Capítulo 30

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Namjoon jamás tuvo el pensamiento de tomar el lugar del mando. En su cabeza nunca pensó en suplantar a su líder, sencillamente porque el respeto que tenia hacia él y la admiración que un día nació en él por Yoongi, era demasiada que no le permitía pensar ese tipo de cosas.

Eran pocas las cosas que recordaba de su infancia, no era una persona supersticiosa, creía más bien en la ciencia y en todo aquello que estaba científicamente comprobado o tenía bases de investigación experimental, pensaba que, de haberle tocado una vida diferente, hubiera elegido el camino de la sabiduría. Le gustaba imaginarse que pudo ser un buen físico, matemático e incluso la historia hubiese sido perfecta para él. Pero la vida no era justa con nadie y a él le tocó aprender eso de formas que pocas personas pueden imaginarse y que solo tipos como ellos, bastardos abandonados a su suerte desde pequeños y criados por la peor escoria de mundanos; podían comprender.

Tiempo atrás aprendió una cosa, o más específicamente, creó una teoría y se obligó a apegarse a ella. Concluyó que la mente humana es tan compleja, perfecta y nunca nadie podría entender como funciona. Era tan perfecta que, podía salvarte. Salvarte de ti mismo. Por eso, se decía que el no recordar nada de tu infancia, se debía a que nuestra mente crea amnesia a recuerdos o situaciones traumáticas para evitar el daño emocional o psicológico en el presente.

O al menos, eso le gustaba creer, sonaba mejor que pensar, en que su infancia fue tan miserable y ni siquiera valía la pena recordarla.

Un único recuerdo era claro se proyectaba en su mente como si estuviera sucediendo en el presente, como si lo estuviera viviendo, porque así lo sentía él y quizá era la razón de su respeto y admiración hacia Min Yoongi.

Era un miércoles, no importaba el día, o el mes, o el año. Solo importaba que era miércoles. Habían llegado a mitad de semana y con ella también el "Día de visita", como a las cuidadoras de Dios les gustaba llamarlo, y como a ellos los obligaron a llamarlo.

Namjoon no era un niño sociable, pero si uno muy inteligente, por eso se limitaba a observar desde un rincón a los niños que ansiosamente miraban al portón del gran orfanato en espera de aquellas personas que sin falta llegaban los miércoles. Él creía que eran todos unos tontos, o demasiado inocentes aun para entender lo que pasaba, y la razón por la que Namjoon odiaba el día de visita.

De repente su vista fue a parar a un grupo de niños, que a diferencia de los demás, no tenían la mirada iluminada puesta en el portón, si no que hablaban entre ellos, y uno de ellos, el de piel más blanquecina, parecía balbucear algo y de vez en cuando, miraba con un profundo odio hacia el portón, como si fuera explotar de rabia si este se abría.

Namjoon sabía quienes era, sabía que siempre estaban juntos y que sus nombres eran, Yoongi, Jin, Jiwoo, Hoseok, Tae y el más pequeño, tal vez de unos seis años, era, Kook, y había alguien más, una niña, quizá de la edad de Yoongi, pero no estaba seguro de su nombre, solo un par de ocasiones había escuchado que la llamaban So. Sin embargo, notó que faltaba alguien más, alguien cuyo nombre tampoco conocía, pero en el tiempo que estuvo observando a ese pequeño grupo, concluyó que ese alguien era importante, no por ser el mayor, si no por su habilidad y paciencia para apaciguar las malas actitudes, nervios e incluso reacciones violentas de todos ellos, en especial de Yoongi y So.

Notó también una cosa más, algo que en ese momento pasó por alto, pero que días más tarde no pudo ignorar.

Jin, como todos le llamaban, porque la realidad era que nadie estaba seguro de su verdadero nombre. Cambiaba constantemente, un día él podría decirte que se llamaba MuJin, otro día era WooJin, al siguiente podría ser SeongJin, o SooJin o SuJin, pero siempre era Jin.

Jin era el segundo mayor de ese grupo, probablemente estaba por cumplir los doce, era más alto que todos ellos, un poco más delgado pese a sus hombros anchos. Era muy seguro de si mismo, pero tampoco egocéntrico, le gustaba el orden y la limpieza, y odiaba el color rojo. Era cariñoso, especialmente con Tae. Siempre contaba chistes los cuales eran terribles, pero no importaba cuan malos fueran, siempre terminabas riendo a causa de la risa contagiosa de Jin. Namjoon juraba que Jin era una pequeña luz que iluminaba al grupo, aunque a veces se ausentaba y volvía decaído, en ocasiones con pequeñas lesiones o arañazos en los brazos, o el cuello, eran las únicas zonas visibles.

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⏰ Última actualización: Mar 14 ⏰

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Calm, Kitty. (Diki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora