27; hasta acá llego.

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Alma.

—¿Qué haces vos acá? —preguntó entre risas mientras hacía montoncito.

—Vine a jugar a la bolita, ¿vos? —solté sarcástica y la risa de algunos se escuchó.

—Te detesto, boba. —me miró "amenazante" y los dos nos reímos, se acercó y dejó un beso en mi mejilla. 

—¿Se conocen? —preguntó de mala forma... Gianella, creo que se llamaba.

—¿Y vos quién te pensas que es la madre de mi bendi? —preguntó obvio y los ojos de todos se abrieron con sorpresa.

—¿Vos sos la mamá de Justina? —preguntó Dante con sorpresa y asentí— Boluda, sos la madre de mi ahijada y recién me entero. —bueno, eso sí no me lo esperaba— Cuando este boludito vino para Buenos Aires nos hicimos mejores amigos desde el minuto uno y bueno, acá andamos.

—Bueno, ahora vemos lo chiquito que es el mundo; tu mejor amigo y padrino de tu hija, se quiere culear a tu ex. —soltó la amiga mirándolo a Lionel y mis ojos se abrieron como platos, flasheo una banda de confianza.

—¿Qué decís, pajera de mierda? —hizo montoncito Dante y los demás la miraban mal.

—No empieces Gianella, no nos cagues la noche a ninguno, es lo único que te pido. Mira que si vos estás con el culo dado vuelta porque el pelotudito de tu ex te gorreo, no es culpa nuestra; no te la agarres con la piba que la conoces hace dos minutos, pelotuda. —soltó bastante enojada la dueña de la casa, Jazmín. Ya me quería ir a la mierda, lo último que me faltaba es que se pelearan por mí también.

—Te fuiste de tema, Gianella. —soltó Dante bastante enojado— No son todas como vos, te aviso. —frunci mi ceño un poco confusa, ¿de qué hablaba?

—Además lo que haga Coty a mí no me molesta. —habló tranquilo Lionel— Es la madre de mi hija, nada más. —le sonreí agradecida y me guiño el ojo despreocupado.

—Veni, acompañame a preparar más fernet. —pidió Jaz y asentí para salir un poco de esa situación incómoda.

—Ey, Jazmín... ojo, cuidamela. —la apuntó con el dedo Dante y ella asintió mientras rodaba los ojos.

—Como mucho le voy a comer la boca. —bromeó, o eso creo— No le des bola a Gianella, está mal y se la agarra con todos.

—Sí, no pasa nada. —negué con una sonrisa a boca cerrada y llegamos a la cocina.

—No sé pero siento que vos y yo, nos vamos a llevar bien. —asintió con una sonrisa y yo se la devolví— ¿Te gusta el vino? —preguntó de la nada y yo asentí— Entonces nos vamos a llevar más que bien.

[...]

Me encontraba cantando y bailando con Dante, con un par de tragos encima ya se me había pasado todo tipo de vergüenza.

—¡Es que no quiero pasar por tu vida como las modas! —cantaba mientras con una mano lo señalaba a Dante y con la otra simulaba un micrófono inexistente.

—¡No se asuste señorita, nadie le ha hablado de boda! —seguía mi ritmo de la canción.

—Yo tan solo quiero ser las cuatro patas de tu cama... —cantamos los dos juntos entre risas— Tu guerra todas las noches, tu tregua cada mañana. —me dio una vueltita y nos reímos.

—Temazo. —sonrió negando y asentí dándole la razón.

—¡Che tortolitos! —gritó Lionel y nos dimos vuelta a mirarlo— ¿Vamos yendo? Sino la cola va a ser enorme.

solo por vos; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora