Día 28: A las dos...

1K 52 32
                                    

Red Pandemonium, viernes, 5:37 PM

Mi buen amigo:

                                Te diré cómo haremos esto así no te toma por sorpresa. Aquí vamos:

* Te cuento lo que sucedió

* Cinco minutos para juzgarme

* Sigo contándote

* Cinco minutos para juzgarme

* Me voy a destruirlo todo, mientras asumes que no hay una sola cosa que puedas hacer para detenerme

¿Recuerdas cuando te conté que había saltado al balcón de Skylar? Nunca terminé de contarte eso. Bien, como decía, teníamos a Casey de corresponsal espía en la fiesta y a Kate de rescatista con la cuerda. Después de aterrizar con el estómago sobre la baranda pensé que alguno de los vecinos se asomaría y me encontraría revolcándome de dolor en el suelo, pero aparentemente mis partes blandas absorbieron el sonido. Nota al margen: tuve un moretón tremendo durante una semana, tuve que mentirle a Drew diciendo que me caí sobre el lavabo del baño... no me creyó ni media palabra, y asumió que había estado peleando en béisbol ganándome un batazo en el estómago. No se cómo no se me ocurrió a mí.

Una vez que recuperé el aire y pude enderezarme, saludé a Kate y le hice señas para que dejara de chillar "Dylan, Dylan, ¿estás bien?". Ni bien se quedó callada, me ocupé de mi tarea: probar qué elementos se podían encender a distancia para asustar a Skylar. Me acerqué a la ventana y saqué el control desde las profundidades de la camperita y noté, desilusionada, que se había partido al medio en el impacto. Mierda mierda mierda. No funcionaba probando desde la ventana. Se ve que en ese instante algunas de las neuronas que se me sacudieron en la caída se chocaron de frente entre ellas y pensé "¡hey! ¿y por qué no pruebo desde dentro del apartamento?"... y así fue como llevé a cabo la segunda actividad más irresponsable de mi vida en la misma noche: solté la soga, levanté suavemente la ventana y, en un ejemplo de estupidez suprema, me metí de cabeza a la habitación de mi enemiga.

Suena temerario y estúpido, lo sé, pero en ese momento me pareció que nada podía salir mal. Para empezar, conocía su apartamento de memoria, casi como el mío. Ella estaba en una fiesta en una granja de las afueras... tardaría al menos cuarenta y cinco minutos en llegar. Me sonreí a mí misma por mi genialidad y comencé a probar el control remoto. La heladera no me obedeció en absoluto. El centro musical parecía haber cobrado vida propia, y en varias ocasiones tuve que acercarme al living y bajarle el volumen a mano. El aire acondicionado pasaba de Círculo Polar Ártico a Mordor con solo presionar un botón, y luego se apagaba. Al menos la tele se puso de mi lado. Estaba interesadísima sentada sobre la cama evaluando si debía o no hackearle la computadora cuando escuché las llaves en la cerradura.

Primero maldije a Casey, luego a Skylar. Todos mis instintos me decían que saliera por donde había entrado, pero sabía que nunca podría hacerlo rápido, y probablemente me encontraría con el torso en el balcón y el trasero colgando de la ventana. Me vi a mí misma llegando a la estación de policía, esposada, llorando como una criatura, explicando que Skylar es la reencarnación del mal y que se merecía que entrara a su apartamento a hackear todos sus dispositivos electrónicos. Pasaría mis treinta encerrada en una cárcel del condado vestida con un overall naranja que me quedaría terrible, siendo la perra de alguna mujer mayor que yo llena de tatuajes. Me embargó el terror, y cero que me hice un poco de pipí encima mientras saltaba fuera de mi ensoñación y me escondía bajo la cama, hecha un bollo, cerca de la cabecera. Ahí pasé los cincuenta minutos más terroríficos de mi vida.

La escuché entrar riéndose. La seguía una voz masculina archiconocida: el couch. ¿Cómo puede seguir con ella después de lo que le hizo?. No necesitas que te explique lo que se pusieron a hacer. Estaba tan pegada al suelo como era posible, tratando de no hacer ruido al respirar, escuchando los gemidos, los gritos y los gruñidos de los dos, muriéndome de vergüenza. Imagínate soportar cuarenta minutos de eso. Está mal que lo diga, pero creo entender por qué Kate todavía piensa en el couch Tyler; sonaba extremadamente cariñoso y bueno... a juzgar por la cantidad de veces que escuché "despacio" y "cielo santo es enorme", asumo que tiene otras cualidades interesantes... Dios, aún no puedo mirarlo a la cara... y no, ¡no le miro la entrepierna!. Mientras trataba de evadirme yendo a un lugar más feliz y pensando cómo rayos iba a zafarme, escuché que se disparaba la alarma contra incendios del edificio. Hay detectores de humo en cada piso, y si se dispara la alarma, el protocolo indica que todos debemos tratar de salir lo más tranquilos posibles por las escaleras. "Genial" pensé, "voy a morir calcinada entre pelusas, medias sucias y preservativos usados... brillante". Skylar y el couch Tyler se levantaron rápidamente, se vistieron y se fueron alarmados. Tuve un segundo de lucidez, salí de mi escondite a toda prisa, y esperando que nadie me viera, salté al balcón y trepé por la escalera de incendios.

Diario de un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora