Diario de un Demonio

Día 3: Ganchitos

Red Pandemonium, martes, 3:30 AM

Silencioso y simpático diario:

                                                    Debes estar preguntándote por qué estoy levantada tan temprano. No, no perdí la razón, estoy haciendo un poco de tiempo hasta que llegue el momento de ir al aeropuerto. Hoy vuelve a casa el mejor amigo que haya podido desear en la vida: mi perrito Cosmo. Estuvo de vacaciones en la playa con mis padres, ¿puedes creerlo?. De seguro ahora querrá meterse al agua en cada charco, piscina y lago que vea. Ya te contaré más sobre él.

Tal como te decía antes, espero que tengas listo tu café y galletas, porque vamos a estar aquí un rato.

No soy muy afecta a describir personas (tampoco soy buena haciéndolo) pero creo que por esta vez voy a hacer algunas excepciones. Tal vez ya te formaste una idea de cómo se ve Skylar, y espero que hayas acertado. Necesito que sepas cómo luce para que me entiendas luego. Ella es... preciosa. No se me ocurre otra forma de decirlo. Tiene todo ese tema de la "chica sexy y misteriosa" completamente resuelto. Es más alta que yo (creo que alrededor del metro setenta y tres), morena, ojos oscuros de reina egipcia, el cabello lacio y marrón y una boca sexy. Por supuesto, por supuesto: el combo vino con un trasero de tamaño decente que hace juego con unos pechos perfectamente redondos que son suyos, sí, porque los compró. Aún después de todo eso, sigo sin comprender para qué me necesita en el medio. Podría estar con quien quisiera sin que yo tuviera que elegirlo primero... Como sea, aún con todas esas pequeñas ventajas en su apariencia, no se siente segura hablando con Creso. Como ya comentamos, el muchacho es un bombazo nuclear... y además de eso, es muy perspicaz. Necesita una forma de salir con él sin que la cuestión teatral salga a la luz, así que no tuvo mejor idea que sugerirle la posibilidad de ir a un partido de béisbol. Skylar tolera el béisbol, Creso lo ama. Bingo. Ése es su nuevo tema en común.

Lo que no me quedó claro es cómo se vio involucrado el amigo de Creso en todo esto. "Aparentemente" ambos pensaban ir al juego el viernes, y Skylar simplemente se unió a ese plan. ¿Que cómo quedé asociada yo? Bueno, debe haberles comentado que me gusta el béisbol, y ya que jugaban los Braves... me invitaron. Yo no quería ir, creéme, no quería. ¿Quién en su sano juicio iría a ver cómo el muchacho que te interesa se babea por tu amiga? Nadie. Y me negué rotundamente. Tuve que soportar llantos, súplicas, pataleos, enojos, ruegos... y aún no me interesaba. Finalmente el viernes, cuando salía hacia el trabajo, me encontré con Skylar llorando en la escalinata que va hacia la planta inferior. Vivimos en el mismo edificio, ella en el cuarto piso, y yo en el quinto. Me imploró que la ayudara. Estaba montando una escena dramática digna de Hollywood. Tal vez fuera porque estaba de buen humor (los viernes estoy de excelente humor, desayuno panquequitos con mermelada, yumm), la cuestión es que finalmente terminé cediendo. Debía encontrarse con Creso a las siete,  así que le dije que viniera a verme a las cinco, para planear la debacle que se vendría. Me dijo descaradamente: "No tienes que preocuparte por nada, le dije que odiabas el teatro".

Que odiaba el teatro. QUE ODIABA EL TEATRO.

¿De qué rayos voy a hablar? ¿Cómo se supone que la ayude si mete la pata? Me pasé ese día pensando, como seguro piensas tú, que la muy idiota no tiene cerebro. O tal vez sí... y es demasiado inteligente. De cualquier manera, me quedó bien claro que se cavó su propia tumba ese día. Y si se metía en la tumba, iba a tener que arreglárselas para salir sola, y justamente en ese punto necesitaba mi ayuda. Así que, básicamente, iba a salir sola pero con mi ayuda. Sí, es raro, pero ya verás. Me exprimí el cerebro la mañana entera, y luego de almorzar bajo un cedro muy generoso se me ocurrió una idea genial. Si funcionaba, esta sería una de mis maquinaciones demoníacas más brillantes.