blanco se pegó a mi cuerpo, todo mojado. Se alcanzó ver el bikini rojo que llevaba adentro, causando todas las miradas pegarse hacia mí. Fruncí mi entrecejo, al notar todas las miradas sedientas hacia mi cuerpo, miré mi torso y vi una marca roja. Una mordida, la sangre resbalándose por mi cadera.
Y antes de limpiarme Chase tocó mi muñeca y la agarró con fuerza. Solté un quejido ante el dolor que me provocaba.
—Déjame ver tu futuro. —Sus ojos rojos aparecieron, dominando al otro color, controlándolo.
—Déjam- —Y no pude decir más, sentí que alguien entró a mi cuerpo y a mi mente. Cerré mis ojos.
Chase
Rachel, la pelirroja, su cara toda lastimada, su ropa rompiéndose por los golpes. Un rubio, con una sonrisa perversa. Vampiros, algunos muertos y los Hossler lastimados. Alrededor de ellos dos, ella con el poder que mi padre de brindó. Ese poder que ella solo podía tener. Una burbuja de fuego alrededor de ella, haciéndose lucir dentro de ella. Haciendo un catastrófico lugar. Ella lo miró con el odio que solo una persona podía sentir. Quería asesinarlo. La sangre negra se volvía nada. La llama roja ardiendo en el entorno de la pelirroja. El poder que solo una persona podía tener le dio a ella, a una principiante. A una asesina de sangre. Entonces, gritó con toda la fuerza y el fuego lo aventó a él, imaginando ver sus huesos romperse como si el vidrio cayera al piso. Y no solo él, sino todo el mundo.
—¡Maten a los cinco! —Demandé saliendo del futuro de ella. Un dolor en el pecho, muy fuerte. Sentí el mundo desvanecerse, parecía como si hoy fuera mi último día de vida.
—¡No! —Rachel agarró mi muñeca y la dobló, nuestras miradas expresaban el mismo sentimiento, odio.
Cómo ella podía tener ese único poder que solo un maestro sabio podía tenerlo, ella es una torpe. Una pelirroja principiante que no se sabe controlar, se tiene miedo. Ella es una torpe. El poder que mi padre único Dios le brindó debió ser para mí. Soy todo menos un estúpido. Amo lo que soy, y yo debí de serlo, ahora ella podía destruir todo que nos tardamos en construir con tan solo hacer un chasquido, todo morimos.
—Podemos solucionarlo, tenemos tiempo para hacerlo. —Aseguró Payton. A decir verdad, sí lo tenía, pero a la vez daba miedo darle ese tiempo en poder solucionarlo.
Su poder era fuerte. Era especial. Y se obtenía cada cien años. Mi padre sabía de esto. Nessa se acercó a mi lado dejando a los esclavos vampiros apartándose de ahí, soltaron a los cuatro Hossler por orden de ella. Fruncí mi entrecejo y con tan solo mirar a la pelinegra, ella sabía mi confusión.
—Déjalos libre, amor. Ellos saben que harán. —Aseveró sonriéndome perversamente y a la vez con su inocencia.
Nessa se convirtió en un vampiros a sus catorce años. Sus padres la asesinaron brutalmente, le crearon un trauma a la pequeña Nessa. Sus padres eran conocido en el pequeño pueblo, eran alcohólicos. Pasaban todo el día en el bar, olvidándose que una niña de tan solo diez años debía de comer, Nessa buscó la forma de sobrevivir, pero llegó una noche fría, ella dormía con su pequeño pijama que un día la vecina le regaló a escondidas. Despertó con jalones de cabellos por parte de su padre, pateándole y recalcándole porque debió de existir por su culpa no había dinero para la cerveza, su mamá llegó toda borracha y violada, al igual que el padre la empezó a golpear, hasta que lentamente y dolorosamente murió. Los Hossler llegaron y la despertaron, ella se escapó un día a ver a sus padres, y matarlos lentamente.
Los vampiros nos alimentamos de eso, del miedo del contrario, de la furia que se guardaron cuando eran humanos, por eso somos fuertes y poderosos, pero Rachel nunca tuvo infelicidad en su adorable vida, siempre hubo felicidad y una vida adolescente común, drogas, alcohol, sexo. Tenía caprichos, pero eso no detenía su felicidad.
—Yo empecé a odiarme hace dos años, y todavía lo sigo haciendo. —Afirmó mirándome, Rachel. Me voltee para saber más de lo que hablaba. —Le preguntaba por qué no tenía tiempo para mí, hice mi berrinche como una engreída adolescente, ella me jaló y me llevó hasta la iglesia.
Antes
—¡Nunca tienes tiempo para mí! —Me quejaba de mi mamá, mientras la seguía detrás. Ella levanta su mano y no llega a decir nada.
Me dijo que en este pueblo íbamos a ser como siempre, pero ahora tiene más trabajo al igual que mi padre. Desayuno sola , almuerzo sola, ceno sola, hablo ¡sola! Todo yo sola, solo me da dinero para calmar mi desacuerdo, pero no es lo mismo.
—¡Siempre estoy sola, mamá!
Ella se voltea, dejándome perpleja. Estaba furiosa, las dos estábamos furiosas. —¡¿Quieres ver lo que hago!? —Asiento decidida. La adrenalina no calmaba el miedo, y menos la curiosidad.
Ella me jaló de mi muñeca y me llevó al carro. Las dos solas, en el coche, con el cinturón puesto. Mi mamá conversaba con alguien en el teléfono celular.
—Voy a ir a la iglesia porque esta malcriada quiere ver. —Se queda pausada, quise escuchar con quién hablaba, pero no podía ya que ella parecía interrumpir las oraciones del otro. —No será peligroso.
—¿Qué hacemos en la iglesia? Acaso, ¿cantas o qué? —Me expresé. Ella me jaló de la muñeca.
—¿Quieres ver lo que hago? —Mi madre agarró su arco que nunca usaba.
—¿Qué haces? —Pregunté con miedo al verla tan furiosa y decidida. Mi madre era una persona bondadosa, ella era dulce y más con su belleza lograba notarlo.
Cinco chicos y dos chicas, uno herido por la flecha de mi mamá. No sabía que hacer, miré a mi lado y al otro después. Ellos contra mi mamá y yo, o solo ella.
—¿Crees que somos como otros que se dejan matar fácil? —Un pelinegro con ojos celeste, su piel pálida y con tierra en su rostro. Mi madre apunto la flecha en el estómago de él. Estaban cerca. La punta de la flecha en el estómago del pelinegro, y él agarrándola del cuello.
—Esta vez no vine por ustedes, vine por él. —Miramos al otro pelinegro, herido con la flecha de mi mamá atravesando su estómago. Una pelinegra fue hacia él y empezó a acariciarlo, un rubio fue hacia él. —Ojo por ojo, ceja por ceja.
—Mamá, vamos. —Susurré, todas las miradas hacia mí. Sonriendo perversamente, todos, menos mi mamá y yo.
—¡Rachel, corre!
Un rubio con rulos, ojos marrones y un cuerpo delgado. Agarró mi cuello y lo apretó tan fuerte, causando que suelte jadeos de dolor.
—Tal vez, debamos probar esta sangre. —Comentó, aún con sus dedos en mi cuello.
—Bórrale la memoria, Payton.
Ahora
Payton
Tenía demasiados poderes que el Dios me brindó, muchos relacionados a la mente, al igual que Jaden. Somos personas sabias.
—Danos cinco meses, solo cinco, cómo le diste a Nessa para buscar la manera de solucionar la muerte de sus padres. —Le guiñé el ojo a la pelinegra, ganándome un rugido de ella mostrándome sus blancos colmillos.
Recuerdo a Chase me dio solo tres meses para remediar el problema que tuve, matar a mi padre. Fue un problema que pudimos resolver, usé mi poder, el poder que no debí usar y no debe de existir.
—Deseo cumplido. Si no es así, me veré obligado a matarlos.
Helou :D
¿Les gustó?
Trataré de actualizar seguido. Tengo ya los capítulos hechos, y dos de ellos con su jotito (creado hace tres meses, lo siento 😔)
El sábado y domingo no soy de actualizar, pero si lo hago, bendito día. En fin, espero que le haya gustado y el final... Bueno, falta re muchísimo.
Nos vemos <3
Valeria-
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DANGEROUS (V.H, P.M, J.R, J.H)
Fanfiction-Somos peligroso para la sociedad. -Desgraciadamente. Payton Moormeier, Jaden Hossler, Vinnie Hacker y Josh Richards. Segundo libro de "DANGER". Contiene Orgía