Jessica Rivas es la hija rebelde del Ministro de Justicia de los Estados Unidos.
Justo por su rebeldía es que termina visitando el Centro Correccional de Florida. Con la idea de que su comportamiento mejore... Nada más lejos de la realidad.
Ahí no...
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—Aquí el saludo cordial por parte de toda la producción de CNN. Es un gusto poder tener a la señorita Rivas en nuestro programa, ya que ha sido el protagonista de este desastre político. —Eso es lo primero que dice la periodista apenas avisan que estamos en vivo.
»Señorita Jessica Rivas, la saluda Constanza Villegas. Sé que la pregunta puede sonar algo tonta, pero no está de más. ¿Cómo se encuentra ahora? —Su mirada es firme, pero amigable.
Suspiro y evito mirar a mi alrededor para no verme más nerviosa de lo que ya estoy.
—Buenos días, señorita Constanza. Gracias por la pregunta. La verdad, estoy nerviosa. —Ella sonríe afable.
Su postura es recta y está vestida de punta en blanco. Menos mal y yo también estoy bien vestida, porque sé que esto está corriendo como cadena nacional.
—Y no es para menos, la situación en la que se encuentra es muy difícil y que muchos la señalan como la culpable de todo este conflicto. Pero no podemos juzgar sin antes ver las dos caras de la moneda, así que realizaré algunas preguntas en donde no podemos contar libremente lo que pasó —avisa y yo asiento para que continúe—. Si alguna llega a ser incómoda, está en todo su derecho de quedarse en silencio. ¿Empezamos? —Cuestiona. Me acomodo en mi asiento.
—Sí. Gracias —digo y la mujer mira a la cámara un momento y luego devuelve su mirada a mí.
—¿Cómo nació entre el candidato a Senador y usted, esta relación? —Suelta la primera pregunta. Suspiro—. Partimos desde aquí ya que el conflicto se originó por la cena que compartieron. —Asiento, entendiendo a la perfección.
Me debato entre ser sincera y contar de una buena vez toda la verdad o si hacer lo que aconsejó Aurora. Al final, termino eligiendo, espero que no para mal.
—La verdad, señorita Constanza, es que mi relación con Adam va más allá de lo que todos creen. Nos conocimos hace años, como ya saben, pero nuestra relación comenzó hace dos años y varios meses —confieso.
Muerdo el lado interno de mi mejilla ante la ovación que se escucha de la parte del personal de grabación.
—Lo mantuvimos en secreto todo este tiempo por la diferencia de edad, por supuesto. Además de que Adam es una figura muy pública y siempre quiso mantenerme alejada de este mundo.
—Esto ha dejado perplejo a más de uno, me incluyo en eso —admite. Asiento y bebo del vaso de agua que tengo frente a mí en la pequeña mesa ratonera—. Su padre, el Ministro de Justicia, ¿sabía sobre su relación con un hombre que le lleva diez años? ¿Qué opina al respecto? —Dejo el vaso en su lugar antes de responder.
—Puedo imaginar su sorpresa —reconozco y ella me regala una sonrisa tranquila—. Con respecto a su pregunta, no. Ni mi padre ni el presidente o cualquier otra persona cercana a nosotros, sabía sobre nuestra relación secreta. Mi padre y el presidente se han enterado el mismo día que Adam y yo decidimos, por fin, ser una pareja real y salimos a esa cena —confieso.
