3. Mejor escondite

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Después de volver a mi casa, avisé a mi hijo y a Juan. Me duché, y me cambié de ropa. Nada más terminar, tocaron a la puerta como si la fueran a tirar abajo.

— ¡Voy! — grito mientras bajo a toda prisa por la escalera.

— ¡Mamá! — se lanza Erick a abrazarme.
Lo aprieto fuerte hacia mí.

— Mi amor  — susurro, mientras sigo abrazándolo.

Me separo de él, y me quedo observando a Juan.

— Pececita, ¿qué pasó? — dice preocupado.

— Charly, ¿te hizo algo? — pregunta Erick.

— No, Charly no me hizo nada — les aclaro.

— ¿Entonces? ¿Te secuestró y te dejo ir como si nada? — pregunta Juan, alterado.
Asiento con la cabeza, no se que decir.

— Mamá, eso no tiene sentido. ¿No hablaron? — me pregunta Erick sorprendido.

— Cálmense, ¿si? — les hago un gesto con la mano. — Charly me secuestró pero no me hizo nada. Me durmió.... y cuando me desperté....no estaba — digo nerviosa. Espero que se lo hayan creído.

— ¿Como así? ¿Y te dejo su carro? — pregunta Erick más confuso que antes.

— Estaba fuera y no se, lo cogi... no sabía que hacer — le digo.

— ¿Y dónde estabas? Tenés que decirle a la policía en donde te tuvo ese maldito perro— dice Juancho.

— No se era una casa suya.... no se — ambos se miran, y después posan sus miradas en mí. No se mentir y me van a descubrir, me pongo muy nerviosa con este tema.

— Vane le dijo a la policía que Charly puede estar en "reflejo" — me cuenta Erick.

— ¿Como así? ¿Qué es eso? — pregunto, haciéndole la desentendida cuando vengo precisamente de ahí.

— Sí, Vane nos dio ese dato hace una hora. Ya tienen que estar por llegar — me dice Juancho, apoyando una mano en mi hombro.

Respiro hondo, y solo se me viene a la mente que lo van a coger. ¡No puede ser! Encima va a pensar que yo lo entregué.

¿Y qué más te da que lo cojan? ¿No es lo que querías?  Me dice mi conciencia.

No quiero que lo cojan. No se por qué pero no quiero. Pero puedo hacer algo para impedirlo.

— ¡Mamá! — me dice Erick chasqueando los dedos para que le haga caso.

— ¿Todo bien? — pregunta Juan preocupado.

— Sí, sí.. Todo bien. Voy al baño, no tardo ¿sí? — me levanto del sillón para ir al baño.

— Acá te esperamos — me dice Juan.

Me meto en el baño rápidamente, y echo el seguro. Saco el teléfono de mi pantalón, que gracias a dios me deje aquí antes de ir al concierto, y marco su teléfono rápidamente, por número privado.

— ¿Aló? — contesta Charly a los pocos segundos.

— Charly — digo.

— Ey, ¿no que te dejara en paz? ¿O es que me echás de menos? — pregunta divertido.

— Mira imbécil — respiro hondo.— Salí de allá — le espeto.

— ¿Ya me entregaste? No me.....

— Que salgas de allá y punto. Yo no te entregué, tú hija se acordó de esa casa y se lo contó a la policía hace una hora. No tardarán en caerte — susurro alterada. Este idiota saca lo peor de mí.

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