Capítulo 20

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Narra Eric

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Narra Eric

Llegamos al hotel y Jessica me mira sonriente mientras termina de colocarse su chaqueta. Ambos reímos y yo bajo del auto para abrir su puerta y darle las llaves al valet parking.

—Gracias —dice mientras acepta mi mano para bajar. Le doy las llaves al chico que se nos acerca y entro con ella, sujetando su mano.

Pude haberla llevado a mi casa, pero no vivo solo y no sé si ella llegue a dormir hoy o no, así que no es una opción.

Entramos a la recepción y de inmediato nos acercamos a la taquilla para pedir una habitación. Jessica me sorprende escondiendo su cabeza en la curvatura de mi cuello cuando ya estamos en el elevador.

—Hueles divino —murmura, haciendo que su aliento, erice esa parte de mi piel.

—Hugo Boss haciendo magia desde los siglos de los siglos —bromeo y ella ríe.

—Pues, ahora me gusta Hugo Boss —admite.

Muerdo mi labio inferior para no decir nada. Las puertas se abren y caminamos tomados de la mano hasta la habitación correspondiente. Una vez adentro, la suelto para quitarme el saco.

—¡Al fin una cama decente, joder! —chilla, lanzándose contra la cama. Río.

—Creí que te gustaba mi cama del reformatorio —comento, deshaciéndome también de la camisa. Se apoya sobre sus codos para verme.

—A comparación de la mía, la tuya era el puto cielo. Pero esto, esto es salido de este planeta —dramatiza.

Aunque puedo entenderla, se ve que Jessica ha tenido lo que ha querido en su vida. No debió ser fácil pasar de dormir en algodón a una mullida cama de un centro correccional.

—¿Vas a contarme en algún momento por qué fuiste a dar ahí? —suelto de pronto, quitando los zapatos con ayuda de mi otro pie, sin tener que agacharme. Suspira y vuelve a tirarse hacia atrás.

—No hoy. Por hoy, solo quiero que me castigues y me folles duro —declara y mi polla vibra.

—¿Por qué debo castigarte? —pregunto y comienzo a caminar hacia la cama, pero su respuesta me hace detener a mitad de camino.

—Porque mañana tendré la polla de otro en lugar de la tuya. Quiero que me castigues por eso —sentencia.

Lo último que quiero es imaginarla siendo follada por otro, joder.

Al ver que no digo nada, se arrodilla sobre la cama y comienza a denudarse, yo ya estoy desvestido, solo me queda el bóxer. Observo su cuerpo a detalle, memorizando lo más que pueda de ella. Aún tiene algunos hematomas de mis dedos en su cintura y veo otro sobre sus pechos.

Ojalá que el maldito ese también las vea.

—No te gusta, ¿cierto? No te gusta que Adam vaya a follarme mañana, ¿verdad? —cuestiona con falsa inocencia.

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