Capítulo 9- Madrugada inolvidable

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Daniel- digo en un susurro moviendo su hombro para que despierte.

-Daniel- digo alzando la voz imitando la anterior acción y el solo murmura algo entre sueños.

-¡Daniel!- grito dándole un golpe en el hombro y el levanta la cabeza de golpe con los ojos bien abiertos.

-¿Qué?- dice frunciendo el ceño.

-Acompáñame a tomar agua, tengo sed y se escucharon algunos ruidos abajo- digo avergonzada, realmente soy muy miedosa para estas cosas.

-¿Me acabas de despertar para que te acompañe a tomar agua? ¿enserio?- dice poniéndome mala cara.

-Soy muy miedosa ¿vale?- confieso para convencerlo de acompañarme.

-Dice la que vive sola- dice hundiendo la cara de nuevo en la almohada.

-Vamos, acompáñame- digo estrechando los ojos y el hace una ¿pataleta? Así es señores Daniel de 27 años acaba de hacer una pataleta como un crio de 7 años, creo que realmente tiene 7 mentales, pero ese no es el punto, el punto es que quiero tomar agua y tengo miedo de bajar sola.

Daniel se levanta somnoliento y camina como zombi de The Walking Dead y también se acaba de dar con la pared por caminar con los ojos cerrados, empiezo a reírme y el solo suelta un quejido de dolor.

-Cállate- dice poniéndome mala cara.

-Es que...tu...tu frente...- digo entre risas, no puedo creer que se ha dado en la frente con la pared, el estómago empieza a dolerme de tanta risa.

Después de calmar mi risa por fin bajamos y al fin estoy tomando el agua que tanto deseaba, Daniel esta acostado en la barra, literalmente, pero los pies le cuelgan porque es muy alto, es de madrugada y no sé qué hacemos aquí pero mi sed me ganó.

Estoy por tomar el resto del agua que queda en mi vaso, pero no lo hago porque escucho un ruido proveniente de la sala, creo que Daniel también lo ha escuchado por que se levanta de golpe.

-¿Qué fue eso?- dice abriendo los ojos como platos.

-Ni idea- digo acercándome a la sala, escucho los pasos de Daniel siguiéndome.

Y cuando entramos a la sala, no puede ser...¡una asquerosa rata de las grandes!

Compartimos una mirada con Daniel al mismo tiempo que pegamos un grito, después corremos a pararnos a los sillones para que no nos alcance la rata ¿por dónde ha entrado? Talvez con el tragante del cuarto de lavado, ese viene desde una alcantarilla, joder si vino de allí, volteo a ver a Daniel que ha pegado un grito y veo la rata en el sillón donde esta.

-QUITAMELA, JODEEEER, QUITALA DE AQUÍ- grita y yo me empiezo a reír a carcajadas, creo que el despertar de Daniel no ha sido nada bueno, primero la pared, después esto, paro de reírme cuando Daniel lanza la rata con dirección al sillón en donde estoy y empiezo a gritar y Daniel solo se ríe disfrutando la escena.

Escuchamos que la puerta del elevador se abre y ambos giramos para ver a esa dirección y este deja a la vista a un agitado Martin con un ¿bate?

-¿Qué está pasando, porque los gritos?- dice y ve a la rata, entonces el corre a subirse al sofá que queda disponible, olvide comentar que Martin es un hombre de 25 años y por eso me imagino que trajo el bate, no se le ocurrió traer nada más.

Empezamos a intentar sacar a la rata, pasa un ahora y media hasta que por fin logramos nuestro objetivo, los tres suspiramos pesadamente mientras nos tiramos a los sofás, Martin tiene mucha confianza en venir aquí porque desde los 19 años vivo aquí, prácticamente somos muy buenos amigos.

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