2: Convenciendo al monstruo

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─ No quiero hacer esto, me va a decir que no ─ digo nerviosa desde el asiento trasero del coche

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─ No quiero hacer esto, me va a decir que no ─ digo nerviosa desde el asiento trasero del coche. 

─ ¿Cuándo te ha dicho que no a algo? ─ me recuerda Alex. 

─ Millones de veces.

─ Venga dime una. 

─ El día que le pedí que me llevase a... espera, si me llevó ─ empiezo a recitar muy deprisa de los nervios ─. O cuando le dije que me invitase a su fiesta y se negó, bueno insistí durante tres días y al final me invitó. Pero el día en el que...

─ Por el amor de Dios, Liv, si hasta te acompañó al cine a ver todas las pelis de Crepúsculo porque tus padres no querían que fueras sola.

─ Pero se quedó dormido.

─ Pero fue. 

Odio que tenga razón en esto. 

No digo nada más, simplemente miro por la ventanilla deseando que el coche no se detenga nunca. 

─ ¿De verdad crees que aceptará? ─ le pregunto por decimoquinta vez a mi amigo cuando detiene el coche.

─ Estoy un noventa y nueve por ciento seguro de que sí.

A pesar de la seguridad que muestra al decirlo, no consigue convencerme del todo., pero tras un rato de automotivación me bajo del coche. 

─ ¿Estás segura de que no quieres que te acompañemos? ─ insiste Mia quien se pasó todo el camino mirando Instagra, sin hacernos caso.

─ Sí, vosotros seguid con vuestra vida. Os llamo después.

Continúo andando hasta llegar a la entrada de la casa y seguidamente sin detenerme a pensarlo llamo al timbre. En seguida, se me pasa por la cabeza marcharme sin decir nada, pero por desgracia a los pocos segundos se abre la puerta y ya no hay vuelta atrás.

─ Hola Olivia, cariño ─ dice una mujer rubia de unos cuarenta y pocos años abrazándome gentilmente ─ Alex no está, ha salido con Mia ─ me informa amablemente Victoria, la madre de Alex.

─ Lo sé, he venido a ver a tu otro hijo.

Su expresión cambia a sorpresa, pero rápidamente vuelve a una sonrisa incluso más pronunciada de lo habitual.

─ En ese caso, adelante. Está en su habitación. Ya sabes donde es.

El interior de la casa es incluso más bonito que el exterior. Me encanta esta casa. Siempre me ha encantado. Todo está tan pensando, desde los colores hasta cada mueble, obviamente de debe a que Victoria es diseñadora de interiores, la mejor, sin duda alguna espero que diseñe mi futura casa.

Le agradezco su amabilidad y subo corriendo las escaleras hacía la segunda planta antes de que vuelva a arrepentirme. El corazón me late a mil por hora durante el corto trayecto. Llego a la puerta de su habitación, la última del pasillo, y resulta que está entreabierta así que puedo ver perfectamente como está tumbado en su cama leyendo un libro. Dios mío, no sabía que pudiera verse más sexy de lo habitual. Está tan concentrado en su lectura que me da hasta pena molestarlo. Si fuera yo la que estuviera en su lugar odiaría que alguien me molestase por una tontería, por ese mismo motivo me doy la vuelta para volver por el camino por donde he venido. Sí, definitivamente es una buena excusa para largarme.

INEVITABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora