6: ¿Estoy en el paraíso?

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─ Liv despierta, ya hemos llegado ─ dice Aaron gentilmente despertándome

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─ Liv despierta, ya hemos llegado ─ dice Aaron gentilmente despertándome.

Ni siquiera me había dado cuenta de que me había quedado dormida. ¿Cuánto tiempo llevaré aquí dentro? Miro a mi alrededor y no veo ni una sola pista de donde estamos. Tan solo sé que ha aparcado en mitad de un parking subterráneo, pero podemos estar en cualquier lugar del mundo.

─ ¿Dónde estamos? ─ pregunto asustada mirando en todas las direcciones intentando averiguar donde demonios estoy.

─ En Chicago.

─ ¿Queee? ¿Has estado conduciendo una hora? ─ pregunto perpleja y él asiente con la cabeza orgulloso ─ ¿y eso por qué?

─ Ya lo verás ─ abre la puerta del conductor y sale del coche ─ venga vamos.

Permanezco en mi asiento unos segundos hasta que el impaciente me abre la puerta.

─ ¿Tan poco te fías de mí?

─ ¿Quieres que te sea sincera?

─ No, quiero que te muevas.

Había olvidado lo borde que puede llegar a ser a veces. Refunfuñando me levanto y salgo del coche. Echamos a andar y salimos de ese oscuro parking. El sol me ciega nada más salir y al cabo de un rato cuando mis ojos se acostumbran a la luz lo primero que veo es que estoy rodeada de rascacielos. Siempre me ha fascinado esta ciudad, su gente, su energía, todo. Chicago es tan diferente a Naperville. Aquí me siento como una hormiguita en medio del caos, pero como una hormiga feliz.

Caminamos entre toda la multitud en completo silencio. No pasan ni cinco minutos cuando se detiene enfrente de una enorme librería.

─ Me encantan los libros, ya lo sabes, pero ¿no había librerías en Naperville? ─ pregunto.

─ Claro que las hay, pero no como esta.

─ ¿Y qué tiene de especial? ─ vuelvo a preguntar cada vez más intrigada.

Abre la puerta dejándome pasar. Nada más entrar me quedo en shock, más o menos como cuando Rachel está al lado de Alex o Aaron y tan emocionada como mis hermanas al ver a un chico guapo. Necesito un minuto para recordar cómo se respiraba y como se hablaba.

─ Te lo he dicho ─ sonríe Aaron cogiéndome del brazo para quitarnos de en medio de la puerta ya que estamos cortando el paso a los demás clientes.

Sigo en shock. A lo mejor es lo más común del mundo, pero en mi caso era la primera vez que veía una cafetería-librería. Ni siquiera sabía que esto existía. Mis dos obsesiones unidas en un solo lugar: comida y libros. Ya puedo morir tranquila.

Nos sentamos en una de las mesas y por mucho que lo intento no puedo parar de mirar a todos emocionándome por todo lo que hay a mi alrededor. Podría quedarme a vivir aquí el resto de mi vida y seria plenamente feliz.

INEVITABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora