❛𝙎𝙤 𝙩𝙚𝙣𝙙𝙚𝙧𝙡𝙮 𝙖𝙣𝙙 𝙚𝙣𝙙𝙡𝙚𝙨𝙨𝙡𝙮❜ ─「ⱽᵃⁿⁱᵗᵃˢ ⁿᵒ ᶜᵃʳᵗᵉ | ⱽᵃⁿᵒᵉ 」

15; Sexual tension

❛ En donde Noé conoce en la pista de baile a una chica, que resulta ser el chico que le gusta❜

⚠ Continuación de; sexual tension

⚠ AU sin temática del anime.

⚠ Vanitas trapito. No es un cambio de sexo, pero se feminiza demasiado al personaje.

⚠ Contenido homoerótico, +18.

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Apenas cruzaron la entrada del apartamento, Noé empujó a Vanitas contra la pared más cercana, cerrando la puerta tras ellos con el pie. Y se besaron con ansia. No fue uno de esos exageradamente suave, era uno que revelaba lo hambrientos que estaban del otro. Siempre quisieron besarse de esa manera tan salvaje, cada que se insultaban por sinsentidos en los pasillos de la universidad.

Las manos del peliblanco tomaron al azabache por los muslos, alzándolo con facilidad. Vanitas envolvió sus piernas alrededor de la cadera del moreno, sonriendo satisfecho entre el beso. Estaban tan desesperados que ni siquiera quisieron llegar hasta la cama. Noé colocó al apetecible azabache sobre la mesa, en dónde desayunaba todas las mañanas con sus compañeros de piso, le abrió las piernas, colándose entre ellas, sonriendo travieso al restregar su erección contra el ingle de Vanitas. Su lengua trazaba una lamida lánguida en su nuez. Descubrió que le encantaba hacerlo, pero las líneas húmedas que hacía con su lengua, descendieron por el hueco entré las clavículas, expuesto por el escote del vestido.

-Eres demasiado hermoso - Noé nunca hubiera reconocido aquello estando en todos sus cabales, pero estaba con la mente un nublada por el alcohol y la excitación del momento.

Decidió bajar los tirantes del vestido, exponiendo su pecho plano y pálido. Su mirada purpurea quedo entretenida en las protuberancias de color rosado, sus besos bordearon las clavículas, siguiendo un camino sinuoso hasta sus pezones. Los envolvió con sus belfos y los frotó con la punta de la lengua. Estaba caliente. Noé estaba malditamente caliente. Y solamente pensaban en lo afortunado que era por profanar la blancura de Vanitas. Estaba haciendo un desastre con el pecho del ojiazul. Lamiendo, succionando. Mordiéndolo. Hasta dejarle los botones arrebolados e hinchados, con los tatuajes de sus dientes en la suave carne.

Noé se separó de los pezones, el vestido atascado en la cintura del azabache seguía estorbando, aunque se negaba a quitárselo. Levantó lentamente la falda del vestido. Y fue la mejor decisión en su vida. Tragando saliva con fuerza, cuando encontró algo que hizo que el incendio entre sus piernas se intensificara, su polla pálpito.

Se inclinó lo suficiente para acercar su rostro a la entrepierna contraria, inhalando el olor, soltando su respiración caliente sobre la erección, cubierta por tela de algodón. Sus dedos se encargaron de retirar la prenda, sin llevarse las mayas que enfundaban los cremosos muslos. Rompió las bragas con facilidad, acelerando los latidos del azabache.

-No sabía que eras un bárbaro -se burló Vanitas.

-Yo no sabía que eras tan precioso en todos los lugares - alabó Noé, hundiendo el rostro entre sus muslos para lamer las níveas piernas.

La cara interna de sus muslos fue mordida por sobré las mayas, el mayor estaba entusiasmado con la idea de dejar su firma en ellos. Con cada surco declaraba que los muslos de Vanitas eran su nuevo lugar favorito.

-Ah, gilipollas -gruñó Vanitas cuando los incisivos de Noé perforan su piel.

Una sonrisa se enarboló en el rostro de Noé. Se alejó de los muslos del azabache, para sentarse en el sillón de la sala. Vanitas dibujó un puchero con sus labios abultados, quería atención del moreno y este estaba a unos pasos de él.