El domingo por la mañana el timbre despertó a Joanna. Esta había decidido dormir hasta pasado el mediodía luego de haberse acostado tan tarde la noche anterior, pero la irritante insistencia de quien estuviese en la puerta de su apartamento a las 11 am, no se lo permitió.
Se levantó, se envolvió en su albornoz favorito y se encaminó malhumorada hacia la puerta. La abrió con cara de pocos amigos, pero el semblante le cambió al encontrarse con Alicia al otro lado.
—¡Sorpresa! —exclamó la rubia con una amplia sonrisa.
—¿Alicia?
El abrazo fue inminente. Tenían seis meses sin verse.
—¿Qué haces aquí? Me dijiste que volvías la semana que viene.
—Cancelaron una sesión y pude venir antes —respondió Alicia apartándose para mirarle bien—. Tienes una cara de trasnocho que ni el mejor maquillaje podría quitarte. ¿Dónde estuviste anoche? Cuenta.
La rubia entró al departamento y Joanna la siguió cerrando la puerta detrás.
—En un bar por el cumpleaños de Samuel.
Alicia se volvió de inmediato, como si le hubiesen dicho algo de suma importancia.
—¿Angelo fue?
Joanna resopló mirando a su amiga con aprensión.
—Sí, Angelo también estaba. Sam es su mejor amigo.
—Y tú estás saliendo con él —recalcó la rubia.
—No, no estoy saliendo con Sam, solo somos amigos —aclaró Joanna por enésima vez en lo que iba del mes mientras entraba a la cocina.
—Eso dices tú, ¿pero lo sabe él?
—Sí, lo sabe. Anoche se lo dejé bien en claro frente a sus amigos.
—Ouch... eso debió doler. A veces eres muy dura con los hombres.
Joanna no respondió a dicha acusación.
—¿Quieres café, jugo...?
—Un buen cortado de los que preparas tú —pidió sentándose en una butaca de la isla de la cocina.
—Un cortado en camino...
—Así que Angelo estuvo anoche en la fiesta —retomó Alicia el tema—. ¿Cómo van las cosas con él? No hemos hablado desde la última vez.
Joanna suspiró preparando la cafetera.
—Mejor de lo que me esperaba —respondió.
—¿Y eso significa...?
—No significa nada —aseguró encendiendo su máquina de nescafé para montarse un mocaccino—. Nos desahogamos, aclaramos nuestra situación y estamos intentando llevarnos como amigos.
—Intentando... —recalcó Alicia.
—Sí, intentando... No es fácil cuando nos seguimos sintiendo atraídos el uno por el otro.
La modelo no pudo ocultar su emoción al escuchar aquello.
—¡Lo sabía! Sabía que cuando te reencontraras con él saltarían chispas y volverías a ser la de antes.
Joanna le miró nuevamente con aprensión.
—Gracias...
—Es la verdad. En New York eras otra persona, muchas veces me costaba encontrar a mi mejor amiga debajo de tanta pretensión. Es más, hace un par de semanas no me hubieses recibido con un abrazo, y lo sabes.
ESTÁS LEYENDO
ROSA AZUL
RomanceLa despedida de soltero de Angelo Rossi -uno de los arquitectos del momento en Barcelona- es el último lugar donde este desea estar. Sin ganas de fiesta, ni razones para celebrar la farsa que está viviendo, acude por compromiso sin ánimo de dar expl...