Jimin
Cuando Jimin escuchó los disparos, decidió que era momento de interferir. Entonces rodando los ojos con fastidio, salió por fin de su escondite.
Había estado siguiendo a Jungkook desde el momento en que el menor salió del departamento, siendo en todo momento sigiloso e impredecible, aunque le había costado un poco hacerlo, pues las motos no eran tan silenciosas, pero no le fue imposible. Como Jungkook él también estuvo un poco esperanzado en que Hoseok no fuera un traidor, se decepciono cuando descubrió que no era así, pero no tanto como lo estuvo Jungkook.
Quiso intervenir cuando el azabache se puso a gritarle al edificio, mas no pudo hacerlo porque en ese momento comenzaron los problemas y tuvo que echar a correr también. Adelantó a Jungkook por mucho y estuvo esperando escondido bajo un poste cerca del auto del menor, y cuando escuchó los disparos, utilizó por fin una de sus armas.
Al mirar hacia donde provenían los disparos, pudo ver que eran al rededor de cuatro hombres los que perseguían a Jungkook, quien corría tan rápido como sus pies se lo permitían, eso le daba algo de ventaja pues tenia oportunidad de escapar. Notó como el chico azabache con tatuajes lo miraba estupefacto mientras disparaba sin siquiera mirar a su objetivo.
Jimin esa noche creyó que con suerte lograrían atrapar a uno de sus terroristas, pero no conto con que al momento de interferir seria demasiado tarde, pues cuando Jungkook casi llegaba a su automóvil, cayó al suelo, su arma salió volando hasta casi caer a los pies del pelirosa. Jimin abrió los ojos aterrado mirando el arma y luego al chico en el suelo.
Pronto, sin importarle recibir los disparos, corrió a auxiliar a Jungkook, este muy lentamente se incorporaba en el suelo y soltaba fuertes quejidos, pues por fortuna no estaba muerto, pero un charco de sangre se formaba rápidamente.
—¡Jungkook! — gritó Jimin.
Luego, Jimin cuando estuvo con él, tanto las balas dejaron de llover, como sus perseguidores se detuvieron. Ellos no se acercaron lo suficiente para poder ser reconocidos, y el pelirosa tampoco se acercó, pues en ese momento le pareció más importante evitar que Jungkook muriera. Por eso tomó al azabache entre sus brazos para examinarlo, dándose cuenta que tenia una herida de bala el muslo derecho y otra en su pantorrilla. Al momento de intentar levantarlo, el chico hizo una mueca de dolor, seguido por un chillido.
—¿Qué coño haces aquí? —cuestionó el azabache, mordiendo sus labios para evitar dejar escapar otro chillido.
El pelirosa no respondió enseguida, no hasta que lo por fin logró ponerlo de pie y hacerlo que recargara un brazo en su hombro. Y al alzar la vista para encarar a sus perseguidores, se dio cuenta que estos se habían ido. Después simplemente pudo suspirar, pero no sabia si de alivio o decepción.
—Pudieron matarte, y ¿lo único que te preocupa es que yo este aquí? — soltó con esfuerzo. Jungkook era puro musculo y no era nada ligero.
—No se suponía que esta era misión — se quejó al intentar poner algo de su peso en su pierna herida —mi momento de lucirme.
Jimin le miró indignado.
—Oh, claro que lo hiciste —dijo con sarcasmo —Porque que tu interpretación de la discreción es tan única.
El azabache se quedo en silencio un momento, mientras Jimin lo llevaba como podía hasta el auto, que por suerte no estaba lejos.
—¿Qué hubieras hecho tú?
Jimin suspiró por segunda vez al terminar de acomodar al menor en el capo del auto.
—No gritar a todo pulmón como tú, de eso puedes estar seguro — respondió con voz tranquila y palpó los bolsillos del chico en busca de la llave.
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Calm, Kitty. (Diki)
FanfictionKitty desarrolló una obsesión por un chico pelinegro que le salvó la vida cuando era apenas un niño. Y que también le enseñó - inconscientemente - como vivir la vida. Después de eso deja todo lo moralmente correcto, dispuesto a encontrar a su chico...