¿Y si tuvieras que fingir ser la novia del chico mas popular del instituto al que por cierto conoces de toda la vida?
Esto mismo es lo que le pasa a Olivia cuando de repente su vida da un giro de 360 grados al verse envuelta en una mentira de la que...
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Doy vueltas de un lado al otro desesperada. Esta mañana quedé con Aaron en la puerta del instituto en cuanto acabasen las clases para acompañarle a la pista de hielo, pero han pasada ya 10 minutos y no aparece. Como se haya arrepentido... Espera, escucho pasos. Viene alguien. Por fin, me estaba cansado de esperar.
Me giro y aunque no veo muy bien quien es debido al contraluz y a pesar de que se parece demasiado solo por su silueta y forma de andar sé que no es él y lo confirmo cuando veo el destello dorado de su pelo. Sin duda alguna se trata de Alex quien pasa por mi lado como si no existiera. No puedo más, lleva una semana evitándome, esto tiene que acabar de una vez.
─ ¿Vas a ignorarme eternamente? ─ se gira ante mi pregunta, pero no emite ni una palabra ─ ¿Por qué te molesta tanto que seamos amigos?
─ Porque no queréis ser solo amigos, al menos él no ─ pronuncia con cierto tono de molestia.
─ ¿Y que más te da? Yo no te digo con quien puedes salir o no.
─ No quiero que te haga daño ─ vuelve a repetir el mismo argumento de siempre.
─ No sabes si lo hará.
─ Ni tú tampoco.
Suspiro harta de la misma conversación. Por mucho que quiera no puede controlar mi vida.
─ Vale, quizás tengas razón. Tengo que dejarte que tomes tus propias decisiones, pero no me fio de él. Es mi hermano y sé cómo es y tú también lo sabes ─ reconoce al fin.
─ Gracias, ¿podemos volver ya a la normalidad?
─ Por supuesto, ya puedes estar poniéndome al día de vuestra cita del otro día ─ me sorprende que se haya enterado y sobre todo que tenga interés ─ Todo el mundo se ha enterado de vuestro numerito en clase de literatura ─ aclara al verme la cara.
Ya no me acordaba de eso, que vergüenza.
─ No era una cita ─ repito ya cansada de que la gente no se entere.
Por suerte para mi aparece Aaron cortando lo que Alex estaba a punto de rebatir. No se le ve muy contento, más bien diría que esta enfadado por algún motivo que desconozco, pero al mirarme intenta ocultar su irritación con una sonrisa forzada. Es bueno ocultando sus sentimientos, pero por desgracia para él yo soy igual de buena descifrándolos, pero solo cuando quiero.
─ Ya pensaba que te habías rajado ─ le digo para animar el ambiente.
─ No, me he entretenido, solo eso.
Aunque sea raro en mi decido no atosigarle más, ya me dirá si quiere o no lo que le pasa cuando estemos solos.
─ ¿Os habéis perdonado ya? ─ pregunta pasando la mirada de uno al otro.
─ Si, todo vuelve a ser como siempre, ¿verdad Alex?
Me giro hacia él y veo que sigue con el ceño fruncido al igual que Aaron. Vaya dos. Se nota que son hermanos. Son igualitos.