❛𝙎𝙤 𝙩𝙚𝙣𝙙𝙚𝙧𝙡𝙮 𝙖𝙣𝙙 𝙚𝙣𝙙𝙡𝙚𝙨𝙨𝙡𝙮❜ ─「ⱽᵃⁿⁱᵗᵃˢ ⁿᵒ ᶜᵃʳᵗᵉ | ⱽᵃⁿᵒᵉ 」

04; Everblue.

❝ En donde Vanitas es un esclavo, que Noé libera. ❞

⚠ No tiene relación con el anime, sera parte del capítulo dos de una historia  Vanoé que subí hoy.

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Vanitas corría con toda la fuerza que sus piernas tenían, su vaho cálido escapándose con sus jadeos, haciéndose blanquecino al hacer contacto contra el aire aire gélido. Corría desesperado por la libertad que pocas veces lograba conseguir.

Su vida, irremediablemente, estaba manchada por la ironía. Había sido atrapado, y tratado como un brujo solo por el color azul inculcado en sus ojos, matizando sus cabellos  y siendo la representación melancólica de su alma.

Lo habían subastado en oferta, pero no valía nada, porque los vampiros repudiaban el color azul. Y sí nadie lo compraba, lo darían como el culpable de las repentinas matanzas que azotaban el reino, para cobrar la recompensa que darían por la cabeza del culpable.

Se rumoreaba que en los cadáveres habían marcas, símbolos con lunas en ceruleo, y eso significaban el clan de la luna azul. ¡Asi que era perfecto!

¡Un niño de la luna azul! ¿Quién mejor para ser el culpable?, eso exclamaron sus raptores, burlándose de que por lo menos para algo servía. No iba a permitir que le privarán de su libertad, otra vez.

Pero sus fantasías de ser libre, se fueron tan pronto como su rostro impacto contra el suelo, percatándose de que se había torcido un tobillo.

—Maldicion —blasfemo contra el asfalto, volteando para comprobar, que efectivamente, sus raptores venían pisándole los talones.

Gracias al bastón que tenía pudo levantarse, se apoyo contra la pared del callejón, sin poder hacer más nada. Las personas que lo perseguían no tardaron en rodearle.

—Amenazarnos no te conviene —habló uno de los tipos que le habían secuestrado, que hizo amago de acercarse.

Quería protestar cada que le decían bruja, sin embargó sabía que era mejor seguir manteniéndose de ese modo.
Podía asustarlos, pero se veía patéticamente asustado, temblando por el dolor del tobillo, por el cual quería romperse a llorar.

—Escuchen bien —apuntó con el bastón y las personas retrocedieron, conocían las leyendas de los poderes que poseían los clan de la luna azul —. Más les vale alejarse, sino quieren que use mi brujería en ustedes.

Esculpió las palabras con rabia para ser más creíble y regalo la mirada más cruel que podría hacer. En realidad no sabía conjurar la magia de su clan, solo tenia conocimiento del libro, que todos querían.

—¿Qué ha hecho de malo? —se escuchó la pregunta de un hombre que casualmente iba pasando, moreno y con un esponjosos gato blanco entre los brazos, nada importante.

Uno de los raptores comenzó a platicar con él, contándole mentiras o la verdad, no lo sabe con certeza, estaba más preocupado en no desplomarse al suelo y dejarse atrapar.

Aunque  hubo un momento que escuchó con nitidez  las cosas que infundía de él;

—Es una de las niñas de la luna azul, creemos que la culpable de la matanza en el reino.

—¡Están inculpando a personas que no tienen nada que ver con eso! ¡Yo no he hecho nada! —gritó desesperado.

Esperaba un poco de ayuda. Le temblaba hasta el corazón, sentía tanto miedo, no quería morir tenía cosas que hacer, personas que buscar, tenia…

—¡Callate bruja! —gritó uno de los hombres, sobresaltando a su pequeño cuerpo, haciendo que se derrumbara.

—No le demos muchas vueltas a esto, atraparla —habló nuevamente el jefe de los secuestradores.

Todo paso demasiado rápido, entre todos los atraparon, su corazón destrozado y sus sentidos aturdidos por un golpe que había recibido. No tenía fuerzas para intentar librarse, no entendía por que se afanaba tanto en vivir una vida, que solo le daba desgracias.

—Esperen —habló el mismo hombre de antes y señaló con la mano —. Por la cadena en su cuello puedo intuir que es una esclava, podría pagarles lo que cuesta y lo que ofrece la recompensa, para que me la den

Todos quedaron perplejos, y en los ojos azules del azabache se podía notar el desconcierto, mientras las palabras resonaban como la oración más inaudita de todas; —. ¡¿Eh?!

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—Hey —llamo la persona, que lo tenía entre brazos como un pequeño niño, no podía caminar, pero el peliblanco prometió llevarlo a un lugar seguro que llamaba casa —. ¿Cómo te llamas? 

Abrió la boca para hablar, pero se mordió la lengua y mintió;

—Vanitas, me llamó Vanitas —escondió la cabeza en el pecho contrario, fue involuntario, se sentía cálido. 

—Mi nombre es Noé, aunque no es tan bonito como tu nombre —alagó con una sonrisa y por algún motivó ese cumplido hizo que le hirvieran las mejillas, derritiendo la fría nieve en ellas —, o como el bonito azul de tu mirada

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Resubo esto porque no terminé un Akiangel que quería hacer 💔 😫. Además extrañaba el Vanoé.