Capítulo 5- La mala suerte me persigue

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Me levanto tarde ya que mi turno empieza hasta las 12 pm, empiezo con mi rutina de todos los días y si se preguntan si estuve pensando en lo que paso ayer, la respuesta es sí, sigo pensando en eso y al parecer hoy me he levantado de buen humor, ya saben por que pero bueno, decido ponerme unos jeans negros ajustados de tiro alto, una blusa blanca con rayas azules y unos zapatos estilo mocasín negros, me maquillo un poco cepillo mi cabello y opto por llevarlo suelto, bajo a desayunar y cuando termino busco mi bolso y las llaves de mi auto, bajo al estacionamiento y pongo en marcha el auto.

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Cuando llego al hospital como a las 11 am y una Marcel muy decaída aparece frente a mi borrando mi sonrisa por completo.

-Hola Mar ¿Qué pasa?- pregunto buscando su mirada.

-Pasa que el imbécil con el que estaba saliendo tiene novia y yo era como su juguete del momento- dice con algo de enfado y tristeza en su voz.

Marcel estaba saliendo con un tipo llamado Eric y este se veía muy cariñoso con ella incluso le dijo que la amaba, pero como es un idiota no le dice que tiene novia, se veía tan tranquilo y con mucho interés hacia mi amiga pero aquí estamos, creo que ahora es algo como su ex, no se muy bien si llegaron a algo mas pero lo importante es que es un idiota, bueno no ¿o sí?

-Que idiota es, lo veía tan interesado en ti que pensé que eran novios- le digo con el ceño fruncido.

-Si fuimos novios, hasta ahora que me confeso todo- dice con los ojos cristalizados, no, no, no, no, no me gusta ver llorar a Marcel.

-¿Lo quieres?- pregunto despacio.

-Lo amo- dice al momento que una rebelde lagrima se escapa de sus ojos, me acerco hasta ella y la abrazo, se que lo necesita aunque no lo diga, por que a veces es muy reservada al hablar de sus sentimientos, estamos un rato más así, hasta que nos separamos.

-Lo siento- dice con los ojos rojos dirigiendo su vista a mi blusa, veo a esa dirección y veo los restos de lágrimas.

-No te preocupes, pero ya no vuelvas a derramar una sola lagrima por ese imbécil- le digo con una ceja enarcada advirtiéndole.

-Créeme no lo hare- me dice limpiando los retos de lagrimas con el dorso de sus manos.

Entramos al hospital y tomamos caminos diferentes, al llegar a mi oficina dejo mis cosas en el escritorio, me pongo mi bata y salgo de mi oficina con dirección a urgencias, hoy me toca atender esa área.

Al llegar veo a una chica con una toalla alrededor de su brazo lleno de sangre, llego rápidamente a donde esta ella, se ve que la herida ha sido grande.

-Buenos días, sígueme por favor, atenderé tu herida- digo rápidamente caminando a uno de los cubículos, la escucho seguir mis pasos.

-Siéntate aquí- le digo señalando la camilla a la vez que busco lo que necesitare, llego hasta ella de nuevo y la encuentro sentada en el lugar indicado.

-Te quitare la toalla- le digo suavemente para calmarla un poco ya que no ha dejado de sollozar, pero asiente con rapidez, empiezo a quitar la toalla y veo la gran herida de cuchillo que tiene en el brazo que abarca la mitad del antebrazo, empiezo a trabajar con su brazo intentando que no le duela demasiado aunque sé que es así, decido empezar a preguntarle que paso.

-¿Cómo fue que te hicieron esta herida?- pregunto suavemente en un intento de calmarla aunque sea un poco.

-M-mi novio me la hi-izo- dice en medio de sollozos, un escalofrió me recorre la espina dorsal al escuchar su respuesta.

-¿Con que la hizo?- pregunto, siguiendo mi trabajo en su brazo.

-C-con un cuchillo de cocina- dice con la voz temblorosa después de intentar calmar su llanto.

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