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Vanitas no quería ser como los otros omegas, pero término teniendo un esposo agradable y un cachorro en su familia ❞

⚝ Relacionado con; Make me yours.

⚝ AU omegaverse.

⚝ No editado. Demasiado largo.

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Una cera blanca o un jardín con enanitos, definitivamente no se encontraba entre las líneas de su inexistente lista de deseos para el futuro, sin embargo, ahora que tenía exactamente eso, no le desagrada.

—Es tan pequeño —suspiró Noé con embeleso, enamorado del diminuto bebé que sollozaba silenciosamente entre los brazos de su pareja, envuelto en cobijas olorosas por el suavizante y sus extremidades enguantadas.

Con solo días de nacido, era una cosita sonrosada y de mejillas regordetas.

—Lo es —coincidió Vanitas, una  sonrisa disimulada apareció en su expresión cansada, aletargado por el sueño y cansancio gracias al trasnochado —. Es un enano.

—Tal vez será un niño no muy alto, como tú.

—No soy bajo —bufo Vanitas, rodando los ojos —, solo eres demasiado alto.

 Tomaron la decisión de mudarse juntos cuando descubrieron que tendrían un cachorro, muchos pensaron que fueron demasiado apresurados, las personas que los conocían de años opinaron que habían tardado, porque estuvieron enamorados desde la secundaria. Les gustó asentarse, hacer el amor en cada rincón de su nuevo hogar, impregnarlo de su aroma y ordenar las cosas de ambos en un mismo gabinete, salpicar pintura celeste al otro mientras hacían un desastre pintando la futura habitación del bebé.

No planearon nada de eso, ni mudarse pronto o tener niños. No es como que planearon o formularán pensamientos coherentes, cuando la irresistible necesidad de estar más cerca predominaba en todos los sentidos, los hizo hervir de deseo, hambrientos de caricias, dominados por los instintos primitivos que no les permitió usar la cabeza de arriba para pensar en las consecuencias de pasar un celo juntos.

Aun así lo hicieron, tuvieron momentos de lucidez que les cercenó toda preocupación, sabían que nunca se arrepentirán. Tarde o temprano, se casarían, tendrían hijos.

Lo sabían con cada fibra, desde que se enamoraron, no les fue un estorbo que ocurriera más temprano que tarde.

—Valentine sigue llorando —ese era el nombre del pequeño, ambos lo escogieron —. ¿Por qué no deja de llorar? —cuestionó tristemente, Noé, arrastrando la silla más cerca de la cama, queriendo obtener una mejor vista del niño —. Ya lo alimentamos.

Vanitas frunció el ceño, observando a la criatura gimoteante entre sus brazos, limpio, descansado y con la pancita llena, tampoco entendía la razón de llanto.

Mostrarse preocupado es algo que no hace realmente, la cosa se torna diferente cuando se trata de su marido, y al parecer ahora por su cachorro, comenzaba a desesperarse por no saber cómo consolar al niño.

A su niño.

—¿Qué pasa, Vani? —Noé estiró la mano, acariciando uno de los mechones de cabello que enmarcaron el delicado rostro de su omega, que se sentó con las piernas cruzadas sobre el colchón, mirando como Valentine se removía inquietó.

La caricia fue correspondida. Vanitas se apoyó contra él toque, la angustia arremolinada en su pecho mermó, sobretodo cuando aspiró profundo, y el aroma achocolatado de su alfa invadió sus pulmones. Entonces, pensó en lo que podría querer Valentine.

❛𝙎𝙤 𝙩𝙚𝙣𝙙𝙚𝙧𝙡𝙮 𝙖𝙣𝙙 𝙚𝙣𝙙𝙡𝙚𝙨𝙨𝙡𝙮❜ ─「ⱽᵃⁿⁱᵗᵃˢ ⁿᵒ ᶜᵃʳᵗᵉ | ⱽᵃⁿᵒᵉ 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora