19.

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Capítulo diecinueve

Jeanine hizo todo lo posible para empujar a Lara a la parte de atrás de su mente, pero su recuerdo se negó a ser dejado de lado. Era otro de sus juegos mentales, dejando a Jeanine con preguntas y sin respuestas. Si acabara de decir adiós como las demás, podría haber seguido adelante con su vida, pero a Lara le gustaba el control, y hasta que el diecisiete de diciembre pasara, sabía que estaría atascada preguntándose, incapaz de avanzar. Pasaron dos meses, y se acercó el plazo de la promesa de Lara. Jeanine odiaba la parte traidora de su corazón que se atrevía a tener esperanza.

Se quedó mirando su computadora portátil, el estudio escrito listo para entregar, pero no pudo enviarlo. Sabía que estaba destinado a ser rechazado, no a ser impreso en el diario psicológico como había esperado, sino enterrado en una pila de rechazos. Jeanine suspiró, luego bajó la tapa. No podía soportar la carta de rechazo, y optó por mantener sus descubrimientos para sí misma un poco más. Se metió en la cama, tiró del edredón hasta la barbilla y cerró los ojos.

Jeanine fue sacada de su sueño, no por las afiladas garras de Marte, sino por su teléfono sonando repetidamente. Gimió, se pasó una mano por la cara y luego alcanzó el teléfono.

—¿Qué?

—Necesitas poner las noticias en este momento.

No había hablado con Cleo en semanas, demasiada temerosa de que ella mencionara a Lara y ella haría algo tan embarazoso como rogar por saber cómo estaba, o Dios no lo permita, llorar.

Jeanine se frotó el sueño de los ojos, luego miró su reloj.

—Son las tres de la mañana.

—Sólo enciende la maldita televisión.

—Bien, bien, —dijo. Luego palmeó el espacio a su lado en la cama para el control remoto.

—Date prisa-

—Me estoy apresurando, aquí vamos.

Jeanine se acomodó en la cama y presionó el botón rojo del control remoto. La televisión tardó unos segundos en cobrar vida, y luego ella estaba parpadeando por la pantalla brillante.

—Las noticias, —dijo Cleo.

—Está bien, está bien, estoy en eso.

El canal cambió y toda la somnolencia desapareció de Jeanine cuando vio la cara de Lara.

—¿Está bien? —Jadeó.

—Lara está bien. Lee el titular en la parte inferior.

Jeanine apartó los ojos de la foto de Lara y frunció el ceño ante el estandarte rojo que se deslizaba por la pantalla.

—¿Ella no es una asesina?

—Danny Jenkins, Stan Malone y Sherry Benson están todos vivos.

Jeanine se agarró la cabeza y cerró los ojos.

—Todavía debo estar dormida.

—No estás dormida. Lara Black no ha matado a nadie.

—Pero la sangre en la escena. El dedo de Danny, el pelo de Sherry Benson.

—Ellos lo arreglaron todo. Lo han admitido. Algunos planean fingir sus muertes y comenzar de nuevo en algún lugar nuevo.

—¿Por qué...por qué Lara estaría de acuerdo con eso?

—Esa es la cosa. Está diciendo que no recuerda nada de esa noche. Se despertó rodeada de sangre, todas las pruebas apuntaban a ella, y aceptó la acusación con poca resistencia.

La PsicópataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora