Día 18: Victoria, Derrota...

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Red Pandemonium, domingo, 9:40 AM

Amigo diario:

                        Una victoria, una derrota aplastante y OH MY GOD GRACIAS POR ESTA VICTORIA. Ése es el resumen de los días en que no he escrito... hasta anoche. No vas a poder creer lo que sucedió, y tampoco vas a creer que pude meter la pata hasta el fondo de nuevo.

Tienes que saber que ayer jugué mi primer partido en la liga amateur femenina de béisbol. Inclusive mis padre vinieron desde Gainesville a pasar el día y verme jugar. Imagínate esto: es como si supieras tocar el feliz cumpleaños en la flauta, y de un día para el otro te convocaran para tocar con los Rolling Stones; así es para mis padres, pasé de casi inútil a Michael Jordan en veinte días. Están fuera de sí. Lo mismo pasa con Rob, que no puede creer que tanto Patricia como yo hayamos logrado entrar el equipo. "Debe ser para golpear a las rivales si pierden" dijo en cuanto Pat le contó la novedad. El único que ligó un golpe fue él.

Pero si de orgullo hablamos, quien está realmente orgulloso, además de mis padres, es Drew. Desde que le conté, el martes, que el entrenador pensaba ponerme de suplente el sábado se pasó la semana tratando de calmarme, asegurándome que todo iba a estar bien y que podía jugar sin problemas. "Tú no entiendes, nunca he jugado en ningún equipo de nada" comenté aterrada, pero volvió a repetirme lo mismo. El jueves por la noche me esperó hasta que terminé de entrenar para cenar juntos... inclusive preparó algo especial para Cosmo. Este rubio no deja de levantar los estándares. Cuando terminamos, me ubiqué en mi nueva posición favorita para dormirme: sentada sobre sus piernas, frente a él. Acomodamos los almohadones para que se recueste, y yo descanso de lo más cómoda sobre su pecho. Adoro sentir el latido de su corazón mientras me acaricia, y los acordes de su voz. Podría escucharlo todo el día, sin parar. A veces le pregunto sobre cómo maridar las comidas más absurdas para que se entretenga hablando y jugando con mis rulos. 

¿Se nota mucho, verdad?... me vuelve loca. ¿Qué voy a hacer si se da cuenta? Va a querer que formalicemos, todos se van a enterar y lo poco que tenemos se irá al diablo de nuevo. ¿Cómo se supone que retenga a un chico así? Por más que me duela en el alma, debo reconocerlo... no tengo las herramientas para hacerlo. Sé que uno de estos días voy a estar con él, viendo una película o leyendo mientras por dentro me derrito viendo sus pestañas largas, y de pronto van a empezar a flotar corazoncitos en el aire. Me van a salir de las orejas o de entre los rulos; Drew los verá y dejará que sus corazoncitos salgan también y llenen el aire, va a poner su cara de "lo tengo todo bajo control" y me va a decir lo que a esta altura tú y yo sabemos: estamos enamorados y no tiene sentido esconderlo.

Volvamos a la cuestión del béisbol. El sábado por la mañana llegó en un santiamén. Amaneció, y hacía horas que estaba despierta. Dejé la cama y me fui al balcón a desayunar junto con Cosmo. Hacía un calor interesante. El tiempo avanzaba con una velocidad increíble, y de pronto me encontré preparándome para salir con mi bolsito y mi flamante nuevo bate, regalo de Drew. Crucé la puerta decidida, bajé las escaleras con la cabeza en cualquier lado... y no me di cuenta que tenía a Skylar delante hasta que la atropellé.

- ¡Demon! Lo siento... pensé que me verías

La observé a los ojos esperando ver arrepentimiento, o remordimiento; un leve sentimiento de culpa, tristeza, algo. No había nada. Su cara decía una cosa, pero sus ojos eran otra historia. - Disculpa, no te vi. - Avancé intentando que se corriera.

Compuso una mueca compungida y me tomó del brazo. - Espera, D... amiga, tengo que hablar contigo... sé que debes estar enfadada, pero no quiero pagar las culpas por él... ¡se me lanzó encima, Demon! ¿Cómo quieres que lo detenga? ¡Es enorme!

Diario de un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora