Capítulo 21- Sentimientos

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Hola <3
He estado subiendo capítulos seguido por que en los próximos tres días, creo. No podré publicar alguno, asuntos personales.

Espero que le guste este capítulo. Si eres sensible solo me queda decirte algo.

Prepara los pañuelos. Risa malvada*

¡Nos vemos!

***
Suspiro frustrada.

Joder. Intento subir mi vestido pero no lo logro.

Después de ejemdecirle a Gabriel que lo quería, pensando que el no me escucharía. Ilusa, Camille. Venimos de vuelta a la casa, iremos a cenar, pues ya se estaba haciendo tarde, el vestido que intento ponerme no me entra, es un vestido rojo carmesí de seda con escote corazón, tirantes y una abertura en el muslo, no es largo al contrario, es corto me llega un poco debajo de la mitad de los muslos.

El vestido no me baja, creo que es por mis caderas, y eso que lo he comprado una talla más que la mía, intento con un poco más de fuerza ¡Al fin! El vestido ya subió, me paso el dorso de la mano por la frente, ese vestido me ha sacado el calor. Me calzo mis tacones del mismo color de mi vestido, son de tacón cuadrado, una cinta se ajusta a mi tobillo, no si esto sea buena idea.

Me arrepiento y me quito todo lo que e había puesto, me pongo unos pantalones de tela negros, una blusa blanca manga larga cuello de tortuga, unos tenis blancos que le dan el toque informal a el atuendo, me coloco dos collares de oro blanco, unos cuantos anillos y unos brazaletes.

No me tardo mucho cambiándome, tomo un bolso negro y salgo de mi habitación, Gabriel sale al mismo tiempo que yo, sus ojos caen rápido sobre mí, una sonrisa adorna su hermoso rostro al verme.

-Te vez hermosa- y ahí es cuando me sonrojo.

-Gracias. Tu tan bien te vez bien- finjo desinterés.

-Claro. ¿Nos vamos?

-Si, claro.

Gabriel lleva puestos unos pantalones de tela negros, una playera beige manga larga fajada, unos tenis blancos y unos cuantos anillos. Empezamos a salir de la villa, tenemos a nuestra disposición una camioneta, pero a nadie le hace daño caminar un poco. Después de unos minutos caminamos por las calles de Santorini, un lugar hermoso. Gabriel me dice que ha investigado de restaurantes aquí, así que vamos con dirección a uno.

Después de unos minutos, ya estamos entrando al restaurante, nos ubican en una mesa, nos traen el menú, pedimos y esperamos a que nos traigan la comida.

-¿Qué te parece el lugar?- pregunta Gabriel rompiendo el silencio.

-Bonito, me gusta su estilo-admito mirando todo a mi alrededor.

El parece pensar algo y sonríe, entrecierro los ojos en su dirección.

-¿Qué pasa?

-Nada- dice sin quitar la sonrisa.

-Bien, lo dejare pasar.

Nos tren la comida minutos después, que por cierto estaba deliciosa. Gabriel tiene buen gusto en elegir restaurantes, no sé cómo lo encontró pero le agradezco que lo haga. Después de cenar nos vamos a un supermercado a comprar cosas necesarias, pues los restaurantes no son malos, pero tampoco queremos comer solo en restaurantes, hay que comer saludable y es porque casi siempre comemos en restaurantes, bueno al menos yo lo hacia cuando trabajaba en el hospital.

Vamos de regreso a casa, las bolsas son pocas no se nos dificulta llevarlas. Llegamos a casa, estoy acomodando las cosas en la cocina, Gabriel tuvo que atender muchas llamadas y mensajes en la cena, en el camino de regreso, en el supermercado, en todas partes. Ahora mismo está al teléfono, al parecer todos están deseándole feliz cumpleaños, sigo ordenando las cosas mientras lo escucho hablar desde la sala.

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